Roberto Ríos, el hombre de los 2.000 millones: "Lopera me dijo: 'ponte de acuerdo con el Athletic, que te he vendido'"
El exfutbolista de Betis y Athletic repasa su trayectoria en la víspera de un duelo de alto voltaje en el Benito Villamarín.
![Roberto Ríos posa para Relevo en el hotel NH Collection./A. R.](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202402/22/media/cortadas/roberto-rios-RUjpX8eiiT6cYxt4LhwhSJP-1200x648@Relevo.jpg)
En la víspera de un Betis - Athletic Club, todo un duelo por Europa en LaLiga, pocas voces autorizadas existen mejor que la de Roberto Ríos Patus (Bilbao, 1971). Exfutbolista de ambos equipos, criado en la cantera del club verdiblanco a la que llegó a la vez que su padre, otro mito heliopolitano como Eusebio Ríos, y posteriormente militando en el equipo del Botxo durante cinco temporadas, tras protagonizar el traspaso más caro de la historia de un futbolista español de aquel momento. Toda una vida de fútbol entre el Betis y el Athletic, los equipos de su casa y que se cruzan este domingo en el Benito Villamarín.
Retirado hace más de dos décadas, tras finalizar su vinculación en el club vizcaíno, Roberto Ríos ejerce en los banquillos como mano derecha de Pedro Morilla, con quien ganó la Superliga China, como anteriormente lo fuera de Pepe Mel. "Cuando me retiré mi intención era tirar por la dirección deportiva, pero la vida me ha llevado por aquí y estoy disfrutando", asegura a Relevo en una entrevista que se desarrolla en el hotel NH Collection y donde está muy pendiente de su teléfono para iniciar una nueva aventura. "Por las ofertas que hemos recibido, las vistas están puestas por Asia", afirma Ríos, que, con todo, sigue al dedillo la actualidad del fútbol español en todas sus categorías.
"Me gusta más el fútbol antiguo, el que yo he vivido. Me identifico más", dice el que fuera internacional 11 veces con la Selección Española de la mano de Javier Clemente, que se compadece de los defensas actuales, a los que cada vez les ponen más complicaciones para cumplir con su deber. "Es muy difícil para los defensas. El fútbol es contacto y se trata de competir. No puedes ir a defender un balón con los brazos atrás y midiéndolo todo", comenta Roberto durante una conversación en la que recuerda sus etapas en el Betis y el Athletic y aquel traspaso de 2.000 millones de pesetas -12 millones de euros actuales- de 1997 que lo convirtió en el protagonista del fútbol español.
Betis y Athletic, el equipo en el que se inició en el fútbol y en el que terminó como jugador. ¿Cuál te tira más?
Yo soy del Betis. Me he criado aquí, he estado muchos años, no sólo yo, también mi padre. Mi vida deportiva transcurrió prácticamente aquí, pero eso no quiere decir que no sea vasco. En el Athletic tuve la oportunidad poder jugar y fue todo un orgullo. Es un club especial. Estoy muy orgulloso de haber tenido esa suerte en mi carrera de haber disfrutado de mis dos equipos, el de mi tierra de nacimiento y el de mi tierra de adopción.
En el Betis creciste desde juveniles.
Se retira mi padre y me coge su época de entrenador. Jaén, Valladolid, Bilbao, Huelva, La Coruña… Llego con 15 años a Sevilla, cuando mi padre firmó como entrenador y luego yo me quedé. Estuve nueve años, fui ascendiendo hasta el primer equipo, mientras mi padre se fue al Rayo Vallecano. El Betis lo viví de otra manera, mi padre estuvo como jugador y siempre ha sido una referencia. Lo visitaban por algún jugador, el contacto con el Betis era continuo. En mi casa ha sido más el Betis que el Athletic, con el que tuve mucha menos relación.
¿Conseguiste dejar de ser el hijo de Eusebio?
No, esa guerra la tengo perdida. Todo el que nos ha visto a los dos siempre ha dicho que el bueno era Eusebio y con toda la razón.
Con el Betis debutaste en 1991 con Jorge D'Alessandro de entrenador. ¿Era como actualmente como comentarista?
Sí, sí, tengo contacto con él y entonces era un hombre adelantado a la época, en la manera de entrenar, en cómo lo veía todo.... Y era igual de vehemente que ahora. Vivía para esto, sus conversaciones se centraban en el fútbol, es como lo ves. Es así.
