OPINIÓN

La orquesta de Pellegrini, la batuta de Isco

Isco Alarcón celebra su gol ante el Girona./EP
Isco Alarcón celebra su gol ante el Girona. EP

La orquesta de Manuel Pellegrini ya ensaya sinfonías europeas. Bajo la batuta de Isco Alarcón, a quien se le disculpa hasta ese error que casi cuesta el gol de Asprilla. Templando los ánimos y acelerando cuando se necesita. El malagueño marcó los tiempos de este Betis que arrolló al Girona en 45 minutos. Con socios cualificados como Fornals, Johnny Cardoso o Antony, más el compromiso del resto, los verdiblancos fueron una apisonadora en Montilivi, donde se disputó el partido completo como exige el reglamento, pero que sólo sirvió para que Stuani sumase un gol a su casillero histórico.

Este Betis hace tiempo que activó el modo avión. Pero no para desconectarse temporalmente, sino para salir disparado como un cohete. Un equipo intenso, con las ideas claras y un apetito voraz. El Girona, que se jugaba la vida, quedó liquidado en el primer acto. Presentación, nudo y desenlace en 45 minutos. Con una exhibición de pegada para aniquilar a un rival lleno de dudas y que no despertó ni siquiera con los cambios que fue intentando Míchel.

Este Betis quiere soñar a lo grande. Si la clasificación europea la dejó casi sellada a falta de seis jornadas, el brillo de la Champions requería de un golpe en la mesa. Levantarse de esa dolorosa derrota ante el Villarreal, su rival directo para ponerse el parche de las estrellas, a las primeras de cambio. Ni las lesiones, con Diego Llorente homenajeado por sus compañeros y Marc Roca esperando, frenaron a un equipo que se ha lanzado a hacer historia. En la Conference League, con esa vibrante semifinal ante la Fiorentina. Y en LaLiga en esa pelea por colarse en la Liga de Campeones, un desafío que ha elevado la ambición del grupo.

La sonrisa de Pellegrini en la previa de DAZN ya dejaba entrever lo que sucedería después. Cuando el chileno esboza su estado de ánimo es que siente que el vestuario ha hecho suyo ese mensaje de crecimiento. Ni seis minutos tardó su equipo en responder a la confianza del técnico, con ese testarazo de Johnny. Luego llegaría los contragolpes perfectos para sentenciar el duelo. De Perraud a Antony, de Abde a Isco. Dos centros y dos remates perfectos. Un 0-3 en 42 minutos para que la felicidad invadiera a esa fiel infantería bética en la novena provincia.

Los gestos de Isco acompañaron al entrenador. En el día de su cumpleaños, el malagueño quería ser protagonista. Un córner perfecto para abrir el marcador; un testarazo para hacer el tercer tanto bético. Una hora de fútbol para marcharse al banquillo a reponer energías. Y a aplicarse hielo sobre esa zona en la que recibió multitud de golpes. Abrazo a Antony cuando también le llegó al brasileño el turno del descanso. Una sociedad que ha disparado al equipo bético. Un dúo que interpreta a la perfección esa partitura de Pellegrini con la melodía de las competiciones europeas.