'Paquete' Higuera se atrevió a explicarle al Santiago Bernabéu lo que era un gol y a decirle no al Barça de Cruyff: "Rompí el contrato"
Delantero de culto en Mallorca y sobre todo en Zaragoza, su fútbol de virguero de calle, intuitivo, veloz y genial enamoraba a la grada y a los entrenadores: en 1994 se quedó compuesto y sin Mundial.

Hace unos días Borja Iglesias le marcó tres goles al Barcelona en el Camp Nou y pronto la gente de los números se acordó de Manolo Peña (tres tantos en el estadio azulgrana en Liga en 1987 con el Valladolid); y de Paquete Higuera (otro triplete, con el Real Zaragoza, en la vuelta de la Supercopa de 1994). Curiosamente, ambos fueron compañeros en La Romareda entre 1990 y 1993. Y también el propio Borja, hoy futbolista del Celta, jugó cedido en Zaragoza en la temporada 2017/18.
Cualquier excusa es buena para recordar a Paco Higuera (Escurial, Cáceres, 1965): uno de esos nombres a los que, como él mismo dice, el universo del fútbol jamás consideró un crack. Y, sin embargo, cualquier revisión de sus días en el Zaragoza encuentra a un futbolista soberbio, ensombrecido por esa ausencia de énfasis que en los años 80 y 90 rodeaba a muchos jugadores formidables. Delantero de intuiciones brillantes, dotado con un arsenal de destrezas, Paco sólo fue Paquete por diminutivo de su nombre de pila. No fue un goleador serial, pero sí un goleador genial: "Y les daba muchos a los demás: no como Miguel Pardeza, que nunca me la pasaba", anota con una carcajada sobre su pareja de baile preferida (más de 230 partidos juntos).
Nacido en Extremadura, criado para el fútbol y la vida en Mallorca, consagrado en Zaragoza. ¿Puede resumir ese triángulo?
Nací en Cáceres, pero mi padre se marchó a trabajar a Mallorca y desde los ocho años estuve allí. Y fue en las inferiores del Mallorca donde comencé a jugar al fútbol, pasando por todas las categorías hasta que ascendí al primer equipo. Debuté con 17 años y estuve seis temporadas allí, antes de marcharme al Real Zaragoza en 1988.

Este año debutó Marc Domenech con el Mallorca con 17 años, pero Paquete Higuera fue ya en su momento un ejemplo de precocidad.
Entré en el club en edad benjamín y pasé por todas las edades: alevines, infantiles, el juvenil... He sido el único futbolista formado en la cantera del Mallorca que haya pasado por todas las categorías inferiores antes de debutar con el primer equipo: jugué mi primer partido en el Vicente Calderón contra el Atlético.
Aquel Mallorca tenía futbolistas con muchísimo carácter. ¿Esa precocidad y el entorno contribuyeron al carácter que Higuera siempre tuvo en el campo de fútbol?
Imagínate, entré con 17 años en el vestuario de un Mallorca en el que estaban yo qué sé... Paco Martínez, Kustudic, Rolando Barrera, Tirapu, Zuviría, Andrés Sabido. Jugadores que tenían ya 28, 29 o 30 años, y algunos habían pasado ya por grandes equipos. Tú llegas ahí con 17 años y te forjas sí o sí. Si quieres mantenerte en ese entorno, no hay otra opción. Puedes llegar ahí y que te den una oportunidad pero, luego, mantenerte domingo a domingo y jugar con gente tan experimentada... eso cuesta mucho. Sobre todo en aquella época: en el fútbol no hay nada fácil, pero en esos tiempos era mucho más difícil.
"Jugué en todas las categorías inferiores del Mallorca hasta debutar en el primer equipo con 17 años: entré en un vestuario con gente como Tirapu, Zuviría, Sabido, Rolando Barrera... Ahí llegas con esa edad y te curtes sí o sí"
Ex futbolistaEn alguna ocasión ha nombrado a Rolando Barrera como uno de los jugadores que le marcó en ese momento. ¿Qué le impactaba?
Su forma de jugar. Cuando Rolo llegó al Mallorca ya teníamos buenos futbolistas. Pero él era zurdo, había sido Campeón del Mundo juvenil en Japón con Maradona y Ramón Díaz, los tres juntos arriba, y era un jugador diferente. Era ese tipo de futbolista que hacía cosas distintas y en el que te podías fijar, como en Maradona o Ramón Díaz. La forma de pegarle a la pelota, como tiraba las faltas, todo. Aún vive en Mallorca, seguimos siendo muy amigos y nos vemos con frecuencia.