¿Cómo recuerda aquella época?
Imagínate, era mi primer año, el primer día que entré en el vestuario, llegaron el míster y Rafa Gordillo, un chavalito que venía del Real Madrid y que había sido internacional 75 veces. Yo con 20 años, no me daban los ojos a lo que teníamos allí. Aprendimos mucho.
De Segunda a Primera de la mano de Serra Ferrer.
Llegué el año después de que el Betis no ascendiera en la promoción con el Dépor. El primer año no se nos da bien, no estuvimos a la altura. Quedamos quintos y no nos dio para ascender. Al año siguiente empezamos con la misma dinámica, y el cambio vino con Lorenzo. Estuvimos acertados en el último tramo y nos dio para subir. Esa base de equipo nos dio para estar en Primera y pelear por cosas importantes. Quedamos terceros, dos años después fuimos cuartos y la final de la Copa del Rey. Me tocó vivir una época muy buena.
Has vivido vestuarios actuales como entrenador. ¿Son tan diferentes a los de antes?
Sí, esto ha cambiado como la vida. Estamos hablando de unos 30 años. Las condiciones de trabajo y de vida eran diferentes. En el Betis habíamos un grupo que vivíamos juntos en la pensión. Merino, Cañas, Juanlu, Zafra… Convivimos mucho y debutamos con el Betis. Eso hoy es impensable, que con 20-21 años se den esas circunstancias. Todo es más individual. Es lo que ha creado la vida, la gente más pendiente de las cosas inmediatas, antes había que tener mucha paciencia. Teníamos gente en el Betis con mucha experiencia como Gail, José Luis, Sánchez Valles... Íbamos a entrenar y el ambiente no tenía nada que ver cuando subías, había mucho más respeto. Ahora hemos acostumbrado a las generaciones de detrás a darle su espacio, sin esas restricciones que vivimos nosotros. Hemos convivido más de tú a tú.
¿Recuerda alguna anécdota que refleje esa diferencia?
Por ejemplo, te ponías en la camilla para darte un masaje, porque no había nadie, y si entraba un veterano tenías que bajarte. Era lo que estaba marcado. Los roles estaban muy determinados. También trabajaba mucho menos gente en los clubes. Con nosotros estaba Vicente Montiel (mítico masajista del Betis conocido como 'manos mágicas'). Entrar en la enfermería con Vicente era un santuario, había que mantener las formas.
Y con Lopera de presidente.
Ahora que el hombre está un poco regular, según nos han dicho, a ver si se recupera. Era un hombre especial.
Contigo tuvo numerosas historias...
Muchas. A mí me llegó a apartar, estuve un mes sin poder ir a entrenar. Me decía que me quería otro equipo, luego que me quería renovar... Me quitó el certificado del alta de Mapfre después de la lesión del húmero. Son las cosas que pasaban con él.
¿Esa lesión fue tu peor momento de futbolista?
Fue el momento más difícil, sí. Fue mucho tiempo, estás empezando y tienes un parón tan largo que no sabías cómo iba a responder. No fue nada de las piernas, pero tenía siempre el miedo de cómo iba a salir. Lo llevamos con naturalidad, salió todo bien gracias a los doctores Madrigal y Cansino, y pudimos alargar un años muy buenos.
Con Lopera también tuviste problemas con los contratos. ¿Se puede contar lo que sucedió con tu salida?
Renové dos veces con el Betis. Luego me quiso ofrecer una última, pero sabiendo lo que había. Las cosas que hacía don Manuel. Era para decir que me había ofrecido la renovación, pero su idea era venderme y ya lo había hecho.
Dicen que sir Alex Ferguson fue a Valladolid a convencerte de que firmases con el United.
El Manchester sí tenía intención de que fuese hacia allá. Pero Lopera apretó y llegó al acuerdo con el Athletic.
Los famosos 2.000 millones de pesetas que pagó el Athletic.
Pero eso jamás lo llevé a LaLiga. Lopera llegó a un acuerdo. Me llamó un día por la tarde y me dijo, 'Roberto, ponte de acuerdo con el Athletic que te he vendido'. Justo una semana antes me había llamado para renovar. Había otros equipos pero yo también quise irme al Athletic. Mi padre no había podido jugar nunca allí y a mí me hacía mucha ilusión el vestir la camiseta y el escudo del Athletic.
