REAL MADRID

"Todo el día puteándome": el infierno de Fernando Sanz en el Real Madrid que le llevó a 'refugiarse' en Chile

El excentral recuerda en Relevo todas las críticas que tuvo que soportar por ser el hijo del presidente: "Psicológicamente era complicado".

Fernando Sanz intenta robarle un balón a Chapuisat, en la ida contra el Borussia. /
Fernando Sanz intenta robarle un balón a Chapuisat, en la ida contra el Borussia.
Sergio Gómez
Álex Corral

Sergio Gómez y Álex Corral

Fernando Sanz hizo mucho en el fútbol, pero soportó más. Aguantó insinuaciones por ser hijo de directivo del Real Madrid, primero, e hijo de presidente, después; vivió cómo un entrenador le decía una cosa y hacía otra con él (Capello); toleró exámenes semanales y censuras diarias; sufrió insultos, incluso cuando era canterano... Un clima que ahogaba y que le hizo emigrar unos meses a Chile: "Necesitaba respirar". Hoy, con 49 años, una carrera de la que se siente orgulloso y el sosiego que proporcionan las canas y el rostro de su nieta, repasa con Relevo esos momentos complicados. Lo hace después de recordar el derrumbe de la portería en el Bernabéu, hace 25 años. Ese encuentro contra el Borussia, ida de semifinales de la Champions, sirve de disparador.

Más allá del bochornoso incidente, aquella eliminatoria concentra muchos de los elementos que contribuyen a hacer de una cita algo difícil de olvidar. El primer partido contra los alemanes supuso su debut con el Real Madrid en la Copa de Europa. Un estreno allanado por una sucesión de infortunios, marcado por la odisea de la portería y que sacó adelante con solvencia (triunfo madridista por 2-0). "Heynckes no tuvo más remedio que recurrir a mí. A ver, no tuvo más remedio... El equipo tenía la baja de Hierro, sancionado, y a veces el entrenador ponía ahí a jugadores que no eran centrales, como Karembeu. Pero el caso es que contra el Borussia jugué yo. Así que imagínate: una tensión de la leche. Para mí no era un partido importante, era importantísimo para mi carrera, porque suponía el primero realmente grande que a lo mejor iba a jugar yo en el Real Madrid", dice el excentral.

Fernando Sanz, el único futbolista junto a Guti que ha estado en todas las categorías inferiores de la cantera de la Ciudad Deportiva, tenía enfrente a Chapuisat, uno de los delanteros con más renombre de la época, y a una oportunidad que no podía dejar pasar. Sobre todo después de lo vivido con Capello la temporada anterior (1996-97). El italiano no le dejó salir al Sevilla asegurándole un espacio en el equipo. Se lo impidió dos veces: después de la pretemporada y en el mercado invernal.

Y no sólo no le dio apenas minutos (405' en una campaña) sino que le usó como una de sus maniobras para justificar su espantada al Milan. El técnico, en conversaciones privadas con los medios, iba soltando como semillas el comentario, entre otros muchos, de que quería regresar a Italia porque Lorenzo Sanz le presionaba para que su hijo jugase. Acabó ese año marchándose al club rossonero y el futbolista, demostrando su valía meses después en la eliminatoria ante el Dortmund.

Fernando Sanz intenta frenar a Chapuisat. GETTY
Fernando Sanz intenta frenar a Chapuisat. GETTY

En la ida acabó como uno de los mejores, pero fue la vuelta de esas semifinales, en el Westfalenstadion, la que le entronizó junto a Fernando Redondo, que lució el chaqué de las mejores noches: "Si en la ida sustituí a Hierro, en Alemania suplí a Sanchis, también sancionado. Y además jugué con 39 de fiebre. El doctor Alfonso del Corral comunicó a Heynckes mi estado y él me preguntó: '¿Puedes jugar?'. Yo le dije que sí y estaba hecho mierda. No quería perdérmelo. Creo que entre la noche anterior y después del partido perdí cinco o seis kilos. Recuerdo la grada del Westfalenstadion, cómo apretaba. Pero no noté la presión por la sencilla razón de que nosotros jugábamos en el Bernabéu y yo la presión que tenía en el Bernabéu era brutal...".

El peso de ser 'hijo de...'

En este punto, Fernando Sanz abre el melón de la salud mental y revive muchos de los episodios desagradables que padeció con la camiseta del Real Madrid sólo por su apellido. Él refleja aquello que declaró en una ocasión la cantante y poeta Patti Smith: "Hay que dar muchos pasos para conseguir ser libre". "Desde que pongo un pie en el primer equipo son 90.000 personas todo el día puteándome por el mero hecho de ser hijo del presidente. Cuando yo había pasado por todas las categorías inferiores, había sido capitán, había destacado en todas, me lo había trabajado igual que todo el mundo... Yo lo puedo llegar a entender. Me pongo en el prisma de ese espectador que está asociando hijo y padre, padre e hijo: 'Bueno, aquí hay conchabeo'. Puedes pensar que es un partido, dos, pero cuando ves que al tercer partido se desenvuelve bien... Para mí psicológicamente era muy difícil", asegura Sanz.