A dalt: Bernal, Luis García, Izquierdo, Chano, García Jiménez i Ezaki Badou
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A baix: Miquel Àngel Nadal, Hassan Fadil, "Paquete" Higuera, Antonio Orejuela i Álvaro Cervera #RCDMallorca ❤️🖤 pic.twitter.com/MttEPwJSXV
Si uno revisa los goles y jugadas de Paco Higuera intuye ahí a ese tipo de futbolista que ahora parece perdido: el que se hizo en la calle.
Todo aquello lo aprendí jugando en la calle, es así. Y después, como te decía antes, entrar en un vestuario como el del Mallorca, tan joven, te obliga a forjar un carácter. Cuando llegué al Zaragoza me encontré con futbolistas de mucha personalidad, gente como Alfonso Fraile, Juan Señor... Y era un vestuario un poco complicado, porque se habían formado varios grupos ahí dentro y tal. Pero a mí eso no me impresionó nada: ya venía de un vestuario duro y, aunque tenía 22 o 23 años, me adapté perfectamente a aquello. Llegué muy curtido y tenía ya experiencia en Primera División.
Rompía al espacio, desbordaba por velocidad, finalizaba con destreza, tiraba faltas y hasta las metía de cabeza. ¿Cómo etiquetarlo? ¿Higuera fue un punta, un media punta, un falso nueve o un extremo?
En el Mallorca siempre jugaba desde las categorías inferiores como media punta. Pero por mis condiciones, por la velocidad, porque sabía desmarcarme, podía jugar en punta, actuar en la banda, bajar hacia el medio campo... En ese aspecto era un jugador bastante completo, que hacía más o menos diez o doce goles por año, que sabía fabricarme los goles por mi cuenta, pero que además combinaba con el compañero para que otros también los hicieran. Creo que el año que más metí en el Zaragoza serían trece o catorce, pero también sumaba muchas asistencias.
Debutó en el Mallorca con Koldo Aguirre, pero después Lucien Muller se lo quiso llevar a Francia. Eso de seducir a los entrenadores iba a ser una constante en su carrera.
Yo no era un futbolista que por el nombre tuviera la consideración de un crack ni nada parecido. Pero luego, cuando los entrenadores me conocían, entiendo que veían el potencial que podía tener. No es lo mismo ver a un futbolista en otro equipo que tenerlo en el tuyo trabajando en el día a día y viendo lo que te puede dar. El año que yo me fui al Zaragoza, Lucien Muller se iba al Mónaco. Negocié con el Zaragoza en Barcelona, en el Hotel Princesa Sofía, y estaban también ahí detrás el Valencia y el Espanyol. Pero Zaragoza me gustaba más, por la forma de jugar del equipo. Y eso que, como rivales, Mallorca y Zaragoza habíamos tenido unas peleas tremendas, me había enfrentado a esos jugadores a los que luego tuve de compañeros: Fraile, Juanito... ufff. Pero me llamaba la atención Zaragoza: para mi fútbol creo que encajaba mucho.
¿Cuánto influyó Paco Santamaría, el que fuera defensa de 'Los Magníficos', en aquella decisión?
Si me decidí por Zaragoza fue por el empeño de Paco Santamaría. Tuve que esperar bastante porque él estaba en Bulgaria negociando también el fichaje de Nasko Sirakov por el Zaragoza. Yo le decía: "A ver si se va a fastidiar esto". Y él, que no: "No te preocupes, que tú eres jugador del Zaragoza". Y así fue. Todo resultó fácil, Paco siempre ha sido gente de fútbol. Muy amigo mío, es un placer siempre hablar con él.
"¡ESTO ES UN GOL, OSTIA!" le gritaba "Paquete" Higuera a la grada del Bernabéu.
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Paco Buyo todavía anda buscando es esférico.
¿Te acordabas de este #golazo?#GolazosProyectoLeones pic.twitter.com/740yKYTTob
Llegó en 1988 a un Zaragoza dirigido por Radomir Antic. ¿Cómo era Antic en el vestuario?
