Oyarzabal y Sergio Gómez fulminan al Valladolid

Decía Imanol Alguacil en la previa que ojalá Oyarzabal marcara siempre con la Real. El entrenador txuri-urdin hacía referencia al doblete anotado por el capitán realista con La Selección que le valió una clasificación a la Final Four de la Nations. De fondo estaba la falta de chispa de Mikel, que no marcaba de jugada con su equipo desde mediados de enero. Esta vez le hizo falta sólo una ocasión para que se abrieran las aguas.

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El Valladolid saltó al Reale Arena con la energía de quien aún se cree muy vivo y lo plasmó en un arranque superior a los locales. Iván Sánchez, hoy titular en banda derecha, desbordó una y otra vez a un Javi López aturdido y sólo rescatado por las manos de Remiro. El portero salvó en dos ocasiones a la Real en los primeros veinte minutos, primero desviando un balón que acabó rematando mal Raúl Moro y luego blocando un disparo seco al primer palo.

El equipo de Imanol dominaba pero todas las ocasiones eran de los pucelanos, una película que ya han visto en múltiples ocasiones los aficionados txuri-urdin, hasta que apareció Oyarzabal. Pablo Marín sorprendió al Pucela cayendo a banda y centrando y cuando David Torres parecía tener controlado el envío un resbalón lo dejó fuera de combate. La pelota le llegó a Oyarzabal en el corazón del área y al capitán le bastó con un remate mordido para adelantar a los locales.

El gol puso sobre ruedas la primera parte para la Real que se dedicó a mover el balón y desgastar a un Valladolid que cambió la presión de los primeros minutos por un repliegue estático que lo mantenía muy lejos de la portería de Remiro. Sólo una aparición de Traoré tras un toma y dame con Zubimendi, que acabó con el de Mali disparando desviado, agitó el resto del primer acto.

Take Kubo desquició a Aznou en los primeros minutos de la reanudación y hasta reclamó un penalti por agarrón del lateral, pero ni Cordero Vega desde el campo ni Iglesias Villanueva desde el VAR le dieron la razón al japonés. Elustondo frenó el corazón a los aficionados txuri-urdin poco antes de la hora de partido cuando falló en el despeje de un centro de Raúl Moro y estuvo a punto de marcar en propia, pero ni en esas tuvo fortuna el Valladolid.

Los de Álvaro Rubio parecían encontrar la fórmula con centros laterales que ponían en apuros a la defensa realista por la diferencia de estatura pero el balón parado lo acabó condenando pasada la hora de encuentro. Sergio Gómez lanzó un libre directo desde el lateral del área y la trayectoria del balón confundió a Arnau Rafús. Olasagasti y Elustondo se lanzaron en plancha para intentar rematar el centro chut del ex del City y acabaron engañando al portero del Valladolid, que vio como el balón se paseó por toda el área pequeña antes de colarse en el segundo palo.

El mazazo fue demasiado para un Valladolid que no lucía como un equipo muerto en cuanto a juego se refiere, pero que encaja casi en cada acción en la que el rival se planta dentro del su área. Los cambios animaron el final del encuentro y ya en el añadido Latasa conectó un gran centro de Machís para recortar distancias. El tanto del delantero, el tercero al hilo, sólo sirvió para empañar la victoria de la Real en un final donde sufrió más de la cuenta.

El Valladolid cada día que pasa se acerca más a la guillotina definitiva del descenso a Segunda División, aunque el equipo siga compitiendo en cada campo. La dinámica se ha llevado por delante al Pucela y así lo evidenció el Reale Arena. La Real, tantas veces castigada por la falta de efectividad, hoy vivió la otra cara de la moneda y relanzó su carrera hacia Europa.