Sanz recuerda la presión que sufrió en el Real Madrid.

Ni siquiera una gran eliminatoria, como la que protagonizó contra el Borussia, le garantizó un periodo prolongado de quietud. El recelo pesaba más que un informe estadístico: "Recuerdo perfectamente clasificarnos para la final de la Champions, jugar el siguiente partido de Liga contra el Oviedo y ganar 5-1. Cada balón que tocaba, el estadio me ovacionaba. A mí y a Redondo. No pasó nada, salvo ganar ese día. Al próximo encuentro... '¡hijo de tal!'. Y tú te preguntas: '¿Pero qué ha pasado?'. Era complicado". Aquella temporada se abrochó con el Madrid ganando la Séptima tras 32 años de sequía europea y con Heynckes saliendo del equipo y dejando una confesión que el exjugador desvela: "Se me acercó y me dijo que lo sentía porque tenía que haber jugado más partidos con él. Después, en conferencia de prensa insistió y declaró que conmigo se había equivocado. Y eso no salió en los medios".

"Desde categorías inferiores sufrí un pim, pam... Cuando jugaba en el Madrid C me fui a Chile porque estaba hastiado, necesitaba respirar"

FERNANDO SANZ Exjugador de Real Madrid y Málaga

La mochila de la crítica la comenzó a sentir Fernando Sanz muy joven. No se la cargó al ascender al primer equipo; la espalda ya tenía una dureza: "Yo entro en la cantera del Real Madrid a los nueve años y desde los 15, 16 o 17 empiezo a sufrir esa presión. Porque esto siempre ha sido así en mi caso. Cuando estaba en categorías inferiores mi padre estaba en la directiva del Madrid y automáticamente era un pim, pam, pim, pam". Todo eso le llevó en mitad de la temporada 1993-94, cuando militaba en el C, a abrir un paréntesis y refugiarse en el extranjero. "Me marché a Chile a jugar con Unión Española. Me voy porque estoy hastiado, necesito respirar", confiesa.

Sanz, sobre su decisión de irse a Chile.

Salió cedido unos meses junto a su hermano Paco, pero su experiencia fue casi una anécdota. Volvió, curiosamente, después de derrotar con Unión al Real Madrid en un amistoso celebrado el 22 de mayo de 1994 (1-0): "Jugué un partido muy serio. Enfrente estaban Míchel, Martín Vázquez, Prosinecki... Al acabar ya me volví en el avión con el Madrid y me incorporé al B. En mi primer año me dirigió Benítez, en el segundo, Sergio Egea. Teníamos un equipazo. Y fue Arsenio quien me hizo debutar con el primer equipo en la 1995-96".

En 1999, después de ser titular también en la final de la Intercontinental ante el Vasco da Gama, con despeje salvador incluido (el Madrid ganó el título con el famoso gol del aguanís de Raúl), pidió la carta de libertad. "Yo tenía cuatro años más de contrato con el Madrid, pero por estos cambios de opinión que no entendía, dije que no aguantaba más. Me marché a Málaga. Y curiosamente, cada vez que venía al Bernabéu a jugar, con los primeros balones que tocaba... ¡siempre me aplaudían! Yo decía: 'Joder, he estado en el Madrid y no me queríais por lo que fuese, ¿y ahora soy rival y me aplaudís?'. A nivel psicológico todo era bastante complicado", dice un Sanz que reconoce que esos reveses le fortalecieron para permanecer estable en más de un terremoto en La Rosaleda.

"Lo que viví fue duro, pero me hizo fortísimo; en Málaga tuve compañeros que se deshacían en algunas situaciones y yo no notaba nada"

FERNANDO SANZ Exjugador de Real Madrid y Málaga

"Fue una experiencia difícil a nivel psicológico, pero me hizo fortísimo para situaciones que luego vi. Yo jugaba partidos complicados y a compañeros míos en el Málaga les podía la situación. Yo muchas veces decía: 'Pero si no pasa nada; hay 30.000 personas aquí que están muy cabreadas porque lo estamos haciendo mal'. Había compañeros míos que se deshacían y yo no notaba nada, no notaba nada", relata.

Fernando Sanz habla de su fortaleza mental en Málaga.

Ese poso le hizo establecerse en el club de la Costa del Sol durante siete temporadas (228 partidos) y rozar el grado de leyenda después de convertirse casi de forma exprés en presidente: "Yo me retiro por responsabilidad, para coger el club, que estaba muy mal económicamente. Renuncio a mi vida como futbolista con 32 años para hacer nuevamente un acto de responsabilidad porque físicamente estaba como un avión".

Fernando Sanz salva al club de la desaparición, lo puso de nuevo en Primera y lo mantuvo con el segundo presupuesto más bajo de la categoría (25,7 millones) antes de venderlo a Abdullah Al Thani. El madrileño se despide con un leitmotiv que le ha ido sosteniendo a lo largo de su carrera: "Al final de las cosas malas, yo siempre intento sacar una buena...".