¿Tuviste tan claro que era Betis o Athletic?
Sí, Lopera también sabía que había otros equipos que habían ofertado, pero no llegaban a lo que pedía don Manuel. En esa terna de lo que había mi primera opción era el Athletic.
Fue el traspaso más caro de un jugador español y del Athletic.
Sí, lo compaginé, ese mismo verano con Jordi Lardín. Y del Athletic lo fue hasta que llegó Iñigo (Martínez). También estuvieron después Ezquerro, Beñat... Son circunstancias, el fútbol fue evolucionando y se juntaron varias cosas: el Athletic hacia el Centenario, iba a entrar mucho dinero con las televisiones… Empezó ahí y desde entonces no ha parado.
¿Te afectó esa presión del coste del traspaso?
Sabes qué pasa, que afectó más al exterior que a mí. A mí me afectaba no estar bien. El salir y no encontrarme bien. Eso era lo que me afectaba, Venía de un sitio que la gente nos silbaba, en Segunda esa presión en el Betis también la tienes. Te acostumbras, aunque sea más agradable que te aplaudan. Eso lo tenía asumido. Lo que más me pesó en el Athletic, soy el primero que lo reconozco, es que por diversas circunstancias no estuve como esperaba.
Tú venías de brillar en el Betis, de jugar con la Selección. ¿Fueron demasiadas altas las expectativas?
Quizá a la gente le pesaba más que a mí. Han pagado 2.000 millones, pero no iba a meter 15 goles en la temporada. Era el jugador más caro español de la historia, pero era un centrocampista reconvertido a defensa. No iba a marcar las diferencias en cada domingo, no iba a marcar dos goles. Era lo que la gente espera cuando se pagaban esas cantidades… A mí no me afectó. En Bilbao seguro que hubo gente que sí, pero conmigo siempre tuvieron un buen comportamiento. Luego que hubiera gente que silbara era normal, pero el primero que lo entendía era yo, que sabía que no estaba bien.
Pero tuviste buenas temporadas con el Athletic...
Nosotros quedamos segundo, jugamos UEFA, otro año Champions... Pero en el fútbol lo que hayas hecho ayer no vale para hoy. Cuando te viene mal dadas, el regustillo que te queda es el último tramo mío en el Athletic, que estuve con Alkorta y Andoni Imaz apartados, no querían contar con nosotros. No es plato de buen gusto. Pero ninguno jamás hemos tenido una palabra mala con el Athletic porque es un club excepcional.
¿Le has dado muchas vueltas a lo que sucedió?
Estuve muy bien con la gente y el club. No tengo ni un pero. El pero lo puedo tener hacia mí, no estuve a la altura que estuve en el Betis. ¿Por qué? Por muchas circunstancias, el tipo de juego no era el mismo, en defensa más arropado que corriendo hacia atrás, en el Betis jugaba mucho de mediocentro defensivo, en el Athletic me veía más ahí que de central. Se acumulan cosas y no se dan.
También llegó avalado por Javier Clemente, que lo llevó a la Selección. ¿Qué experiencia tuviste con él?
Lo tuve en la selección en los dos años que participé con un trato muy correcto. Es un tío natural, muy de los suyos. Yo recorrí el camino contrario, me pongo en su lugar y cuando estás acostumbrado al Athletic venir al Betis te choca. Y con Lopera. Entiendo que le chocase y le produjera esa tensión del momento.
Y el domingo se enfrentan Betis y Athletic. ¿Cómo ves el partido?
Puede marcar la temporada para los dos. Si el Betis gana, tiene esa plaza de Europa League mucho más cerca y con posibilidades de meterse quinto. Va a estar difícil porque el Athletic está a un nivel muy alto. Es de los equipos que más me gusta, junto con el Girona, la Real, que empezó muy bien, pero el Athletic desde que empezó la temporada le está metiendo un ritmo tremendo, para los rivales es muy incómodo.
Al entrenador del Athletic lo conoces bien.
Ernesto conoce la casa, a los chavales, el espíritu de San Mamés... Lo ha vivido como jugador y entrenador. Es experimentado, lo conoce todo y seguro que él sabe el potencial que tienen los chavales de ahora y los que puedan venir. Tiene un futuro muy bueno.
