REAL MADRID - BARCELONA

Ni penaltis, ni semifinales, ni cansancio: el vestuario del Real Madrid quiere aprovechar la ola para hundir al Barça

Un triunfo en el Clásico les alejaría a 11 puntos, encarrilaría mucho la Liga y permitiría al equipo tener 10 días para pensar 'sólo' en el Bayern.

Los jugadores del Real Madrid celebran la clasificación a semifinales de la Champions. /EFE
Los jugadores del Real Madrid celebran la clasificación a semifinales de la Champions. EFE
Sergio Gómez
Alfredo Matilla

Sergio Gómez y Alfredo Matilla

Con el Real Madrid en pleno sacrificio defensivo ante ese Manchester City que era una aleación de tsunami y abordaje, en la prórroga, hubo quien en alguna retransmisión bromeó garantizando que el Clásico del próximo domingo (21:00 horas) lo jugarían los chavales del Castilla. Poco después, los hechos cargaban la guasa de cierto realismo. En el 102' Vinicius pidió el cambio fundido y tocado en un muslo tras su última batalla con Walker. Poco después fue Carvajal quien abandonó el césped, acalambrado. El desgaste físico les llevó al límite y vació al equipo en un ejercicio de resistencia cuyos datos y efectos ya maneja Antonio Pintus de cara a la cita contra el Barça.

«Voy a dormir bien, me beberé una cerveza».EFE

Un encuentro al que los de Ancelotti llegan en el pico de su estado de ánimo, con hambre y conjura. Les sobran los motivos para que ni los penaltis, ni el cansancio, ni las próximas semifinales ante el Bayern les acomoden en el colchón de ocho puntos que tienen en la Liga. Quieren redondear la fiesta el domingo asestándole el golpe definitivo al Barcelona. Los de Xavi llegan al partido en la parte opuesta de la ola: desquiciados y eliminados en Europa, encaminándose a un año en blanco, con un entrenador que ha anunciado su salida, una brecha entre jugadores y con una planificación en el mercado demasiado tibia para las goteras que padece.

"Tenemos que celebrar hoy y mañana y pensar en el Clásico y en LaLiga. Queremos encarrilarla pronto", manifestó Nacho minutos después de festejar, imantado al héroe Lunin, el pase a la penúltima ronda de la Champions. Esa declaración pasó a ser consigna cuando consultadas varias esferas dentro del club se encontró una unanimidad en el mensaje. El olor que se respira de la zona noble a la caseta es el mismo: rebajar las pulsaciones, preparar a conciencia el choque contra el Barça y ponerle el lazo cuanto antes al alirón para centrarse en el pulso contra el Bayern.

Porque en Valdebebas, aunque se encabeza cada discurso con la prudencia, van con la calculadora en la mano. Son conscientes de que un tropiezo el próximo domingo en el Bernabéu sería un problema en el camino. Caer en el Clásico acercaría a los azulgrana a cinco puntos con 18 aún por disputarse, sin más distracción que darles caza, y obligaría a staff y plantilla a focalizarse en el encuentro de Anoeta que se celebrará finalmente el 26 de abril, después de que LaLiga atendiera a la petición madridista de adelantarlo. Un triunfo, en cambio, alejaría a los blancos a 11, suficiente distancia que permitiría al equipo tener 10 días para pensar 'sólo' en Europa, desde el duelo con los de Xavi hasta el 30 de abril en Múnich: la red sería tan firme que un traspié ante la Real no implicaría ningún lío. Y la caja negra de la temporada arroja optimismo: el Madrid ganó los dos enfrentamientos.

Un acto de reivindicación

Si se pretende aprovechar esta inercia no es sólo para descolgar definitivamente de la cornisa al Barça. También supondría un acto de reivindicación de todas las extremidades del vestuario: desde el cuerpo técnico a los jugadores. No es un secreto que la temporada no arrancó de la manera más plácida para Ancelotti. Sin algún retoque que otro demandado al club, con el equipo acumulando roturas de cruzado en zonas del campo fundamentales y con la mosca de Brasil incordiando, más de uno le veía en el patíbulo después de las primeras curvas. 

El italiano, en cambio, ha vuelto a encauzar la situación con mesura y calma pero también con movimientos en la pizarra y arranques de carácter (pregunten a Güler, por ejemplo). Renovado hasta 2026, un año sin títulos ablandaría los términos del contrato. Por eso, salir sonriente del Clásico prácticamente le garantizaría otra Liga y afrontar la Copa de Europa con el respaldo de tener rozar ya una copa entre las manos a falta de mes y medio para acabar la competición.

No sólo Ancelotti inflaría el pecho. Imponerse al Barça reforzaría aún más la confianza de varios jugadores. Comenzando por Lunin, que arrancó el ejercicio como tercer portero y lo está finalizando en el altar, y siguiendo por Mendy (olvidó sus problemas físicos y su irregularidad), Rüdiger (relevó con liderazgo a los caídos Militao y Alaba), Bellingham (perfecta adaptación) o Vinicius y Rodrygo, que dieron un paso al frente tras la salida de Benzema. Sin olvidar a la vieja guardia que nació en La Fábrica: Carvajal, Nacho y Lucas Vázquez.

La planta noble, por último, tampoco sería ajena a un refuerzo de su autoridad. Con los pies en semifinales de la Champions, una victoria frente al Barcelona respaldaría una planificación siempre bajo el foco. Como informó Relevo, Florentino y su equipo desecharon la opción de fichar a un nueve top como Kane para suplir a Benzema con la cabeza puesta en la Operación Mbappé 2024. Después, resolvieron no lanzarse a la desesperada al mercado de invierno tras las lesiones de Militao y Alaba. Entre los resultados y el funambulismo de Ancelotti se silenció cualquier amago de murmullo.

Así pues, ni penaltis, ni semifinales, ni fatiga: el vestuario del Madrid quiere aprovechar el impulso para consumar la depresión del Barça y encarrilar una temporada a la que se le está poniendo muy buena cara.