RAYO VALLECANO

Pedro Díaz es un bicho raro entre los futbolistas: "Lo del móvil me da miedo, si lo piensas, qué te aporta estar una hora viendo vídeos"

El centrocampista del Rayo muestra la otra cara de un jugador de Primera División más allá de lo puramente deportivo.

Pedro Díaz, en su entrevista en Relevo./RELEVO
Pedro Díaz, en su entrevista en Relevo. RELEVO
Hugo Cerezo
Jonás Pérez
Álex Corral

Hugo Cerezo, Jonás Pérez y Álex Corral

Asturiano de Siero, 26 años de un sportinguista, yogurín de Mareo, pie de francotirador, ojos saltones, verbo maduro y cerebro efervescente. Su nombre y apellidos son inversamente proporcionales a su heterogeneidad, porque no hay cánon de futbolista en el que situar a Pedro Díaz. En esta segunda parte de la entrevista (la primera centrada en lo deportivo), el centrocampista del Rayo Vallecano habla del ocio de Madrid, de sus paseos por el Retiro, de su batalla contra el móvil, de música y ópera, de cursos de cocina o escape rooms. El jugador que no quiere ser famoso y que a veces sale a cenar solo.

Pedro Díaz y la calidad de vida de la gente mayor sin móviles.RELEVO-ÁLEX CORRAL

Eres un futbolista diferente, un poco bicho raro. ¿Tú lo sientes?

Soy realista y sí noto que soy diferente, bueno. No es que vaya a contracorriente, diría más que voy por otro lado, sin más, respetando a los demás y queriendo siempre que me respeten a mí. Tampoco hace ningún mal a nadie. Soy peculiar en mis cosas, pero bien orgulloso.

¿No te gustan mucho las redes sociales?

Ahora no porque vivo fuera, pero toda mi vida tuve a mi padre en casa y cada vez que había un aparato teníamos que esconderlo, los mandos de la play, por ejemplo… y eso que la play me gusta mucho. Es anti redes sociales, anti teléfonos… Con el paso del tiempo vas dándole un poco la razón. Nos consumen mucho las redes. Muchas veces yo qué sé, estás viendo vídeos, pasando, además cómo está hecho, de pasar un vídeo, al siguiente, otro… Y si te paras a pensar un segundo después de una hora lo que estás viendo, lo que te aportó, pues ahí te da que pensar. Y yo caigo a veces, cojo el teléfono y veo algo en Instagram y, cuando te das cuenta, pasaron 20 minutos y no. O cuando vas al baño y tienes que ir con el móvil. Hablaba el otro día con un amigo mío y me dice, 'qué rabia me da que si voy al baño sin el móvil me siento como, miras así y dices, madre mía, ¿dónde estoy?'. Yo a eso le doy muchas vueltas. Hace poco vi que si tienes de media en el teléfono seis horas al día te quita al año 90 días. Cuando lo ves así dices 'madre mía de mi vida'. Me da miedo, me da vértigo, no me gusta.

Tampoco que me las tiro aquí de ser más que nadie, porque muchas veces caigo. Yo juego mucho a la Play, pero es diferente, porque sí, juegas y tiras el tiempo. Mi madre siempre me quería matar, pero ahora juegas con amigos, mantienes contacto con ellos a través de eso. Amigos que están fuera, muchos que están en Asturias, compañeros con los que jugué, que de normal no hablaría mucho con ellos más que una vez al mes para decir '¿qué tal va todo?', 'muy bien, venga, chao'. En cambio con la play te conectas [con los cascos y micrófonos] y hablas de todo, preguntas, te enteras… Estoy como defendiendo un poco que juego a la play [sonríe autojustificándose de manera irónica]. Trato de hacer cosas diferentes, aprovechar el tiempo... A veces estás con el móvil en casa y, cuando te das cuenta, pudiste haber estado fuera tomando el aire, que te dé el sol…

