El problema de Lewandowski que contagia al FC Barcelona
El polaco no ha tenido una buena pretemporada y su inicio liguero presenta algunas dudas que afectan al juego azulgrana.

En el fútbol no suele ofrecer respuestas concretas a problemas complejos, sino que normalmente dibuja escenarios con muchas alternativas en los que todo influye a la vez, por lo que no se trata de acertar con el cable a cortar. Robert Lewandowski acaba de cumplir 35 años y se presenta en su segundo año en el FC Barcelona con el cartel de Pichichi y la responsabilidad de volver a liderar un ataque que necesita nuevos referentes. ¿Qué está faltándole al polaco en estas dos primeras jornadas? Lewandowski sigue jugando como si el Barça fuese el Bayern... y le falta agilidad.
Vaya por delante que en la dos primeras jornadas, el Barça se ha enfrentado a dos de los bloques más defensivos de LaLiga: Getafe y Cádiz fueron los dos equipos que menos pases promediaron por partido la pasada temporada. Dos líneas de cinco (hasta seis jugadores) y mucha concentración de efectivos en la frontal, lo que provoca que el Barça, en su afán de buscar el gol, libere el centro del campo para sobrecargar la última línea defensiva y buscar situaciones de peligro. Lewandowski está buscando ser útil de forma distinta. Y el Barça no lo está intepretando bien.
En sus dos primeros partidos, Lewy apenas ha gozado de buenas ocasiones. Está rematando menos y con disparos de peor calidad, pero su faceta pasadora está aumentando. El Barça de Xavi parece querer tener mucha más presencia de sus interiores en área rival a costa de perder parte del poder de su delantero centro, por lo menos cuando el Barça se enfrente a equipos que apenas sumen el 25% de la posesión.
El Barça no está teniendo un problema con el hecho de que Lewandowski se mueva y salga de su zona, porque eso es algo beneficioso en muchas ocasiones para su equipo. El problema es, sencillamente, que no está acertado en sus intervenciones. Que el delantero centro mueva a los centrales y abra vías a su espalda es algo muy necesario a la hora de enfrentar a un bloque tan hundido, y el Barça lo aprovechó para encontrar a sus interiores y a Lamine en ventaja. El problema residía cuando el polaco tenía que tomar decisiones con la pelota. Ahí algo falla.
A sus 35 años, puede que su fútbol necesite focalizarse más en una tarea concreta, potenciando aquello que le puede dar más rédito en vez de diversificar sus funciones. ¿Y si Lewandowski ya no llega a tanto? Sigue siendo uno de los mejores rematadores del mundo, pero quizás su fútbol a 40 metros del área ha perdido velocidad y suficiencia. Cada mal pase o segundo de más, es una pérdida que condiciona mucho la estructura defensiva de los de Xavi.
¿Qué sucede si son los interiores los que tienen que rellenar el área y el 9 quien tiene que alimentarla desde fuera? ¿Qué pasa cuando el pase no llega? La presión, al no tener efectivos cerca de la pelota, queda desactivada, y el rival puede correr aunque tenga muchos jugadores lejos de la portería rival; se abre una autopista. Los de Xavi tienen que equilibrar los movimientos de su delantero centro, administrarlos para que Lewy no sea tan dependiente de recepciones alejadas y que el guion se invierta, y sean los interiores quienes le alimenten.
Son solo dos jornadas y ante dos equipos que tienen una misma forma de entender la fase defensiva, lo que ha obligado al Barça a tomar decisiones más agresivas a la hora de posicionarse. En el Bayern, Lewandowski contaba con Müller cerca, quien siempre rellenaba los espacios que dejaba, y los extremos siempre hacían movimientos verticales (Gnabry, Sané, Coman). Sus caídas encontraban siempre jugadores que las entendían. Y el ritmo era más alto. ¿Qué sucede si el ritmo decae? ¿Debe adaptar su forma de jugar? ¿Necesita el Barça que Lewy participe menos a cambio de perder un punto de movilidad? Preguntas que Xavi deberá responder, pues el fútbol siempre vuelve con cuestiones parecidas.