VALENCIA 2 - REAL MADRID 2

¿El problema fue solo el pitido final o también el añadido? El tiempo del VAR nunca se recuperó

Casi dos minutos y medio se perdieron desde la caída de Hugo Duro a la reanudación. Carvajal reclamó que había más balones en el campo. Gil Manzano señaló el final en el 98:40.

El Madrid discute a Gil Manzano./EFE
El Madrid discute a Gil Manzano. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Gil Manzano sigue siendo el hombre del día en el fútbol español tras su polémica decisión de pitar el final cuando el balón de Brahim iba rumbo a la cabeza de Jude Bellingham. Desde luego, su actuación en la acción decisiva puso de acuerdo a la gran mayoría de seguidores, independientemente de sus colores. Señalar el camino a vestuarios en el momento en el que la pelota vuela dirección al área cuando podría haberlo indicado antes de que recibiese el ex del Milan no fue entendido ni siquiera por el rival Hugo Duro. El silbato más viral de la temporada llegó en el 98:40, más de un minuto por encima de los siete que había añadido. Podía parecer que era fuera de tiempo, pero ¿debería haber dejado más?

El colegiado añadió siete minutos en un partido en el que ya de por sí se perdió bastante tiempo. Los cambios, el gol de Vinicius y la grave lesión de Diakhaby invitaban a una prolongación elevada. En concreto esta última acción se da en el 85:38, cuando Gil Manzano señala fuera de juego y se solicita enérgicamente la entrada de la camilla para atender al central. Mamardashvili acaba reanudando en el 89:03: 3 minutos y 25 segundos de tiempo perdido. Si a eso le sumas los habituales tres minutos por los cambios, más el gol... Algunos consideraron que esta era insuficiente, si bien entra dentro de la normalidad y no supone un error flagrante.

El descuento, sin embargo, se caracterizó por la continua interrupción. La principal se produjo entre el 90:25 y el 92:50, casi dos minutos y medio de parón. Hugo Duro cayó al suelo presuntamente derribado por Fran García y el colegiado señaló pena máxima. La repetición reveló que el delantero medio resbala y que, en cualquier caso, el madridista toca el balón. Hasta el valencianista reconoció que no era nada en los micrófonos de Movistar. Por ello, los jugadores visitantes protestaron enérgicamente mientras desde el VAR estudiaban lo ocurrido.

Gil Manzano hace el gesto protocolario en el 91:56, llega a la pantalla en el 92:14 y en el 92:34 sentencia que no es suficiente para pitar penalti. Lunin acaba sacando en torno al 92:50 (no se ve en la retransmisión el momento exacto). Un tiempo perdido excesivo y que se debería haber añadido a posteriori en su totalidad o , al menos, una gran parte de ello.

Fue el momento más sonado en un descuento que también tuvo otros pequeños parones. Justo en el 90' se produce un pequeño rifirrafe entre jugadores de Madrid y Valencia antes de un saque de banda. Vuelve a ocurrir en el 93:15, cuando los de Baraja demoran otro envío desde el costado. Fran García tiene que meter prisa a Peter Federico, que retiene el balón y Foulquier también se toma con total tranquilidad la acción hasta poner el balón en juego en el 93:49.

Cabe recordar que Gil Manzano no debe tener un cronómetro y analizar con tanto detalle cuántos segundos se pierden por cada jugada de este estilo, pero si debe valorar en su conjunto si estas demoras son suficientes como para aplicar un descuento mayor. En el caso de la acción de Foulquier y Peter sí podía dar para ello, no así los casi treinta segundos que Real Madrid y Valencia se tomaron para botar un córner, porque el contexto invita a la normalidad.

Es decir, no es lo mismo que el balón salga, se lleve rápido a la esquina, el jugador tome la carrerilla habitual y saque a que la naturalidad se dé de forma inmediata y después sea un futbolista el que retenga el balón y le gane segundos al cronómetro. El mejor ejemplo para lo expuesto anteriormente es el saque de banda previo a que Bellingham fuerce el córner de la discordia. En el 97:23, Peter Federico remata fuera y Lunin trata de correr para buscar el tanto de la victoria. Sin embargo, entra otro esférico al terreno de juego que le imposibilita darse prisa y Carvajal reclama y le hace saber a Gil Manzano la dificultad para proseguir con el ataque ante tal circunstancia.

El meta acaba sacando en el 97:58, con el tiempo oficialmente cumplido. Sin embargo, tenía motivos más que suficientes para no señalar el final. Se habían perdido cerca de 3:30 que no deberían y, sobre todo, esos 2:25 de intervención del VAR. Bellingham logra sacar un córner en el 98:12 y el resto es historia. Gil Manzano avisa de que es la última y que ni siquiera dejará rechace sin demasiada razón: el final del partido se debería haber demorado aún más tiempo por todas las interrupciones ocurridas.

Quién sabe si eso es lo que hizo dudar al colegiado, que acabó señalando el final cuando el balón de Brahim sobrevolaba Mestalla antes de llegar a la cabeza del internacional inglés. Fue su otro gran error. No medir con detalle el tiempo y precipitarse a la hora de anunciar una última acción que no hacía justicia a lo que debería haber marcado el cronómetro antes del pitido final. Gil Manzano, en el ojo del huracán.