CELTA - BETIS

Edu recuerda su amarga salida del Celta al Betis tras bajar a Segunda: "La gente me llamó pesetero pero nunca forcé nada, el club quería hacer caja conmigo"

El brasileño revive sus años en Vigo y Sevilla, donde permanece su huella.

Edu, en un partido con el Celta en Champions frente al Arsenal. /EFE
Edu, en un partido con el Celta en Champions frente al Arsenal. EFE
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Luis Eduardo Schmidt, 'Edu' (Jaú, São Paulo, 1979), brilló durante casi una década en LaLiga. Eran los años 2000 y su estancia en España la repartió casi por igual entre Celta y Betis, dos equipos que hoy se enfrentan. El brasileño habla sin tapujos de su llegada a nuestro país, de cómo el Celta se adelantó a uno de los grandes del fútbol europeo, lo especial que era compartir vestuario con jugadores como Mostovoi o Karpin y, sobre todo, desmiente mucho de lo que se dijo sobre su salida hacia Sevilla tras el descenso a Segunda. También se sincera sobre los intentos de Monchi por ficharlo antes de que acabase firmando por el eterno rival ese mismo verano y desvela en qué ocupa su tiempo en la actualidad.

¿Qué es de Edu?

Cuando dejé el fútbol en la MLS yo quería seguir ligado a este deporte. Nada más retirarme, un amigo muy cercano con el que jugué en la cantera de Sao Paulo, me invitó a que estuviéramos juntos en una agencia para cuidar de futbolistas. Ha sido muy positivo porque me centré muy pronto en esta nueva etapa y sigo ligado al deporte que me gusta.

¿Era mejor el Edu futbolista o el Edu agente?

Bueno, como futbolista uno tiene todo el control de su situación. Entras en el campo y sabes lo que tienes que hacer, pero como agente muchas veces tú expresas la forma en cómo quieres que sean las cosas, pero el que decide es el jugador. Es bonito porque vas aprendiendo día a día y la gestión de personas es muy reconfortante. Cuando ves que el futbolista logra sus objetivos, te pones muy contento.

¿Cómo son los jugadores jóvenes en Brasil?

Han cambiado mucho respecto a lo que era antaño. Ahora lo tienen todo más sencillo. Si volvemos a cuando yo tenía 17 o 18 años, teníamos varios campeonatos fuertes para demostrar nuestro valor y llegar al primer equipo. Hoy en día hay mucha más facilidad para que les vean gracias al avance de la tecnología. En España cualquiera puede ver a los jóvenes en Brasil, por ejemplo. Nosotros tratamos de cuidar mucho el tema de redes sociales, porque a veces les hace mucho daño. Buscamos que los futbolistas tengan hambre por mejorar, que es lo que marca la diferencia junto a la calidad. Y también trabajar con ellos para que salgan muy formados, no solo como futbolistas, sino como personas. Queremos un crecimiento con seguridad.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

Siempre fui un aficionado del fútbol, del Sao Paulo. Creo que dentro de la barriga de mi madre tenía un balón conmigo. Nací en una familia muy humilde, pero viví momentos muy felices como seguidor de equipo. Tenía como referencia a Raí y al final incluso pude llegar a jugar con él. Mi referencia para mí siempre fue mi padre, aunque casi nunca podía verme jugar porque trabajaba muchas horas. A Europa solo vino una vez porque tenía miedo a volar, pero en la distancia me ha ayudado mucho.

El verano del 2000 te cambió la vida, primero en los JJOO y luego llegando al Celta. ¿Cómo recuerdas ese fichaje?

Ese año, en general, fue muy importante. Empecé siendo campeón preolímpico con Brasil, fui convocado con la selección principal, me hice titular en Sao Paulo, ganamos el Campeonato Paulista, subcampeones de Copa… Era un equipo con Raí, Belletti, Fabio Aurelio… El equipo más interesado en mí era el Borussia Dortmund y mi agente me dijo que estaba todo bastante encarrilado para ir a Alemania, pero algo antes de los JJOO en Sídney viene el Celta y me ficha. Cuando busqué información sobre el club y la ciudad, no pudieron ser mejores. Para ayudar a tomar la decisión, el Celta ficha a Vagner, que jugaba conmigo en Brasil.

Y en tu segundo partido en el Celta marcas gol

Por suerte, los jugadores me ayudaron mucho, como Giovanella, que vivía en el mismo edificio. En el segundo partido mío, el primero en casa, marcó gol ante el Valladolid y fue una sensación única.

Llegaste al mejor Celta que se recuerda, con jugadores de la talla de Mostovoi, Karpin, Gustavo López… ¿Cómo eran esos futbolistas?

Los rusos tenían mucho carácter. Karpin era más pegador, con mucha clase. Mostovoi era más diferencia y un jugador que te llenaba los ojos de tanta calidad que tenía. Fueron dos futbolistas que me enseñaron mucho, sobre todo el hecho de querer más porque tenían un gen ganador único. También Fernando Cáceres, que era un líder, Gustavo López, Catanha, Doriva, Sylvinho… De Sylvinho siempre digo que él fue de los que más me enseñó la parte táctica de jugador de banda porque me orientaba a saber jugar por fuera o por dentro según fuese necesario.

