QUINCY PROMES

El exsevillista condenado a seis años de prisión por contrabando: "Era muy querido en el vestuario"

Quincy Promes, delantero del Spartak, ha sido acusado de participar en una operación en la que se movieron más de 1.300 kilos de cocaína. El neerlandés, que apelará, pasó por el Sevilla en la 2018-2019.

Quincy Promes celebra un gol con el Spartak de Moscú./SPARTAK
Quincy Promes celebra un gol con el Spartak de Moscú. SPARTAK
Alonso Rivero

Alonso Rivero

El pasado 15 de febrero, Quincy Promes, futbolista del Spartak de Moscú, fue nuevamente noticia por un tema extradeportivo. Un juzgado de Países Bajos lo condenaba a seis años de prisión por, según la justicia neerlandesa, participar en una operación de contrabando en la que se movió más de 1.300 kilos de cocaína desde Brasil hasta Amberes (Bélgica). El atacante, que no quiso estar presente en el juicio, ha asegurado que es inocente y recurrirá la sentencia. El pasado verano fue condenado también a 18 meses de prisión por un presunto apuñalamiento ocurrido en 2020, año en el que también sucedieron los hechos por los que acaba de ser condenado.

Mientras tanto, Promes sigue concentrado en Dubai, donde realiza la habitual pretemporada antes de que se reanude la liga rusa. El próximo día 2 de marzo, el Spartak se enfrentará al Zenit y ahí quiere estar junto a sus compañeros. En los días previos a la sentencia se le ha podido ver más ausente en los entrenamientos. "Ha estado más callado de lo habitual. Él es una persona muy activa, demasiado. Es un líder", cuentan a Relevo desde su entorno. Sus compañeros han tratado de arroparlo en todo momento.

"Tiene una mentalidad extremadamente fuerte. Sabe que todo lo que ha conseguido en su vida ha sido a base de esfuerzo y de luchar contra las adversidades. Y así va a seguir", nos relatan. Antes del último amistoso ante el Kairat Almaty, el delantero quiso hablar con todos, incluido el cuerpo técnico para hacerles saber que quería jugar. Ahí es donde se siente seguro y donde logra olvidar todos los problemas. Anotó dos goles.

El año pasado vivió una de sus mejores temporadas como futbolista, anotando 25 goles entre todas las competiciones. Por eso, ahora confía en sus abogados y quiere dejar en sus manos el recurso para centrarse en el presente. A sus 32 años, no le queda tanto de fútbol y desea seguir disfrutando de él en un club donde ha conseguido sentirse valorado. Para Promes fue muy importante la llegada del entrenador español Guille Abascal. Casi de la misma edad, con un mismo lenguaje futbolístico, el neerlandés ha logrado brillar con continuidad. El técnico español lo colocó como delantero una vez analizado su potencial. Le dio el liderazgo del vestuario y en el terreno de juego, y él respondió con creces. Según cuentan, esas ganas de superarse a sí mismo, de mejorar y de ganar títulos es lo que ha hecho posible esa conexión jugador-cuerpo técnico.

El actual entrenador del Spartak de Moscú, que estuvo cerca del Cádiz este mercado de invierno, ha rechazado hablar sobre la situación del jugador pero sí lo describe como futbolista: "Quincy tiene mucha hambre, mucha garra. Son jugadores a los que les motiva competir. Cuanto más difícil es todo, mejor juegan. Necesitan esos grandes retos para rendir. Recuerdo que iba marcando goles y se iba acercando a la cifra de 100. Él me decía que no quería pensar en eso pero yo le dije que estuviera tranquilo, que lo iba a superar, como así ha sucedido".

La pretemporada en Dubai, de la que ya se han consumido cuatro semanas de las seis que va a durar, le ha venido bien estos primeros días de tanto revuelo. Promes ha podido estar algo más aislado ante el ruido mediático y, como el resto de la expedición, ha podido recibir en días concretos la visita de alguno de sus familiares.

Una breve etapa en el Sevilla

Tras la marcha de Óscar Arias de la dirección deportiva del Sevilla, el club tira de un hombre de la casa como Joaquín Caparrós que lideraba por primera vez en su carrera los despachos de su club. Acompañado por Paco Gallardo y Carlos Marchena, se realizan una serie de movimientos para reestructurar la plantilla. La apuesta más importante fue el fichaje de Quincy Promes, por quien pagaron algo más de 20 millones de euros al Spartak de Moscú.

Ninguna de las fuentes consultadas ha querido ser nombradas en este reportaje pero sí hemos podido recabar información de cómo fue el paso del extremo por Nervión. El Sevilla lo ficha, aconsejado por los miembros que ya trabajaban en la dirección deportiva. Fue una apuesta fuerte. Ya estando en la ciudad empezaron a llegar algunas informaciones de que tenía una activa vida nocturna. Solía ir mucho a una discoteca conocida en la capital andaluza.

"Como persona era un líder: le gustaba competir, era simpático y sabía romper las tensiones propias de la competición. Cogió pronto el idioma. Era muy querido en el vestuario", nos cuentan. Al poco tiempo de iniciarse la temporada, Pablo Machín, entrenador del Sevilla en aquella campaña, decide ponerlo de carrilero. A él no le gustaba. A pesar de todo nunca tuvo una mala cara y dio un buen rendimiento. Era un portento físico, estaba muy fuerte y tenía un gran golpeo.

Algo que sorprendió en el club es que tenía bastante mercado. El Milan, por ejemplo, cuando negoció con los sevillistas el fichaje de Luis Muriel (se acabaría marchando al Atalanta), pidió por mediación de Leonardo negociar también el de Quincy, algo que en Nervión rechazaron.

Nos cuentan una de las varias anécdotas vividas durante su única temporada en Andalucía: "Fue a un restaurante cerca de donde vivía. En su interior estaban celebrando un cumpleaños. Algunos miembros de esa familia lo habían reconocido y mientras se hacían algunas fotos, hablaron con él. Cuando terminó de comer, pagó lo suyo y todo lo que habían consumido en el cumpleaños. Ese fue su regalo según dijo", nos cuentan entre risas. Un tipo peculiar. Un futbolista del que se habla más de sus escándalos que de su fútbol. Afronta en los juzgados el más importante de su vida.