El día que una oveja negra se cagó en el vestuario del Barça
En 2008, con la etapa de Rijkaard, la plantilla le gastó una broma a Edmilson en la que colaboraron Puyol y Alejandro Echevarría.

"Pues se habrán reído mucho, pero ahora nos toca a nosotras limpiar la mierda, ¿no?", se escuchó a Rita, una de las señoras encargadas de limpiar la zona de vestuarios del Camp Nou, como publicó en su día Felip Vivanco en La Vanguardia.
La historia del día que una oveja se cagó en los vestuarios del Barça empieza con unas declaraciones de Edmilson a TV3. "Creo que hay mucha gente buena en el mundo, pero hay mucha gente mala. En el vestuario también hay mucha gente buena, pero hay gente que no quiere nada. El mundo está así, no es sólo el vestuario. Entonces, nosotros, dentro de nuestro grupo, de 23 ó 25 jugadores más los entrenadores, formamos una familia. Y muchas veces tenemos en una familia una oveja negra. Tienes gente que piensa distinto, y gente que tiene gusto".
Eran tiempos convulsos en el vestuario azulgrana. A algunos futbolistas se los veía más en Bikini, una discoteca muy popular en la época, que en los entrenamientos. Y el mediocentro brasileño no se cortó: "El mundo en el que vivimos nosotros es un poco distinto, porque el dinero, el éxito, la fama, las mujeres, las cosas fáciles... hacen que a veces los verdaderos valores se vayan apartando de su vida. A veces nosotros dejamos nuestra profesión en segundo plano. Siempre: 'Voy a entrenar rápido porque tengo una reunión de algo', 'voy a entrenar rápido porque tengo que viajar para hacer una publicidad...".
Edmilson tuvo que hablar con Ronaldinho para darle explicaciones. "¿Tienes la conciencia tranquila?", le preguntó Ronie, que ni se había enterado. Ronie explicó después que había utilizado el símil porque leyó en un anuncio del campo lo de la oveja negra. El anuncio era de un bar muy conocido del centro de Barcelona. Tiempo después, en una entrevista concedida al Mundo Deportivo, reconoció que probablemente se había equivocado en el término, pero no en el mensaje porque veía el vestuario distraído y pensaba que quedaban objetivos por conseguir.
Jose Edmilson Gomes de Moraes llegó procedente del Olympique de Lyon la temporada 2004 y dejó el equipo al final de la campaña 2007-08 para jugar en el Villarreal. Ganó dos Ligas, dos Supercopas, y una Champions. También jugó en el Zaragoza. Con Brasil fue internacional 35 veces y ganó el Mundial de Corea y Japón.
El día que un 'amigo invisible' desató la locura en el vestuario
El viernes 11 de enero del año 2008 Edmilson estaba lesionado. En Italia se produjo una huelga de los trabajadores del metal; la Comisión Económica Europea se reunía con los ganaderos del mercado lácteo para reformar la política agraria; falleció Pepín Bello, el último poeta vivo de la Generación del 27; en A Coruña se pegaron en el vestuario los porteros del Deportivo, Aouate y Munua; y Frank Rijkaard, entrenador del Barça, compareció en rueda de prensa la víspera del partido contra el Real Murcia. Estaban de baja Jorquera, que se había partido la rodilla en San Mamés jugando contra Euskadi con Catalunya, Oleguer, Deco, Ronaldinho y el propio Edmilson, lesionado en el partido de Copa que el Barcelona había disputado contra el Sevilla dos días antes en el Camp Nou y que había empatado a cero.
Con Yaya Touré en la Copa África, la lista de convocados la completaron Valdés, Oier, Puyol, Márquez, Thuram, Milito, Zambrotta, Abidal, Sylvinho, reaparecía Xavi, Iniesta, Gudjohnsen, Ezquerro, Henry, Eto'o, Bojan y Giovani. Aquella fue la última temporada de Rijkaard, un equipo que se deshizo como un azucarillo en un vaso de absenta; el año del amor, le llamaron. Quedó tercero en la Liga, fue eliminado en semifinales de la Copa por el Valencia de Koeman, que acabó siendo campeón, y por el United también en semifinales de Champions. Los de Manchester le ganaron la final por penaltis al Chelsea y reinaron en Europa.