Radomir, que en paz descanse, tenía un carácter muy fuerte. A los futbolistas nos hablaba muy directamente, si no le gustaba una cosa te lo decía a la cara y de frente. No es que te hiciese la cruz, pero te miraba y te hacía saber lo que no le parecía bien. Luego el cabreo, la verdad, le duraba bastante hasta que se le pasaba. A mí me quería y me quiso muchísimo, me adoraba... Fíjate que esa temporada se lesionó Nasko Sirakov nada más fichar y después se lesionó también Miguel Pardeza. Y Radomir y yo estuvimos hablando para ver de qué jugaba: me puso de nueve, porque no teníamos más, y salió bien. A la altura de diciembre ese año llevaba ya media docena de goles. Pero el 8 de diciembre me rompí la rodilla también y eso me cortó mucho la primera temporada en Zaragoza. Recuperé muy bien y al año siguiente ya pude volver a jugar, pero fue complicado.
Ha nombrado a Sirakov, que ya nunca fue el mismo tras su lesión. ¿Temió en ese momento que le pasara algo similar?
Nasko tuvo muy mala suerte, en Zaragoza nunca pudo demostrar el jugador que era. Cuando llegó y lo vi entrenar los primeros días me quedé asombrado de la calidad que tenía. Yo con mi lesión me asusté un poco, porque era la misma: nos rompimos el cruzado. Nasko se operó en verano y yo en diciembre. Él ya no pudo jugar, pero yo reaparecí al final de esa misma Liga. Radomir me dijo: "Paco, ¿quieres jugar un ratito contra el Elche?". Ya llevaba entrenando un tiempo y, aunque era el último partido de Liga, me convenció rápido. Me llevó al banquillo y jugué diez o quince minutos al final. La pretemporada siguiente volví normal, con el alta y esa confianza. Y nunca más tuve problemas.
"Le dije a Antic: "Mister', voy cargado del aductor, mejor paro...". Y él: "Paco, quedan dos minutos de entrenamiento y acabamos". Y en la siguiente jugada me rompí el cruzado: no veas las patadas que le daba a la valla Radomir, se sentía culpable"
Ex futbolistaLa lesión se la produjo en un entrenamiento...
Eso es. Un jueves, en el partido que jugábamos normalmente ese día para entrenar. Me acuerdo que estábamos jugando y me sentía un poco cargado de los aductores. Y le dije a Radomir: "Mister, tengo esto y tal... casi prefiero parar ya". Y él me contestó: "Paco, dos o tres minutos nos quedan y terminamos". Digo: pues vale. Me quedé dentro del campo. Cojo una pelota, voy a encarar a Pablo Alfaro... y se me va la rodilla para dentro. O sea, Pablo Alfaro no tuvo nada que ver. (Se ríe mientras lo dice). Es raro, pero esta vez Pablito no tuvo nada que ver. Se me fue la rodilla hacia dentro, un dolor tremendo. Me acuerdo de Antic pegándole patadas a la valla del campo, se sentía culpable en ese momento. Fue una putada. Si me hubiera dejado irme, como le pedí, la lesión no se habría producido. Pero ocurrió así. No veas las patadas que le pegaba a la valla el tío... Casi se rompe el cruzado como yo.
También Radomir quiso llevárselo a Madrid...
Primero se fue al Real Madrid y llegamos a hablar con Ramón Mendoza, que entonces era el presidente, pero a Radomir lo echaron cuando iba primero en la Liga. Esa fue la única vez en mi vida que yo quería que ganara el Madrid. No es que sea antimadridista ni que prefiriese que ganase el Barcelona, nada de eso: antes el Valencia, el Zaragoza o cualquier otro equipo... Pero eso, lo echaron siendo primero, cuando ya habíamos hablado para ir allá. Más adelante, cuando estuvo en el Atlético de Madrid, también me planteó si habría posibilidad de ficharme, pero al final no se dio. Juanito Esnáider acabó yéndose con él, pero en mi caso no se concretó.
En esos años el flujo de jugadores entre el Zaragoza y los grandes equipos, tanto de ida como de vuelta, era constante.
Se fueron Vizcaíno y Juanito también al Atlético de Madrid. Villarroya fichó por el Real Madrid. En el Zaragoza ya estaba Pardeza, vino Esteban, Chucho Solana, Santiago Aragón, el propio Esnáider... Juanito y Vizcaíno recuerdo que se fueron la semana antes de empezar la Liga en 1990, el año que acabaríamos jugando la promoción contra el Murcia. Fueron bajas que afectaron mucho al equipo y el año se complicó. Nos costó muchísimo, fue muy duro.