Y en el Betis, Manuel Pellegrini.
Lo que está haciendo es digno de elogio. El papel del míster es de quitarse el sombrero. El Betis no es un club fácil, le ha cogido una época al alza, pero estabilizarse ahí es muy complicado y lo hace con mucha naturalidad. Está curtido en mil batallas y sabe de qué va esto. Ha ido remodelando la plantilla, son cuatro años, que siempre hay roles o circunstancias que es conveniente airear... Pero Ernesto o Manuel Pellegrini son dos valores seguros.
Vaya diferencia con tu época de entrenador en el Betis junto a Mel...
Cuando nosotros entramos la situación era muy compleja, de los años más difíciles, no digo el que más que muchos se me escapan y el Betis como es los ha tenido, pero el Betis entramos en uno de los más duros. Las circunstancias del club en todos los aspectos, económico, social... Era muy, muy complicado. Pero el Betis siempre será así. Con el Betis no puede nadie. Ya puede estar hundido, que no salgan las cosas, que se caiga.. Tiene esa virtud, gracias a la gente, de que te vuelves a levantar.
¿Te hubiera gustado estar en una etapa mejor, sobre todo económica?
Eso es lo que nos gustaría a todos. Soy un privilegiado, tuve la suerte de estar en una época difícil, pero la disfruté mucho. Se nos dio bien, tuvimos éxito a la hora de ascender dos veces, nos metimos en la UEFA... Tuvimos aun año malo, el del descenso. Pero está claro que cuanto mejores condiciones y más posibilidades para firmar tu equipo de trabajo y demás, para un entrenador es más fácil. Hay que amoldarse, las circunstancias son los que son.
¿Necesitaría el Betis una filosofía deportiva parecida a la del Athletic?
El Betis es por condición, no puede llegar a tener la filosofía del Athletic. Para mí en un equipo que quiere aspirar a estar arriba muchos años del perfil del Betis, la gente de la casa es fundamental. Tener cinco o seis jugadores canteranos, que puedan jugar y sean importantes te da un salto de calidad tremendo a la hora de disputar esos puestos altos y mantenerte. En el Betis ha habido canteranos buenísimos. Hacéis una lista de los traspasos más caros de la historia del club, y de diez siete u ocho son de canteranos, es un valor seguro. Me he criado en eso, lo he vivido y tuve la fortuna de subir y compartir muchos con compañeros desde juveniles. Merino, Cañas, Cuéllar, Loreto, Márquez, Antonio Fernando, Juanlu... Esa unión que generas es muy importante para la identidad de un club. El que llegaba se amoldaba a lo que había. Era un vestuario sano y con ganas de crecer. Nos queríamos comer el mundo, llegar a ser futbolistas buenos y mejorar con el equipo, algo que conseguimos.
¿Qué diferencia existe entre el Athletic y el resto de clubes?
El Athletic es otra historia diferente. Lo pongo de ejemplo, cuando llego al Athletic, se termina de entrenar y se pregunta quién viene a comer. Se apuntaron 21 de 25. Eso no es normal en un equipo. Eso te lo da un club como el Athletic, te conoces desde pequeñito todos. Eso es lo que yo viví en el Betis. Como lo he vivido, ese valor es fundamental para tener éxito.
Vamos terminando... ¿Con qué futbolista te quedarías de los que has compartido vestuario?
He tenido la suerte de estar con gente muy buena, en el Betis como en el Athletic o la Selección. Pero si es verdad que le tengo mucho cariño a Rafa Gordillo. Cuando lo veo con 35 años, era de locos. La capacidad que tenía para correr la banda, poner los centros que ponía, el sacrificio... No era el de 26-27 años, que eso hoy en día sería impagable. Era diferente. Luego he estado con Alfonsito, Urzáiz, Julen, que han sido jugadores con gol.
Y a Gordillo lo tuviste de presidente...
Eso es aparte, si bueno es como jugador, ya como persona es para comértelo. No le dio tiempo a echarme, pero estuvo cerca. Vivimos los dos ascensos con el Betis. Rafa es un hombre que lo sufre mucho, lleva el Betis muy dentro. Pasan los años, te vuelves más blandito y vas sufriendo más.