OPINIÓN

Del papelito al papelón: este Sevilla aún está en planta

El argentino Lamela se lamenta en un momento del partido ante el Barcelona./Reuters
El argentino Lamela se lamenta en un momento del partido ante el Barcelona. Reuters

El Sevilla de Jorge Sampaoli se topó en el Camp Nou con su dura realidad. Si las últimas victorias habían generado cierta ilusión, el Barcelona se encargó de fulminarlas sin apenas oposición. Tampoco ayudó el planteamiento del entrenador argentino. Ni antes ni después del papelito a Joan Jordán. Más bien fue un papelón. Un Sevilla encerrado en campo propio, sin capacidad para buscar asociaciones e inquietar a Ter Stegen. Un enfermo que ha abandonado la UVI pero que todavía sigue en planta y necesitando cuidados para no recaer.

"Tenemos que ser más valientes. Esperar tanto a un equipo como el Barcelona, tarde o temprano te encuentra", sentenció el capitán Ivan Rakitic. Un diagnóstico demoledor nada más acabar el partido. Una frase que encierra mucho más que una resignación al poderío del líder. El Sevilla quiso cambiar de piel en el escenario menos adecuado. La lección defensiva de Sampaoli se quedó en la pizarra. O al menos sin una segunda parte que permitiera generar algo de fútbol. Así lo sintió el espectador y también los futbolistas.

El mes de enero, pese al tropiezo ante el Girona o la eliminación copera ante Osasuna, había ofrecido sensaciones positivas para el Sevilla. Incluso en la conferencia de prensa de Sampaoli se escuchó la palabra Europa, aunque no partiera del entrenador. Lejos queda esa alternativa vía Liga, pero mucho más cerca se queda de nuevo el descenso. Dos peldaños por encima se encuentra este Sevilla, que recibirá la próxima jornada al Mallorca con la obligación de espantar fantasmas antes de retomar la Europa League.

Desconcertó el planteamiento de Sampaoli, no tanto por esperar al Barcelona muy cerca del área propia como por su incapacidad para salir con la pelota. También por los extraños cambios que introdujo el argentino, que fue descabezando al equipo hasta desordenarlo por completo en su intento de revertir el rumbo del partido. La imagen de Joan Jordan leyendo el folio en medio del partido exhibió esa confusión. El 1-0 había sido el golpe definitivo.

No le quedará otra a Sampaoli que pasar página. Dejar atrás el borrón del Camp Nou y pensar en objetivos más cercanos. Este Sevilla aún debe mejorar su base antes de afrontar retos superiores como el de superar al líder. El desencanto por la paupérrima imagen debe durar lo justo. No hay tiempo para lamentaciones y el futuro del Sevilla pasa por Nervión como vía para salir de una vez del hospital.