¿Vislumbraba o podía imaginarse en ese momento, con la amenaza del descenso y posibilidades de ir a otros clubes, lo que iba a terminar siendo aquel Zaragoza en los años siguientes?
Ese año de la promoción fue muy complejo. Se fueron varios jugadores, estábamos Miguel Pardeza, estaba yo, subió Paco Salillas del filial, Salva... pero el equipo no estaba como la gente quería y el pato siempre lo pagábamos los mismos. El público no era como el de ahora: vas a La Romareda hoy en día y ves cómo llevan al equipo en volandas. A nosotros nos exigían muchísimo y había bastante presión. Por eso digo siempre que para jugar en La Romareda hay que tener mucha personalidad. No es un campo fácil, pero si lo tienes te enseña muchísimo y es una afición que, si tienes condiciones, porque hay que tenerlas, te empuja a lo más alto. Ese año en casa nos costó muchísimo. La noche tras el último partido en Cádiz, que yo marqué, salió Kiko y forzó un penalti... y el resultado nos condenó a la promoción contra el Murcia: esa noche fue una de las más duras que yo he vivido nunca.
Paquete Higuera 😍
— Real Zaragoza (@RealZaragoza) June 2, 2024
Imposible no emocionarse #EternoGolSur pic.twitter.com/1wpaKPw5Lh
Todos los campeones de la Recopa nombran siempre aquella eliminatoria con el Murcia como un partido tan importante o más que la final que se iba a jugar en París o las dos anteriores de Copa.
Ese año, cuando llegamos a la promoción, la verdad es que el equipo ya venía cierto tiempo jugando bien. Habíamos tenido altibajos pero terminamos jugando bien. Fuimos a Murcia, empatamos en un partido durísimo, y teníamos la confianza de que en la vuelta en La Romareda, con el campo lleno, sería imposible que no lo sacáramos adelante. Y así fue. No resultó fácil por la presión que había. Pero fue un partido que muchos lo recordamos de manera muy especial: a pesar de todo, disfruté una barbaridad. Fue un partido de fútbol muy bonito.
¿Cómo era Ildo Maneiro y cuánto cambió el equipo cuando lo destituyeron y tomó el mando Víctor Fernández?
Ildo era un gran entrenador, muy buen entrenador. Y sobre todo una gran persona. Pero se encontró con la salida de varios jugadores y no tenía mimbres para hacer el equipo. Vino ese año Edison Suárez, un uruguayo con mucha calidad, pero nunca se adaptó. Y todo nos costó mucho. A mí me quería mucho, me pedía que sacara las cosas adelante: "Paco, tienes que hacer cosas en el campo, proponer más...". Pero teníamos el equipo que teníamos. Le tengo muchísimo cariño a Ildo, siempre pregunto por él.
Todo iba a cambiar el año siguiente. Siempre queda lo de la Recopa, de forma inevitable... pero la 1993/94 fue un año extraordinario del Zaragoza. ¿También el mejor suyo en lo individual?
Sí, estábamos arriba, terceros o cuartos todo el tiempo. Estábamos en la edad justa, alrededor de los 27 años, y se había conformado un equipo con muchísima calidad: Santiago, Gustavo Poyet, Esnaider, Chucho Solana, Belsué. Cruyff estaba en sus mejores años en el Barcelona y nosotros mirábamos cómo jugaban, cómo guardaban la pelota, cómo la tenían... y pensábamos: nosotros podemos hacer eso mismo. Arriba estábamos Pardeza, Esnaider y yo y claro, a ver cómo sentabas a uno. Así que muchas veces jugábamos con tres arriba y en el centro del campo estaban Aragón, Nayim, Poyet llegando, Aurelio Gay, García Sanjuán... Al final nos adaptamos a esa manera de jugar y metíamos goleadas que bueno, es que había partidos que a los 20 minutos lo teníamos resuelto. Aquello era un disfrute tremendo jugar en ese equipo. Con lo difícil que es eso en el fútbol, nosotros lo hacíamos. Disfrutábamos como locos.
"Todo el mundo se acuerda de la Recopa, pero la temporada 1993/94 fue espectacular: metíamos unas goleadas... Había partidos que a los 20 minutos ya los teníamos resueltos. En aquel equipo disfrutábamos como locos"
Ex futbolistaAquel fue el año del 6-3 al 'Dream Team' en La Romareda; y en la Supercopa del año siguiente se produjo el 4-5 en el Camp Nou, en la vuelta, con los tres goles de Higuera.