El entorno del equipo hervía. El presidente Laporta y Txiki Begiristain, director deportivo, estaban ciertamente preocupados por la situación. Rijkaard defendía a los suyos y ese día le tocó dar la cara por Deco y Ronaldinho. El técnico holandés explicó que Deco, después de dos semanas de baja, había perdido el 50% de fuerza de la pierna izquierda y que tampoco sabía cuándo reaparecería Ronaldinho, afectado de una tendinitis rotuliana. También tuvo que responder a una pregunta sobre los rumores que advertían de que algunos compañeros se mofaban de sus lesiones: "He hablado con los jugadores. Hablar de compañeros con gente de fuera no está bien y puede dañar. Tenemos que demostrar unidad y puede dañar".
Tal era el panorama ese día, el Día Internacional del Agradecimiento, Día de San Higinio, día que en el vestuario la plantilla celebró el Día del Amigo Invisible, una vieja tradición impulsada en tiempos por los míticos masajistas -entonces aún no se llamaban fisioterapeutas- Ángel Mur y Jaume Langa, en épocas de Terry Venables. El relevo lo tomaron los utileros Txema Corbella, José Antonio Ibarz y Gabri Galán. El ritual siempre fue el mismo. Por Navidad, los jugadores ponían un "bote" y con ese dinero los utileros se iban de compras. Por ejemplo, un año a Anderson le regalaron un juego de pistolas, por eso de que le llamaban el pistolero; a Rafa Márquez un CD de Alejandro Sanz, excompañero de la que entonces era su pareja; y a Xavi un champú, por el sobrenombre de pelopo. "Se trataba de hacer una risas, picar algo", explica uno de los jugadores de aquel equipo. Y el año que apareció el ovino, risas hubo. Vaya que sí. Menos a Rita y su compañera, que no les hizo ninguna risa.
Puyol la trajo de una granja y ella estaba muerta de miedo
La oveja la fue a buscar Carles Puyol a una granja propiedad de Alejandro Echevarria, el cuñado del presidente Laporta. Echevarria era una suerte de conseguidor para los futbolistas y el responsable de seguridad en la directiva, en la que entró el 25 de agosto del 2004 y la tuvo que abandonar en octubre del 2005 "en un acto de dignidad", según dijo entonces Laporta, cuando se demostró que era patrono de la Fundación Francisco Franco. Hoy trabaja para el club sin cargo y sin retribución, pero a destajo. Echevarría también era consciente de que el vestuario necesitaba un golpe de risa, porque mantenía mucho contacto con el equipo y la directiva, y colaboró con Puyol en la operación oveja negra, tan solícito como siempre. Tenía y tiene una especial relación con el de La Pobla, tanto que el eterno capitán azulgrana le invitó a vivir unos días en Sudáfrica durante el Mundial que ganó España, sólo por el placer de tenerle a su lado.
Puyol bajó el bicho al vestuario en una caja de cartón y durante el entrenamiento estuvo guardada en la sala de material hasta que empezó la entrega de regalos. Evidentemente, al ver entrar el animalito en el vestuario, la plantilla explotó en risas, incluido Edmilson, que lógicamente se fue del campo sin la oveja, pero alguien –todos señalan a Echevarria,- dobló la apuesta y si el regalo era suyo, decidió mandársela a su casa por la tarde. Edmilson, que estaba en el Camp Nou, en tratamiento, recibió llamada de su mujer: "Me llamó asustada y me dijo que habían una oveja en el jardín". Cuando volvió comprobó que efectivamente ahí estaba la oveja. Según recordó tiempo después, "casi se muere de frío aquella noche, la pobre. Al día siguiente se la llevaron". Otra vez, intervino Echevarría.
Indudablemente aquella mañana del Amigo Invisible fue inolvidable, porque no se había visto nunca a una oveja corriendo por los pasillos de la zona de vestuarios, que quedaron llenos de cacas y orines. "El pobre bicho estaba muerto de miedo, normal que se cagara y se meara por los rincones", recuerdan testigos de los hechos casi veinte años después.
Gràcies per tot, Geri. Estic en shock. S’ha sigut molt injust amb tu, pocs han defensat la samarreta del Barça com tu ho has fet. Sempre podré explicar que vaig jugar al teu costat, un privilegi. T’estimo amic.❤️ pic.twitter.com/MweMaUnaXD
— Carles Puyol (@Carles5puyol) November 3, 2022
Rita y su compañera, dale que dale al mocho, dejaron el vestuario como una patena. Como siempre.
La oveja, por cierto, era blanca, pero tenía la cabeza negra. Que se sepa, no tenía nombre y nadie sabe qué fue de ella, de la oveja de Edmilson.