La plantilla mató a Setién, la grada criticó a Parejo... y nadie apunta al club
Desde la consecución de la Europa League en 2021 la plantilla se devaluó: los Roig han vendido por las urgencias a Rulli, Pau, Danjuma, Dia, Nico Jackson, Chukwueze...

La crisis se instaló, por unas cosas o por otras, en el Villarreal la temporada pasada desde la salida de Unai Emery y nadie logra ponerle freno. La última derrota ante Las Palmas (1-2) terminó por desquiciar a una afición paciente que ha pasado de disfrutar con un fútbol de Champions a criticar a uno de sus pilares, Dani Parejo, como abanderado de un proyecto que no acababa de arrancar con Setién y que va camino de estrellarse con Pacheta.
Los malos resultados y el ruido en el vestuario en los últimos meses ha empañado e intoxicado un ambiente donde, casi siempre, reinaba la tranquilidad. El Villarreal, si por algo se ha caracterizado siempre es por ser un club que, a lo largo de este siglo, desde que se instaló en la élite, ha sido modélico por su gestión y por su propuesta futbolística. De hecho, pese a ser un equipo modesto de pueblo (Vila-real tiene poco más de 50.000 habitantes) es un destino codiciado para muchas estrellas. Y a lo mejor ahí, según varias fuentes consultadas, "en la autocomplacencia" y en la repetición de las bondades se han empezado a originar algunos de los actuales problemas.
A veces, para entender las cosas basta con analizar ciertos ejemplos: esa voces distribuidas entre el club y el entorno que bien conocen el día a día, apuntan hacia esta cruda realidad sin que, por cierto, nadie se atreva a prestar su nombre. La crítica aquí está mal vista por inusual e impopular. Sin embargo, lo justo es hacerla. A ojos de todos, jugadores incluidos, el Villarreal no está sufriendo (sólo) este curso porque Setién llamara a Yeremy "Yeray", debido a que no permitiera a sus muchachos entrar más tarde a trabajar para poder dejar a sus niños en el cole, porque sus métodos no maridaran demasiado con los del club o por su cabezonería de poner a Capoue más adelantado, donde por cierto hacía gol.
Todo influye, pero hay más. Igual que la dirección de los Roig, Fernando padre (presidente) y Fernando hijo (director general), han llevado -y se ha contado- a la entidad a instalarse en Primera con un modelo que todo el mundo pone en valor en España con el lema de "no gastar ni un céntimo más de lo que se ingresa" -picoteando de vez en cuando en Europa- el manejo de la plantilla en las dos últimas temporadas ha sembrado muchas dudas. Errores que se han tenido su reflejo en el césped. De ahí el baile de entrenadores -con la confianza renovada en Setién por su quinto puesto en Liga pero sin creer en su filosofía- y de ahí ese fuego cruzado que ya se ha contagiado en una afición donde reinaba la mesura.
Mientras todas las balas apuntan estos días a ese legado gris de Setién -ya de regreso en Cantabria-, con quien muchos jugadores las tuvieron tiesas, o al bajo rendimiento de algunos estandartes como claves de la caída, nadie apunta a la administración. Y si lo hace es en la clandestinidad. Como si no cupiera el análisis en un equipo donde hace nada Rulli, Pau Torres, Chukwueze y Nico Jackson formaban la columna vertebral y donde ahora sólo quedan en La Cerámica sus recuerdos para poder encajar los números en la contabilidad.
El Covid marcó el paso
La pandemia, como en el mundo entero, hizo un socavón en el Submarino. Y eso que la Europa League le dio alas, ya que el club groguet disparó sus ingresos un 44,7% hasta 178,2 millones (venía en la 20-21 de 124 millones), gracias a los 84 millones ingresados tras finalizar entre los cuatro mejores clubes de la Champions posterior. Así, logró dejar las pérdidas en 742.936 euros después de haber sobrepasado los 14 millones de euros por el maldito coronavirus. La mala clasificación liguera posterior (Emery sólo logró ser séptimo) y la disputa de la Conference League cambió por completo el paso y las directrices que debía ejecutar en la secretaria técnica Miguel Ángel Tena, sustituto del gurú Antonio Cordón.
Ahí, en la economía hay que encontrar un punto determinante en la nueva realidad del equipo. Para la temporada 2022-2023, Villarreal presupuestó 133 millones de euros, lo que representa una reducción de 54 frente al curso anterior. Pero no es la única razón. Como consecuencia también hay que resaltar ciertas decisiones deportivas complementarias que han devaluado el nivel general. Lo bueno es que la cantera sigue su (fabulosa) tendencia. Desde que Llaneza levantó la Europa League el 26 de mayo de 2021 en Polonia, tras tumbar al Manchester United en los penaltis, el conjunto amarillo ha ido a menos, empeorando claramente sus prestaciones y los brillos de su escaparate. Si aquella temporada, para tocar la gloria, la dirección deportiva contrató a Parejo (2,25 millones), Estupiñán (16,4), Coquelin (7,1) y Foyth (cedido hasta que lo compraron definitivamente por 15), hace dos veranos el fichaje más caro fue Mójica (5,5 y ya no está) pese a ingresar por ventas 30; y en éste vinieron libres Ben Brereton (209 minutos disputados), Comesaña (290') y Denis (160'), además de Gabbi a préstamo pese a ganar 105. El único futbolista por el que realmente se pagó dinero fue por Sorloth (10 millones y máximo goleador con cinco tantos).
Los datos no engañan
Es en las ventas donde más daño se ha ido haciendo al Villarreal. Desde aquel primer título, que le permitió disputar la Supercopa de Europa contra el Chelsea y la Champions hasta las mismísimas semifinales una vez más en la temporada 21-22, han ido saliendo Rulli (8), Danjuma (3), Estupiñán (17,8), Boulaye Dia (12 tras un primer año cedido), Pau Torres (33), Nico Jackson (37) y Chukwueze (20). Por no hablar de que en aquella temporada histórica Take Kubo jugaba en el equipo por 1,25 millones y se fue en ese mismo mercado de invierno aburrido y ahora vuela revalorizado con la Real Sociedad. Este verano, con esos 105 millones ingresados que han copado los titulares, igual hubiera sido más eficaz haber mantenido a Nico Jackson o Chukuewze, por poner un solo ejemplo. Pacheta lo agradecería con sólo seis goleadores, sin once tipo y con varios referentes de capa caída.
La prueba irrefutable de que las cosas no marchan como deben es que mientras el Villarreal llegó a contar con varios futbolistas en la prelista de la Selección hace nada, así como en las convocatorias para los partidos de clasificación de Eurocopas y Mundiales o en sus fases finales (Albiol, Pau, Yeremy, Gerard, Baena..., por no remontarnos a la época gloriosa de Senna, Cazorla y compañía), hoy, por unas cuestiones (baja forma de Gerard) u otras (lesión de Yeremy), esta semana en Sevilla no habrá ningún representante del Submarino a las órdenes de Luis de la Fuente pese a tener hasta 16 jugadores convocables. Y eso implica que de tanto poner en venta, hoy la plantilla vale mucho menos que hace unos cuantos meses.