El Real Madrid toma medidas por 'El nuevo Messi' y ruega a las familias de los canteranos que cuiden sus vídeos en redes

"El nuevo Messi". "Mbappé y luego este chico". "Es increíble, cómo regatea". "El siguiente crack del Real Madrid". Estas semanas las redes sociales se inundaron de vídeos de un chico de 9 años, que no paraba de lanzar regates, amagos con su pierna zurda, remates cruzados y golazos por la escuadra.

Se trata de David Sánchez (2014). Un jugador del Benjamín A del Real Madrid al que ya ha descubierto Twitter, gracias a los vídeos que circulan sobre sus partidos en La Fábrica. David, con el dorsal número '16' a la espalda y un físico menudo, como el de cualquier niño de 9 años, maravilla a la afición merengue con su llamativa calidad para tan corta edad.

El revuelo ha sido tal en redes sociales que el Real Madrid ha decidido tomar medidas al respecto. Su jugador del Benjamín A tan sólo es un niño, y con las publicaciones que se han ido compartiendo estos días le vestían ya como una futura estrella mundial, con los riesgos que ello conlleva.

Presión, expectativas, ilusiones alejadas de la realidad… todo ello en la vida de un chico de 9 años. Por esta razón, el club blanco se ha puesto manos a la obra para que la situación no pase a mayores. Desde su departamento de comunicación, dedicado a la cantera, le han pedido a las familias de sus futbolistas que tengan cuidado a la hora de compartir vídeos a redes sociales sobre los partidos de sus hijos.

Una orientación que pretende proteger a sus chicos, el gran tesoro del Real Madrid, y evitar consecuencias negativas en la salud mental y el desarrollo de sus jugadores. Los padres graban a sus hijos en los partidos en Valdebebas, para guardar estos momentos como recuerdos de su etapa en la cantera blanca. Y desde el club merengue les alertan de los peligros de colgarlos a redes sociales.

El caso de David Sánchez, fichado de las categorías inferiores del Elche, el último ejemplo del foco de la cantera del Real Madrid. Ser una estrella en La Fábrica supone lidiar con la presión y unas expectativas muy altas, que te persiguen, como le ha pasado a futbolistas como David de la Víbora.