Nosotros mirábamos a la cara esos equipos. Al Barcelona y también al Madrid. Sabíamos que en el Bernabéu nos podían ganar, claro, y de hecho nos ganaban. Pero sabían que les iba a costar muchísimo, como al Barcelona, eran conscientes de que contra nosotros podían perder y, de hecho, perdían. No teníamos ningún miedo de atacarles. Sabíamos que podíamos hacerles daño yendo adelante y era a lo que jugábamos. Ojo, también teníamos una defensa tremenda: Belsué, Xavi Aguado, Cáceres, Solana... Esos aguantaban el tirón bastante. Pero teníamos mucho el balón, sabíamos leer los partidos y controlarlos. Pero porque teníamos un equipo con calidad. Todo eso, si no tienes calidad, no puedes hacerlo.
¿Era consciente el zaragocismo del nivel de aquel equipo, de todos esos jugadores?
Nosotros lo hablábamos siempre, que no estábamos seguros de si la gente se daba cuenta del equipo que había y a lo que jugábamos. Y pensábamos que con el tiempo eso iba a cambiar. Y no lo digo porque ahora el Zaragoza esté en Segunda y lleve muchos años. Aunque siguiera en Primera, con el tiempo la gente se ha dado cuenta de lo que significó aquel equipo y de las cosas que hicimos. Pero sobre todo, de cómo se jugaba. Jugábamos una barbaridad, con una calidad inmensa. Ahora la situación del equipo aún magnifica aquello mucho más, porque la gente se tiene que agarrar a algo. Era otro mundo, es así. Otro mundo, otro fútbol. Una época maravillosa.
¿Qué le faltó a Paco Higuera para firmar con el Barcelona?
Pues no romper el contrato. Así como te lo digo. Rompí el contrato. Ahora que ha pasado tanto tiempo lo puedo decir.
¿Por qué?
Porque cuando llegó el momento, Cruyff dijo que el contrato estaba hecho, era todo válido, pero que había que poner una cláusula según la cual ellos me podían a lo mejor mandar a otro club, meterme en otra operación que ellos tuvieran por otro lado, para abaratar el fichaje de algún futbolista al que quisieran incorporar. Esto lo hacían mucho, pero yo dije que no: dije que yo si iba al Barcelona era con todas las de la ley, porque sabía que podía jugar. Cruyff me conocía, pero tampoco me conocía tanto como para apostar por mí. Que yo creo que luego se habría quedado sorprendido y me lo habría ganado, porque podía jugar en todos los lados, a la derecha, a la izquierda... Pero rompí el contrato y me quedé en el Zaragoza. El Deportivo también me quiso, fue de los que más insistió en ficharme, aquel Super Dépor que hizo Lendoiro. Al final, gracias a Dios tuve la suerte de quedarme en Zaragoza. Y luego vino todo lo que vino.
Que poco reconocimiento se le dio a un futbolista sublime como era el “Paquete” Higuera. 🔝⚽️ https://t.co/pWVapd6my0
— Xavier Aguado Companys (@xaviaguado6) November 29, 2021
¿El Zaragoza lo intentó retener en esas situaciones?
José Ángel Zalba, cuando era presidente, me llamaba todos los días. Habíamos hablado y teníamos todas las condiciones para renovar, pero claro yo le decía que quería esperar un poco a ver qué pasaba. Él me achuchaba, creía que ya tenía firmado en otro sitio para irme, pero aunque tenía parte de verdad yo podía dar marcha atrás. Era yo el que tenía que decidir. Y así fue.
Su paso por la Selección, ¿es una espina clavada?
Me dolió mucho porque era mi momento. Podría haber ido al Mundial de Estados Unidos y creo que habría hecho un buen torneo porque me encontraba genial en ese momento. Y también podría haber sido un paso adelante en mi carrera. Creía que iba a ir porque, bueno, es que fui a Madrid a probarme el traje oficial, me dieron todas las insignias y toda la parafernalia que nos daban a los jugadores seleccionados para el viaje. Fotos firmadas, el traje, pruebas físicas, pruebas médicas... ya te ves ahí. Lo único que pude hacer después es ponerme el traje y verlo en la tele.
¿Me dice en serio que se puso el traje de la Selección para ver algún partido de aquel Mundial?
