Pellegrini no es Setién

Las derrotas siempre abren debates. Es la realidad del fútbol. Si, además, son tan dolorosas como las de este año del Betis en Europa, la búsqueda de responsabilidades provoca divisiones. Unos apuntan a los dirigentes, otros a los técnicos y algunos a los futbolistas. La verdad absoluta no le corresponde a nadie, pero en el caso del Betis apuntar al entrenador es casi pegarse un tiro en el pie. El bagaje de estas cuatro temporadas con Manuel Pellegrini en el banquillo verdiblanco le han elevado su crédito por encima de sus predecesores. Es de ley. Por algo es el segundo entrenador con más victorias en el club, sólo por detrás de un tal Lorenzo Serra Ferrer.
Así lo entendió también el Benito Villamarín, que coreó el nombre del entrenador chileno incluso antes de comenzar el partido ante el Athletic. No importó la dolorosa eliminación en el Maksimir, como tampoco las anteriores ante Alavés o Rangers. Los aficionados eliminaron de la ecuación a su técnico, que los hace sentir en buenas manos. Muy diferente a otros tiempos... Recuerden aquella debacle en tres semanas, con las eliminaciones ante Rennes y Valencia, que acabaron distanciando de manera definitiva a Quique Setién de los béticos. La grada estalló contra el Getafe pidiendo el despido, que no se produciría ni siquiera cuando Lorenzo Serra Ferrer también bajó su pulgar. Las consecuencias fueron conocidas, pero hoy es diferente...
Los béticos quieren estar en manos del Ingeniero. Incluso con sus renglones torcidos, que también existen. Ni los dolorosos golpes que ha recibido esta temporada lo sacan de su rumbo en LaLiga. Si la caída en Zagreb abrió cierto runrún en torno al técnico, el partido ante el Athletic despejó las dudas. Intenso, solidario y con colmillo. Así compareció el Betis para pasar por encima de este Athletic de Ernesto Valverde que se caracterizaba por superar a sus rivales desde el físico. Una lectura perfecta del juego del equipo verdiblanco para desplegar sus mejores virtudes, elevadas con los refuerzos de enero. Johnny Cardoso, Fornals y Chimy le dieron al Betis, en ausencia de Isco, esos atributos necesarios para volver a ser un equipo competitivo.
La afición lo tuvo claro. Ni rastro de duda entre la parroquia que asiste al Benito Villamarín, que ya detectó hace tiempo que en manos del entrenador chileno se vive mejor. El desgaste de los años suele generar dudas en torno a los entrenadores. Vicios de vestuario pero también esa necesidad de la vida actual de tener caras nuevas llevan a que sea complicado mantenerse vigente con el paso del tiempo. Nada de eso parece afectar a Pellegrini, tan mal perdedor cuando eso ocurre como enorme gestor de los malos momentos.
Las voces críticas sobre Pellegrini, que existen y con argumentos en momentos determinados, se quedan en nada ante la regularidad de su Betis. De nuevo sexto clasificado en busca de esa puntuación de 60 que, normalmente, garantiza la clasificación europea. LaLiga, lo que le da de comer al vestuario y al club, continúa marcando el camino. Aunque para el verano quedarán deberes si de verdad se pretende ese salto en Europa en algún momento. Analizar la planificación, que en el fútbol no sólo es fichar jugadores. Contar con canteranos que puedan ayudar al primer equipo es una obligación. Así se ahorran fichas estériles que se pueden emplear en los refuerzos de verdad.
La reacción del Betis a un fracaso fue inmediata. Es lo que corresponde al trabajo de un cuerpo técnico, que una caída no afecte a la globalidad. Y tampoco a su relación con los aficionados. "Manuel, Manuel, Manuel Pellegrini", se escuchó de nuevo en el Benito Villamarín. Para despejar las dudas. La masa, tantas veces denostada, se expresó con libertad. Algunos se empeñan en hacer caso a las redes sociales, pero la voz más autorizada suele estar en el estadio. Y por eso, para el bético, Pellegrini no es Setién.