Cada día se pierden más ciertas cosas. Por ejemplo, yo, volver a Asturias e ir a un pueblo y ver la calidad de vida que tienen las personas mayores ahí… Te da que pensar. Esto es algo con lo que a mí me da mil vueltas la cabeza. El pueblo donde va mucho mi padre [Caleao, una parroquia de 167 habitantes en Picos de Europa], vas y hablas con las personas mayores del pueblo y tienen una lucidez, una memoria de todo, hablan con un orden, saben de lo que hablan… Y yo creo que el teléfono hace que el día de mañana… Tendrás pérdidas de memoria, porque, si quieres acordarte de algo, lo miras en el móvil. El sentido de la ubicación. Si quieres ir a algún sitio vas con el maps. Ahora en orientación no se tiene idea de nada. Me acabo de acordar de que mi padre estuvo aquí hace dos días y tuvo que ir a un sitio en Madrid y fue guiándose, por las calles, y hasta encontrarlo. Y me hace gracia porque, claro, a día de hoy mi padre me mete mil repasos en orientarme y en ubicarme en Madrid. Y yo vivo en Madrid, pero como voy en maps a todos lados hay muchas cosas que ni miras. No sé, hay muchas cosas que dan que pensar. Y a veces pienso de más y digo 'voy a jugar a play mejor' [se ríe].

Vives al lado del Retiro. ¿Lo pateas mucho?

Muchas veces, y más cuando hay buen tiempo. Pero, mira, eso también lo meto en el lado malo de la play. Cuando vas al Retiro dices, madre mía, tengo que venir más. Pero cuando estoy en casa y se me pasó la tarde, dices 'ahora ya no voy. Bueno, sin más, no pasa nada'. Pero te das cuenta de verdad cuando vas al Retiro y estás una tarde andando, respirando, viendo vida, gente diferente, correr, haciendo deporte… Llegas a casa y duermes diferente. Mucho más diferente que haber estado en casa metido, con el móvil. También te digo que si vas al Retiro a estar con el móvil mirando la pantalla, pues eso tampoco vale, estás al aire libre, pero no, eso no te la compro.

¿Cómo vives una tarde en el Retiro? Imagino que te reconocen y te paran.

¡No, no, qué va! ¿Qué piensas que soy yo aquí? No, no, qué va, cero, cero. Y eso es una cosa que me gusta mucho porque yo soy una persona que le gusta mucho estar tranquilo, nunca me gustó sentirme protagonista ni el centro de nada. Me gusta estar a un lado, tranquilo, pasear… Y eso es una cosa muy buena de Madrid, que es muy grande y no me molesta. Es un plan muy bueno. A veces salgo solo, otras con mi familia, con mi novia… Te humaniza. Es medicina para el cuerpo.

Pedro Díaz y estar pegado al móvil.RELEVO-ÁLEX CORRAL

¿Te da miedo reventarlo como futbolista y perder ese anonimato?

A veces lo pienso y por eso a veces tiro fuera o la fallo… Imagínate, es mentira [ríe]. Sí da vértigo. A esas cosas le doy vueltas, el peso que tiene. Una vida de famoso, tener todo lo que quieres, dinero, casa, piscina, tal… Pero luego no tener una vida privada… Por suerte, sé que no voy a ser una persona muy, muy, muy famosa, ni nada de eso. No aspiro a eso. Es algo de lo que estoy tranquilo. Mira, por ejemplo, Justin Bieber, el cantante. Lo ves y el pobre salen noticias de que va a tomar un café y están haciéndole fotos. Él pide por favor que no le hagan fotos. Lo tienes todo, sí, pero yo creo que Justin Bieber dará vueltas a su cabeza y dirá 'madre mía, estoy en esta mansión, tengo todo lo que quiero pero no puedo ir a dar un paso por el Retiro'.

Dices que no crees que nunca llegues a ser súper famoso, pero yo creo que Isi o Camello van por el Retiro y les reconocerían.

Sí, pero bueno, yo te hablé de mí. Camello es muy peculiar en todo, también hizo lo que hizo [doblete en la final de los Juegos y el consiguiente oro olímpico], que siempre lo recuerda, que él tiene una medallita, por si acaso se nos olvida [otra vez irónico]. Isi tiene una carrera, que es una persona que es un ejemplo en muchas cosas… A ver, no te digo que lo odie, a mí me encanta que alguien venga y me salude y me conozca, son cosas que depende de la persona, pues gustan más o menos.

Te gusta mucho la música, ¿no?

