¿Por qué la posición de De Jong y Pedri ha sido una ventaja para el Barcelona?
El cambio de planes de Xavi le ha dado al conjunto local una carta ganadora que ha desembocado en un partido fantástico de Dembélé.
Y de repente, todo pareció encajar. Los miedos se desvanecieron y las dudas dejaron paso a un fútbol de convencimiento, voraz. El Barça hizo parecer al Athletic Club un equipo perdido y desnortado, y lo logró en base a una ventaja que Xavi le dio a sus jugadores previa al pitido inicial y una gran ejecución de los futbolistas. A veces todo es tan sencillo como que los buenos interactúen el mayor número de veces posible y que quienes deben marcar las diferencias reciban cuando toca, y no cuando el rival quiere.
Para enfrentar la gran presión del Athletic Club, Xavi decidió que redoblaría sus fuerzas en la medular. Situando a Pedri como falso extremo en izquierda (dificultando que las comparaciones con Iniesta desaparezcan) y a De Jong muy cerca de Busquets, el Barça se hizo ganador con una salida de balón impoluta, tan precisa como vertical, y es que en vez de querer llegar primero a Dembélé (como venía siendo habitual), entendió que primero debía pasar por dentro para después mirar fuera. Y la diferencia respecto a los últimos partidos es que no lo entendió como un peaje, sino como un disfrute. Si algo se puede decir de los dos últimos partidos es que el Barça se lo vuelve a pasar bien.
Si De Jong dominó sin Busquets el pasado jueves, ante el Athletic lo ha hecho junto a Sergio y siendo él quien llevaba la voz cantante. El neerlandés lleva tanto tiempo en el club que a veces se olvida que todavía tiene 25 años, edad con la que Xavi todavía no se había asentado y cuando a Modric todavía le quedaban tres años para llegar al Real Madrid. Es tan bueno como difícil de encasillar, de acotar. Su fútbol es salvaje y no entiende de limitaciones, así que Xavi le está diciendo que sea él, juegue donde juegue. No importa la posición (pivote o interior), sino el rol que ocupa. Y posee una virtud que le hace muy valioso, único: tiene desborde. Regatea y acelera. Y en un Barça que junta a Pedri, Gavi, Busquets, Kounde o Eric en salida, contar con De Jong es como ir a una primera cita con versos de Neruda memorizados. Sorprenderás al rival seguro.
El Athletic decidió ahogar a Busquets con Zarraga, haciéndole un marcaje al hombre. Muchas veces suele ser un signo de perdición para los culés, perdiendo así al jugador que vertebra los primeros pases, pero algo fue distinto ante este Athletic. De Jong cerca hizo que Vesga tuviese que ir muy lejos, con Balde siendo una amenaza muy abierto y Pedri apareciendo por dentro, el Barça siempre tuvo la pelota. De hecho, no le hizo falta robarla, porque casi nunca la perdió. Tuvo paciencia para ordenarse y desordenar al contrario, y cuando esto sucedía bastaba un pase para que Dembélé, comprometido con la amplitud que le encomienda Xavi, recibiese abierto y en ventaja y con tiempo hiciese estragos: gol y tres asistencias.
Cuando Dembélé es el foco creativo del equipo el Barça es mucho peor, no tanto por el francés sino porque cede parte de lo que le hace fuerte en pro del talento del francés. Asume perder estructura para ganar desequilibrio. Y la clave, como todo en esta vida, es encontrar el punto exacto de cocción. Que Dembélé sea quien decida, no quien inicie, que De Jong y Pedri muevan al rival, y no que sean ellos quienes se muevan. Desde estas dos premisas, el Barça encontró todas las ventajas que Xavi había imaginado previamente. Pocas señales mejores que esta para hablar de un partido. En un deporte en el que prima lo incontrolable, cuando tu plan es justo el que trazaste en la pizarra es que eres ganador. Y ahí tiene mérito un Xavi que sale ganador de una semana complicada. Y De Jong, claro. Que de ser un incomprendido ha pasado en apenas dos días a ser quien más y mejor ha comprendido los partidos.