REAL MADRID

No hay quien pare a Vinicius: ni sus rivales... ni sus compañeros

El futbolista brasileño, protagonista total en Mestalla, marcó un doblete y se encaró con la grada del Valencia.

Vinicius, en Mestalla./EFE
Vinicius, en Mestalla. EFE
Rodra P

Rodra P

A Vinicius sólo le robó el protagonismo Gil Manzano. El brasileño lideró la remontada blanca, truncada por el gol anulado a Bellingham, y volvió a ser el mejor futbolista del Real Madrid. Marcó un doblete, se repuso a su error en el primer tanto del Valencia y fue imparable en Mestalla.

Vinicius era el nombre propio de la jornada. En la capital del Turia le esperaban, tras el lamentable episodio racista que ocurrió el curso pasado, y se le recibió con una sonora pitada y abucheos cada vez que agarraba la bola. Fueron en vano, el '7' merengue siguió a lo suyo: tanto al verde como a la grada.

Se encaró, protestó al árbitro, desafió a la grada y selló un nuevo MVP en sus vitrinas. En su partido 250 con el Real Madrid. Se dice pronto. Marcó dos goles y ya coloca al Valencia como su víctima favorita. Con ocho dianas, es al equipo al que Vini más veces le ha marcado.

"No ganamos, no porque no pudiéramos, sino porque no nos dejaron", dijo el crack carioca en Real Madrid TV tras terminar el encuentro, muy molesto con la decisión final de Gil Manzano. Vinicius también volvió a ser el protagonista de la polémica, con todo el estadio che en su contra.

Pese a sacarle de quicio, no pudieron pararle. Vinicius es así. Le da igual estar tenso o más calmado, rinde prácticamente igual sobre el terreno de juego. Su partido ante el Valencia, una nueva prueba. Sus compañeros estuvieron muy pendientes de él durante todo el choque y también después.

Camavinga, Bellingham y Rüdiger trataron de proteger a Vini de cualquier provocación de los rivales y la grada valencianista. Pero sus intentos fueron en vano. El brasileño también es imparable para sus propios compañeros. Su personalidad es así, para bien y para mal, y en el vestuario lo aceptan.

Al acabar el duelo, cuando estalló el amago de tangana tras el pitido final de Gil Manzano, sobre todo Rüdiger se encargó de que el asunto con Vinicius no fuera a mayores. Y lo consiguió. La estrella del Real Madrid se despidió de Mestalla con su cifra redonda de 250 partidos de blanco, con dos goles más y aún más imparable.