Bueno... (se sonríe con complicidad pero sin contestar). Lo que me llamó la atención es que en septiembre, después del Mundial, jugamos un par de partidos de clasificación, ya para la siguiente Eurocopa, y Javi Clemente me volvió a llamar: jugué contra Chipre, a principios de septiembre; no me acuerdo si contra Macedonia también... (y un tercero, ya en noviembre, contra Dinamarca). Contra Chipre encima metí los dos goles (el árbitro sólo le reconoció uno, porque el otro se lo apuntó a Marios Charalampous en propia puerta). Escucha, tengo mucho aprecio por Javier Clemente, que conste, le mando un saludo siempre. Pero me quedé sin ir al Mundial. Luego me siguió llamando para la Selección y también jugué durante la clasificación para la Eurocopa de 1996, cuando coincidí con Alberto Belsué: él fue, pero yo no.
"Creía que iba a jugar el Mundial de EEUU 94: era mi mejor año y hasta fui a Madrid a hacerme el traje oficial, me dieron insignias, fotos firmadas... Pero Clemente no me llevó. Lo único que pude hacer después fue ponerme el traje y verlo en la tele"
Ex futbolistaHasta Clemente a la Selección iban quienes más en forma estuvieran en cada momento, en teoría; pero él aplicaba también un tratamiento de equipo, dando continuidad a un bloque de jugadores, ¿no?
Sí, él lo planteaba así: cuando ibas a la Selección, el ambiente era el de un equipo. Hacía muy buen grupo y por eso los jugadores lo aprecian tanto. Él siempre estaba con nosotros, muy cerca de los jugadores. Creo que fue su éxito y el de aquellos equipos: podías no estar muy bien en ese momento en tu club, pero igual habías marcado con la Selección y él confiaba en ti y te llevaba.
Es imposible decir Higuera sin decir Pardeza. Y se conocieron ya con España sub18.
Claro, yo coincidía en la Selección con varios de la Quinta del Buitre, Miguel por supuesto y también Manolo Sanchís y Rafa Martín Vázquez, que éramos todos del 65. A Miguel lo conocí allí. Yo venía del Mallorca cuando era juvenil y los primeros años los veía a ellos como que tenían un nivel más alto, porque venían del Madrid. Pero luego, como yo debuté tan pronto con el primer equipo, eso se equilibró: ellos seguían siendo juveniles y yo ya estaba en Segunda División. Eran grandes tipos... y Miguel sigue siendo un gran amigo mío, claro. Lo quiero muchísimo.
Higuera y Pardeza compartieron delantera en 236 partidos con España, el Real Zaragoza y el Puebla.
Claro, la mayoría en el Zaragoza. Pero después también nos fuimos juntos a México y fue un año y medio magnífico, lo pasamos de maravilla. Pero ojo, con Miguel siempre hemos competido: los dos éramos delanteros y los dos queríamos meter goles. Pero él era más egoísta que yo: no me pasaba ninguna, yo sí que se las daba. Hacía la jugada y se la pasaba. Pero Miguel no me daba ni una: cogía la pelota y tiraba hasta el gol. En el vestuario yo siempre decía: "Si quieres una de Miguel, vete al rechace". Más vale que la rechace el portero, porque Miguel no te la va a pasar (se muere de risa). Díselo, díselo si hablas con él. Lo quiero un montón a Miguel, un fenómeno.
A la vuelta de México aún alargó su carrera un par de temporadas en el Xerez, donde también echó raíces.
Cuando volvimos de Puebla yo me quería retirar en el Mallorca, pero estaba Cúper de entrenador, creo que él no me conocía y no me dejaron hacerlo. Decidieron que no. Aún me veía jugando un añito o dos y en ese momento el Xerez lo compró una gente de Zaragoza, con Luis Oliver. Me llamó Paco Santamaría y me retiré en el Xerez, que después ascendió: me quedé vinculado al club como director deportivo y mis hijas hicieron su vida y se asentaron aquí. Estos días estoy en Jerez. Ahora tengo nietos y vuelvo con frecuencia, resido en Palma pero voy y vuelvo.
¿Y entrenar?
Lo hice en el Xerez un par de años porque me lo pidieron unos amigos, que no podían traer a nadie, pero no es lo mío. Yo soy más de estar por fuera, mirar jugadores, ver partidos... Eso es lo que me gusta y lo que hago en Palma: tenemos un equipo de chavales, de juveniles hacia abajo. El Joventut Mallorca. Creo que se me da mejor eso que dirigir equipos. Y ahí estamos, para entretenernos.