Pepe Mel recuerda el día que Cruzcampo salvó al Betis tras la llamada de auxilio de Gordillo: "No tenemos dinero para viajar"
El madrileño repasa su vinculación con la entidad verdiblanca, en la que le gustaría finalizar como formador su etapa en el fútbol.
Futbolista del Betis a comienzos de los 90, entrenador en dos ocasiones complicadas en este siglo XXI, la vida deportiva de Pepe Mel no se entiende sin el club verdiblanco, que lo llevó también a afincarse en Sevilla. "Vine a en 1989, y el Betis había descendido en aquella promoción ante el Tenerife. Esperaba un año complicado pero el Villamarín estaba lleno todos los domingos", recuerda el ahora entrenador sobre aquel inicio un club que le cambiaría la vida. Tras analizar en una primera parte de su entrevista su pasado en el Real Madrid o su legado con los jóvenes, Mel se detiene en su etapa heliopolitana.
Vivió la gloria del ascenso como futbolista con el Betis, pero también el descenso del año siguiente, aunque esa relación con el club y la ciudad ya quedaron para siempre. Aunque su etapa como técnico, que comenzó hace 25 años, lo llevó por toda la geografía española, la llamada del Betis siempre la esperaba con especial ilusión. La misma llegaría en 2010, en plena crisis institucional y deportiva de la entidad, y en la que a Mel le tocó hacer de todo por la supervivencia del club verdiblanco.
"El entrenador del fútbol no sólo está las horas del césped sino que tiene que hacer muchas cosas más. Hay mucha gente que no conoce este dato, salvo los que lo vivimos. En 2010 cuando empezó Rafa Gordillo de presidente, en diciembre teníamos que ir a Tenerife, y a mitad de semana entró en mi despacho y me dijo: 'Pepe, no podemos viajar. No hay dinero'. Ése era el Betis de 2010. Una empresa, voy a dar el nombre. El Real Betis Balompié compitió en Tenerife, en Segunda División, porque el viaje y el hotel lo pagó la Cruzcampo", rememora 13 años después Mel, que fue capaz de mantener al margen al equipo de la convulsa situación, con administración judicial incluida, para sellar un ascenso que supuso la salvación del Betis.
"Lo más curioso que he vivido fue en el Betis. Todo el mundo ve normal que un presidente tenga ocho o nueve entrenadores, pero lo que no es normal es que un entrenador tenga ocho o nueve presidentes en seis años, desde 2010 a 2016. La experiencia de uno engrandece el trabajo, tengo que estar muy agradecido a todo lo que he vivido en el fútbol", apunta Mel sobre aquellos años en los que logró dos ascensos con el Betis que otorgaron viabilidad a una entidad en concurso de acreedores. "Con saberlo yo es suficiente. Si lo ha valorado la afición, la gente de la calle. A mí todavía hay gente que me para y me dice: 'Muchas gracias, míster por lo que hiciste'. No tienen por qué, primero soy bético como ellos y era mi trabajo, me sentía responsable de todo eso", asegura sobre ese agradecimiento que sí le otorgan los aficionados.
¿Pero qué siente Mel cuando ve el actual Betis de Pellegrini? "Primero, orgullo. Por el esfuerzo de mucha gente, juntas directivas, presidentes, cuerpos técnicos, futbolistas, la afición… Mucha gente ayudó a lo que el Betis es actualmente. Y sí, cuando veo a Manuel Pellegrini manejar a futbolistas que ganan millones de euros siento una envidia sana y siento un orgullo de haber ayudado a que el Betis esté en esta situación", asegura el técnico, que apostó fuerte por Rubén Castro, otro hombre clave de aquellos años con el que siempre mantuvo una sintonía especial: "Con Rubén he estado diez temporadas, con un mismo futbolista son muchas y más si no son en el mismo equipo. Fiché a Rubén del Huesca para el Rayo Vallecano cuando nadie creía en él, el Deportivo lo tenía desahuciado. Del Rayo me lo traje al Betis, y fue un acierto total en su carrera, en la mía y para el Betis. Luego he compartido con él espacio en Las Palmas y en el Málaga. ¿Qué te voy a hablar de Rubén Castro? Es un futbolista que tú sabes que como toque la pelota dos veces, una mínimo es gol".
Máximo goleador de la historia del Betis, quizá Rubén tampoco ha sido tan reconocido en el fútbol nacional como sí lo han hecho los béticos. "Hablé de esto con Vicente del Bosque. Para mí es una pena que Rubén no haya sido, aunque sea una vez, internacional por España. Es muy difícil que alguien todos los años marque más de 15 goles en Primera cuando ha estado. No ha sido valorado por los diferentes seleccionadores en su momento. Entiendo que había un montón de delanteros, pero igual que los que fueron, si quitas a Villa y Fernando Torres, hubo otra serie que en ese paquete podría haber estado Rubén", dice con añoraza Mel, que apunta las claves de esa buena relación con el canario: "Entendí su forma de ser, no sólo la de jugar. Recuerdo que ascendimos en 2011 y Rubén estuvo dos días sin nadie supiera dónde estaba. Conmigo no tenía problemas. Sabía la libertad que le tenía que dar y que me iba a responder en el campo. Era la respuesta que yo quería de él. Yo no quería que Rubén fuera muy amigo mío e ir a cenar por las noches, sino que quería en el campo rindiera y diera el 100% lo que tiene. Conseguimos hacer una dupla con Jorge Molina muy buena".
Si Mel amplía la conversación cuando se habla del Betis, al técnico todavía le quedan metas por cumplir. "Sería impensable de alegría volver a entrenar al Betis otra vez", comenta el técnico, que aún se ve con energías para emprender un proyecto en los banquillos, pero que también vislumbra cómo le gustaría que fuera su última etapa en ese fútbol que tanto le ha dado. "Me gustaría aportar mi experiencia a nivel de cantera. De esa experiencia y la demostración de tantos años con chavales se aprovecharía el club que yo quiero. Tengo la ilusión de que un año, no muy lejano pueda utilizar este oficio en el club que quiero que es el Betis. Es lo que he hecho como entrenador", finaliza Mel, el hombre para todo en el club verdiblanco.