El plan de Ancelotti que naufraga ante Xavi: así se estrella el italiano
De sus seis enfrentamientos directos, el técnico azulgrana ha vencido en cuatro de ellos.
La impotencia de Karim Benzema es también la de Ancelotti. La caída a peso muerto del francés este curso ha dejado al técnico italiano sin ese intérprete que convertía su plan predilecto, y casi que único, en una realidad. Con un Benzema dubitativo y plano, el Real Madrid volvió a chocar con el mismo problema con el que el equipo blanco se encontró en la Supercopa y, en menor medida, en Copa. Ancelotti deberá ajustar, porque lo que busca no se sustenta sin una versión excelente de su 9.
El Real Madrid es un equipo particular bajo el manto de Ancelotti. Cimienta su dominio no tanto en la posesión, sino en las relaciones de sus mejores jugadores. Kroos y Modric. Benzema y Vinicius. De ahí, unido a jugadores que entienden y mejoran el colectivo (Fede), los blancos son capaces de dominar sin tener mucho balón, porque cuando lo tienen suelen ser precisos, quirúrgicos en sus combinaciones. Ante el Barça, un equipo que sí necesita la pelota, Ancelotti opta por regalársela, de hecho solo ganó la posesión en Copa en un encuentro muy particular. ¿Por qué?
Los primeros dos clásicos de Carlo con el Real Madrid fueron victorias: 1-2 contra el Barça de Koeman y 2-3 en Supercopa ante el primer clásico de Xavi. En ambos partidos, el italiano hizo lo mismo: esperar y rajar al Barça con la velocidad de Vinicius, los apoyos de Benzema y el rol de navaja suiza de Fede, lateral, interior y extremo al mismo tiempo. Funcionó en esos primeros dos encuentros y lo volvió a hacer en Liga este curso en la ida (3-1), pero ante Xavi este plan se ha visto minimizado.
Durante el encuentro, el Real Madrid apenas pudo salir con claridad salvo por alguna genialidad puntual. El equipo estuvo lejos de poder juntarse con pases alrededor de la pelota y el Barça, con sus jinetes de la muerte en Kounde, Christensen y Araujo, dominó con suficiencia la profundidad, solo amenazada con la entrada de Rodrygo. De inicio, Ancelotti apostó por algo que solo podía funcionar si Benzema recuperaba su nivel perdido, algo que parecía utópico. El repliegue y posterior transición eran un regalo continuado para el Barça, que podía combinar con facilidad y sabía que, salvo acciones puntuales, dominaría su espalda.
Solo Benzema (7) tocó más de cinco pelotas en área rival. El Barça limitó a cuatro toques a Vinicius y dos a Fede, el resto de atacantes. Kroos y Modric (quien jugó de mediapunta), no tuvieron presencia en el área de Ter Stegen. Esta incapacidad de juntarse nació de dos carencias: laterales con poquísimo peso en campo rival y un centro del campo que buscó recibirla en zonas muy parecidas (salvo algún desmarque a la espalda de Busquets de Modric). Solo Rodrygo tuvo peligro real (tocó 4 balones en área contraria y fue el jugador blanco que más pases dio hacia el área de Ter Stegen con 2) gracias a su movilidad y agresividad. Que siga siendo plan B cuesta de entender.
Extraña que el Real Madrid siga encarando estos partidos de la misma forma, desde una inferioridad manifiesta como si, teniendo a Kroos y Modric y ante un Barça sin Pedri, fuesen los de Xavi los que pudiesen tener más pelota. Renunciando a Rodrygo, el mejor jugador entre líneas de los blancos y sobreexigiendo a Vinicius, dejando a Fede en un rol que ejecuta con regularidad, pero que aleja a su equipo de su mejor versión.
Ya sin Casemiro (y con Tchouameni relegado al banquillo), es difícil que el Real Madrid se haga fuerte sin especialistas, ya que Camavinga sigue siendo mejor defendiendo hacia delante que en su propio tercio y Kroos y Modric están lejos, a estas alturas de su carrera, de poder ser argumentos sólidos en este tipo de planes. Solo Vinicius parece estar cómodo, y aunque ayer generase más que de costumbre ante Araujo, su aporte fue limitado.
Después del parón vuelve a haber un clásico, y Ancelotti tiene una (quizás la última) oportunidad para variar su plan y tratar de buscar otras formas de hacerle daño a un Barça al que solo ha ganado cuando ha cortocircuitado.