La rajada de García Pimienta
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"Los cambios se hacen para intentar mejorar y he considerado que era mejor así". Para entender la lectura de partido que realizó Xavier García Pimienta, hay que remontarse a su rueda de prensa posterior al cierre del mercado. Sí, aquellas declaraciones que levantaron polvareda en Nervión, y que incluso hicieron recular al entrenador, ofrecen las claves para comprender sus argumentos, tras un empate que frustró al sevillismo.
"Nos puede costar afrontar los partidos con garantías" o "Espero que nos quedemos todos los que estamos, que si no voy a tener que jugar yo" fueron algunas de las frases que provocaron un cisma entre el entrenador y los dirigentes. Ante el Mallorca, García Pimienta no elevó la voz, pero tampoco hacía falta. Los hechos hablan por sí mismos y el técnico se dejó dos cambios por realizar y las primeras sustituciones tuvieron que esperar al minuto 82'. Esa falta de fondo de armario que el catalán verbalizó en su momento salió a escena después de un partido en el que había hecho méritos para ganar.
Habrá quien culpe al entrenador catalán por el manejo del encuentro, pero siempre podrá repasar aquella rueda de prensa donde ya advirtió de lo que vendría. Siempre se puede hacer algo distinto, aunque tampoco te garantice obtener un mejor resultado. Agoumé, Ejuke y Manu Bueno fueron los tres jugadores elegidos por García Pimienta para meter piernas frescas; Suso, Marcao e Idumbo fueron los tres que se quedaron sin participar, además de Gudelj, que venía arrastrando molestias y no se encontraba al 100%. Podría haber colocado a Lukebakio como delantero para intentar aprovechar un contragolpe, quizá; podría haber entrado Marcao para defender el juego aéreo final, quizá. Hay tantos entrenadores como espectadores tiene un partido de fútbol, pero nadie podrá negar que los elementos de los que disponía García Pimienta ofrecen más dudas que certezas futbolísticas.
Esperar y exigir más de este Sevilla de García Pimienta sería casi pedirle un milagro al entrenador catalán, que sí ha conseguido que su equipo sea reconocible y que incluso por momentos pareciera un buen Sevilla. El caramelo de acercase a los puestos europeos puede acabar generando desazón, pero el mérito del técnico pasa por llevar una temporada cómoda, sin sobresaltos en plena reconstrucción. Con Carmona, Kike Salas, Juanlu e Isaac, cuatro chicos de la carretera de Utrera, en su once inicial. Con Badé y Lukebakio como soluciones económicas a esa realidad de la entidad que lo tiene con el peor límite salarial del fútbol profesional.
La gran virtud de García Pimienta viene siendo esa templanza con la que ha manejado al vestuario. Sacándole el máximo rendimiento a jugadores que parecían condenados en Nervión. El desguace del gran Sevilla -hasta este año también lo era por coste- requería de un entrenador que aceptase el desafío sin excusas. Y, aunque con algún borrón, el catalán sigue cumpliendo la hoja de ruta. Quizá para exigir no hay que mirar tanto al banquillo y sí a esos lugares de donde sale el dinero para confeccionar las plantillas y donde se marcan los objetivos de una temporada.