La temporada 2003/04 empieza con el equipo en Champions League y acaba en descenso a Segunda. ¿Qué pasó?

Muchas veces he pensado en lo que nos pasó, porque teníamos un equipazo. Quizás el hecho de jugar la Champions descentró un poco, algunas lesiones que nos perjudicaron… Quizás no entendimos que había que disfrutar de la Champions, pero que lo más importante era LaLiga. Fue un año muy duro para mí, tanto por el descenso como por no haber ayudado por una lesión que tuve en septiembre y me dejó sin jugar hasta febrero, cuando echan a Lotina. El año anterior, dicho por casi toda la prensa, fui considerado como el mejor jugador del Celta durante esa temporada y después, una lesión me aleja de los terrenos de juego mucho tiempo. Hubo cambio de entrenador, de filosofía y acabamos descendiendo, algo que nadie imaginaba.

¿Hubo problemas en el club, con las primas…?

Sí, pero al final cuando entras en el campo, por más que tengas primas por ganar, te olvidas de todo porque es lo único que persigues. Siempre quieres dar lo mejor de ti. Las primas, sobre todo, pasó en la final de Copa de 2001, cuando llegamos al partido con algo definido y luego nos lo cambiaron, pero no perdimos por eso. Todos queríamos ganar por la afición y por escribir nuestro nombre en la historia del club. Era un premio que merecía aquella generación de futbolistas.

Después de ese descenso en 2004, fichas por el Betis. ¿Por qué elegiste ese club?

Es una historia que no se ha explicado bien. Yo nunca forcé mi salida del Celta. El club tenía algunos jugadores con más mercado, como Jesuli, Sylvinho, Luccin, yo mismo… Cuando llego a Brasil después del descenso, mi teléfono empieza a sonar. El Celta había hablado ya con el Sevilla y me llaman Monchi y Caparrós para hablar sobre mi posible llegada, pero les contesto que a mí el club no me había comentado nada. También aparece el interés de Mónaco y Betis. Estuve todas mis vacaciones hablando con mi agente, pero no llego a ningún acuerdo con nadie y vuelvo a Vigo para la pretemporada. Al llegar le dije a Fernando Vázquez, que era el entrenador, que yo no tenía ningún problema en jugar en Segunda, pero también que el Celta me quería vender porque el club me llamaba y me preguntaba el motivo por el que no llegaba a un acuerdo con el Sevilla cuando entre clubes ya lo tenían. Horacio Gómez (presidente del Celta en aquella época), me llamaba para ver si alcanzaba un acuerdo con ellos. De hecho, yo hice la pretemporada con el Celta en Francia e incluso juego amistosos. Al final, ficho por el Betis con LaLiga empezada. Jamás forcé mi salida, que quede muy claro, porque mucha gente me llamó pesetero por irme cuando el equipo bajó a Segunda y no, el Celta quería hacer caja conmigo y al final firmé con el Betis porque creía que era la mejor opción para mí.

¿En algún momento en ese mes de agosto pensabas que podías jugar en Segunda con el Celta?

Sí, sin duda, porque no terminaba nunca de alcanzar un acuerdo. Yo estaba centrado en la pretemporada con el Celta y la relación con Fernando Vázquez era muy buena. Lo vi hace poco y hablamos un poco de aquella época. No hubiese habido problema alguno.

El Sevilla mostró mucho interés todo el verano y al final acabas en el eterno rival.

En aquel momento, tanto Sevilla como Betis estaban muy igualados. Luego es cierto que el Sevilla se hizo muy fuerte, pero en aquel momento tomó la decisión con mi familia. Mucha gente dijo que yo había dicho sí al Sevilla y es falso, nunca llegamos a un acuerdo.

¿Cómo recuerdas esa etapa en el Betis?

Fue un verano muy movido, ese de 2004, que conllevó un desgaste mental muy grande. La gente hablaba mucho, el Celta me presionaba para salir porque necesitaba conseguir dinero. Además, voy a una ciudad donde estaba el otro equipo que me quería y la mitad de Sevilla se metía conmigo. Yo estaba tranquilo y lo encaré lo mejor que pude con todo lo que hay alrededor de esa ciudad. El primer año fue fantástico, más o menos como en el Celta, clasificándonos para la Champions y, además, ganando la Copa.

Edu, en un partido con el Betis cuando militaba en el Betis.  EFE
Edu, en un partido con el Betis cuando militaba en el Betis. EFE

¿Cómo ves ahora a Celta y Betis?

Siempre que puedo veo los partidos y de hecho el fin de semana pasado vi el Valencia - Celta con mi cuñado Fabio Aurelio, cada uno con su camiseta. Son los dos equipos que más veo.

¿Un pronóstico para este sábado?

Es difícil. Quiero mucho a los dos equipos y lo que deseo es que ambos consigan sus objetivos a final de temporada. Que el Celta no tenga problemas con el descenso y además ahora regresa Iago Aspas, que es un jugador que me encanta, con un liderazgo sensacional. Por más que pasen los años sigue siendo la referencia. Y el Betis, también que acabe de la mejor forma el año y pueda seguir jugando en Europa.