Me encanta, me gusta más que el fútbol. No soy un enfermito que esté ahí pensando todo el rato, pero es súper importante en mi vida, levantarme y ponerme música o irme a dormir con música. También hay momentos que no hay que escucharla, pero la música es un estado de ánimo, te lo cambia, te da mil cosas… Y la música en vivo es lo mismo pero multiplicado por 10. Tengo dos hermanos y uno de ellos es un crack en la música y eso me acerca más a que me guste. ¿Qué escucho? De todo, también depende mucho de la época. Si llueve, triste así, acompaña… Tengo un amigo (Gus) que lo conocí a raíz de la música que tiene canciones muy de amor y tristes, pero también alegres, ahora vive en Madrid, es venezolano y consumo mucho su música. Soy un fan así loquillo de él. A mí me gusta más la música de antes, música de verdad, sin autotune, que no quiero que aquí me machaquen, pero me imagino ser un músico o decirle a un músico de verdad, un cantante o un guitarrista de verdad, y hablarle de un reggaetonero ahora que con autotune todo lo haces… A mí me da pena. Yo estoy más en el lado de la música de los instrumentos, voces sin autotune, cosas de antes. Ahora va cambiando un poco la historia. Al final acabará cantando la IA.

¿Un grupo en especial?

Por mi hermano mayor, porque lo ponía siempre en casa, me gusta mucho el grupo de Blink 182, tengo dos o tres canciones que me llevan al pasado. Es rock.

¿Cómo es eso que fuiste solo a la ópera?

Más de un día. Y eso sorprende mucho a mis compañeros de equipo. Aprender a estar solo es algo que no es fácil. Mucha gente piensa eso de bicho raro, pero no. Ponte un día y vete al cine solo, haz algo solo, y ya verás cómo encuentras cosas o te da que pensar. También fui a cenar solo alguna vez. Y es raro, sí, porque estás solo, pero lo es más por lo que pueda pensar la gente que por lo que es. Al final, si tú vas a cenar y disfrutas la cena, estás tranquilo, no necesitas… A veces se cena mejor solo que mal acompañado.

¿No se animan tus compañeros del vestuario?

Mira, sinceramente, las primeras veces que fui a la ópera, mis compañeros me preguntaban, ¿qué hiciste ayer? Es que muchos tienen tonterías de... '¿Qué tienes hoy?' Como que todos los días tengo algo, porque me gusta ir de escape room, me gusta hacer cosas en Madrid, aprovecharlo, hay mil cosas que hacer. Gumbau muchas veces me pregunta '¿qué tienes hoy? Menos ir a casa, ¿qué tienes hoy?'. Alguna vez fui a la ópera y me preguntaron, 'qué hiciste ayer?'. 'Yo fui a la ópera'. Y al principio reaccionaban como 'ah, solo, raro, no sé qué'. Pero luego ya alguno me venía, 'oye, si vas la próxima vez, avísame, que me gustaría verlo'. Y a mí me hace mucha gracia eso. Es como que todo el mundo intenta mostrar un tipo de persona que no es. A todo el mundo le gusta probar cosas nuevas. Y más la ópera, que es una pasada. La ópera, o te encanta o la odias. Pero pruébala, ¿sabes? A ver qué hay. Y es que hay mil cosas aquí. Por ejemplo, hablaba con Augusto [Batalla, el portero] el otro día 'buah, hay un curso de cocina y estamos mirando quién lo hace, son cuatro horas…'. Hay mil cosas, Madrid es una pasada, por eso mola tanto, es que no se acaba. Restaurantes y todo, es infinito.

¿Qué planes hacéis juntos en el vestuario?

Depende de la semana, porque no es una cosa que hagamos antes de partido, pero a mí me encanta ir a escape rooms, de miedo sobre todo. He ido con Isi y con Camello, que lo tengo grabado, fue increíble. Ojalá pudiera sacarlo y ponerlo, fue muy gracioso. Fui también con Pep [Chavarría], con Embarba, con Pelayo… con mucha gente diferente. Hablo muchas veces con Óscar Valentín de ir a una cosa que es como un escenario y tienes que descubrir al asesino interactuando con ellos, ¿sabes? Es que es una pasada. Y mola mucho porque ellos tienen la iniciativa y lo hacen. Entonces, bueno, también viene un poco de ahí lo que es el Rayo.

¿Estás estudiando algo?

