Sin rastro del 'nuevo' Sevilla
Los andaluces empatan 1-1 con el Mónaco en otro mal partido. Ben Yedder y Badiashile, atracciones para una grada que pitó al equipo.
Había pocos alicientes en el primer amistoso del Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán, tras un mes sin competir, y dos de ellos estaban en el equipo rival: Benoit Badiashile y Wissan Ben Yedder. Por diversos motivos eran el punto de mira de los pocos aficionados que acudieron al estadio en una noche muy lluviosa. El delantero sigue siendo muy querido en el sevillismo. Aunque no logró tocar plata en sus tres temporadas en el Sevilla, sus cifras de goles propició ese afecto: 70 goles en 138 partidos. Son números que cualquier sevillista o dirigente firmaría ahora mismo.
Recordada será para siempre esa eliminatoria ante el Manchester United en Old Trafford. Dos goles de Ben Yedder pusieron patas arriba el Teatro de los sueños para hacer historia alcanzando los ansiados cuartos de final. Desde el inicio la grada le mostró su afecto cuando lo nombraron en las alineación. Horas antes, él mismo se encargaba de avisar de su llegada con otro de sus tuit característicos: "ya estoy aquí, miarma". Incluso durante el partido y tras un gol anulado la gente volvió a cantar "Oh Ben Yedder, oh Ben Yedder, todos queremos que marque Ben Yedder".
Por otra parte, Benoit Badiashile era el central deseado por Monchi para reforzar una zona tan debilitada este año como la defensa. El internacional galo, pese a su juventud, ya se ha consolidado en el Mónaco e incluso ha llegado a debutar con la selección absoluta que dirige Deschamps. La cautela económica en la inversión y el alto precio solicitado por los monegascos (unos 50 kilos) imposibilitó que ni tan siquiera el Sevilla iniciara una negociación. Ahí aparecieron las opciones de Nelsson (Galatasaray), Kehrer (PSG) y de Nianzú (Bayern), apostando por este último a pesar de que todavía no ha respondido a las expectativas. Nuevamente, frente al Mónaco estuvo impreciso y mal colocado, como se evidenció en el primer gol.
Del amistoso, pocas conclusiones. Al menos positivas. La grada dio muestra una vez más que no está dispuesta a aguantar mucho. Pitada al inicio del segundo tiempo cuando Sampaoli cambió el once por completo y aplausos para todos los canteranos que entraron al verde. La gente quiere algo diferente después de una primera parte soporífera donde el Mónaco tuvo tres buenas ocasiones. Sin rastro de mejoría después de dos semanas de entrenamientos. Tan sólo la calidad de Pedro Ortiz con una vaselina desde casi 40 metros evitó otra derrota.
El técnico de Casilda tiene trabajo por delante. La solución parece que sigue estando en el mercado y en el acierto de Monchi. Con menos de un mes para la final de Balaídos, el argentino debe seguir encontrando nuevas fórmulas que potencien a este Sevilla. La sombra del descenso planea por Nervión y de momento no existen argumentos a los que agarrarse para evitarlo.