No, y eso es algo que siempre me dio rabia, pero es que fui malísimo para los estudios siempre. Yo creo que jugaba fútbol por no estudiar, pero es que siempre me costó. Le pasará al 99% de la gente, que cuando ya pasa, miras para atrás y dices, 'madre mía, tenía que haberlo hecho'. Nunca es tarde, pero siempre se me complicó mucho. Acabé el bachiller, hice lo que en su día se llamaba la selectividad y me metí a ADE, pero me costaba. Yo era muy perezoso y demás, luego me cambié a Magisterio. Aquí donde me ves, yo soy muy tímido y me cuesta mucho socializar, pero bueno, no sé, es una espinita que tengo ahí.

Pedro Díaz y la opera.RELEVO-ÁLEX CORRAL

Aunque vienes con sudadera se te adivina algún tatuaje y en fotos se ve que tienes muchos. ¿Alguno especial?

No me gusta enseñarlos. Viene un poco en la línea de que no me gusta que me los vean o no me gusta cuando me los ven y me dicen 'qué guay'. Sí que es verdad que los tengo y que para eso los hubiera hecho en un cuaderno y me los dejo en casa… Tengo muchos muy especiales, este es de mi peli favorita, que es Interestelar [muestra a cámara el codo donde se lee la palabra 'stay']. Me lo hice el día que uno de mis mejores amigos se iba de Asturias a Valladolid a estudiar. Y nos lo hicimos los dos porque nos encanta la peli, significa como quédate, y viene un poco todo conectado.

Dicen que tocas el piano muy bien.

¡Mentira! Es otra cosa que sería un insulto para un pianista o alguien que toca el piano de verdad. No, sé tocar el piano y si me das un piano ahora te puedo engañar tocándote dos canciones. Si no sabes de piano. Si sabes de piano, me pillarías. Tuve mi época, la tengo, tengo la chispa, tengo toda la ilusión y ganas de aprender, pero ahora, por circunstancias, pues entre que me fui a Burdeos, me vine a Madrid, tengo que centrarme en otras cosas… No es lo mismo tocar la guitarra que el piano, un piano, depende del tamaño que quieras, y yo soy muy caprichoso para eso. No tengo uno de cola, pero tampoco uno eléctrico pequeño. Yo en su día tuve un piano pequeño, que utilizaba y sonaba muy bien, pero para moverlo era muy complicado. Así que lo dejé un poco aparcado, no lo abandoné, porque siempre que voy a casa de mis padres lo toco para no olvidarme. Es algo que tengo ahí pendiente también. Cien por cien, antes de que acabe el fútbol, podré decir que toco el piano muy, muy bien.

¿Te ayuda el piano en el fútbol?

Muchísimo, pero mucho, mucho. Es una de las cosas parecidas a lo de pasear por el Retiro o hacer cosas diferentes. El fútbol es una montaña rusa, un día estás muy bien, al día siguiente estás muy mal, un día eres muy bueno, un día eres muy malo. Es lo especial que tiene el fútbol, no lo cambiaría por nada. Si hubiera un botón para que todo fuera felicidad, no lo pulsaría, porque creo que tienes que tener días malos para que los buenos sean buenos de verdad. En esos días malos el piano te saca totalmente de órbita, te despeja, te reinicia. Sinceramente, toco madera, no tuve malos momentos ahora, entonces no necesito el piano igual. Quizás dentro de poco o cuando tenga un mal momento llamo y compro un piano o lo alquilo y lo toco como terapia.

Tu padre [José Díaz, protagonista del documental '100 días de soledad', donde estuvo todo ese tiempo solo en los Picos de Europa] es un profundo amante del montañismo y de senderismo. ¿Sales con él?

Mira, soy deportista, físicamente estoy muy bien, y cuando tengo que salir con él es muy complicado, porque se me carga la lumbar, las rodillas… Casi prefiero ir corriendo. Cuando voy a Asturias y subo al monte con mi padre, mi padre está muy loco, camina demasiado. Pero intento alguna vez hacerlo y es otra cosa que con el paso del tiempo lo valoras más. Y más viviendo en Madrid. Irte a la montaña, subir a un pico y el silencio que hay… Cuanto más pasa el tiempo más lo valoro. En Madrid no he subido a la sierra, prefiero en Asturias, que salgo con mi padre, puede ir con una venda en los ojos porque él es el guía, aunque alguna vez me manda a callar por si hay algún animal.