REAL MADRID 1 - SEVILLA 0

El 'flojo' homenaje a Ramos que no se vio por televisión: ovación comedida y tímidos pitos durante el partido

El central regresó al Santiago Bernabéu con la camiseta del Sevilla.

Sergio Ramos saluda a la afición./REUTERS
Sergio Ramos saluda a la afición. REUTERS
Rodra P

Rodra P

Frío, viento, un domingo por la tarde en Madrid. Dio igual. A la salida del hotel en el que se concentraba el Sevilla, a sólo unos metros del Santiago Bernabéu, más de un centenar de aficionados se agolpaban no para saludar a los futbolistas hispalenses, sino para recibir a Sergio Ramos. La leyenda blanca regresa a la que fue su casa, con el recuerdo imborrable de la Décima. Una leyenda que recibiría un trato a la altura de su figura.

Ramos salió de los primeros de la recepción. No dudó en firmar una camiseta del Real Madrid con su nombre y su número, en dorado, como su época de blanco. Un niño se saltó el cordón de seguridad para acercarse a su ídolo. Cuando los vigilantes se disponían a quitarlo del camino, el central los frenó para cumplir su sueño. La gente, muchos seguidores madridistas, le jaleaba antes de meterse al autobús rumbo al Bernabéu. Parecía que jugaba en casa. Y no sólo por lo que pasó antes del Real Madrid - Sevilla, sino también por lo de después.

Al entrar, se acercó al cuerpo técnico del Real Madrid, encabezado por Carlo Ancelotti, a quien conoce a la perfección, para saludar. Como si no se hubiese ido nunca. En el momento en el que la megafonía recitó el once inicial del Sevilla, el de Sergio Ramos con el 4 fue el último que pronunció. La ovación no fue todo lo espectacular que parecía. Tampoco hubo cánticos o algo especialmente reseñable, tan sólo inquietud desde la grada cuando, en los primeros instantes, se fue al suelo para frenar a Vinicius.

Antes, en el sorteo, Ramos salió victorioso y pidió el cambio de campo. Aprovechó la ocasión para saludar a Ilia Topuria, a quien días antes había felicitado en historias de Instagram y, como siempre acostumbra, ordenó a los suyos: defensas, centrocampistas... e incluso delanteros. Además, pidió a Jesús Navas ser el capitán del Sevilla en el Bernabéu, gesto que deja entrever la importancia del envite para el central de Camas. A lo largo de la primera mitad, el defensa ha recibido algún que otro pito por parte de la afición blanca. Aunque no ha sido generalizado ni una constante, sí ha resultado llamativo.

Durante el encuentro, no se guardo nada. Se le vio aguerrido y protestón, como casi siempre. El sevillano nunca tiene amigos cuando pita el árbitro y lo demostró con un partidazo. Varias acciones suyas evitaron claras ocasiones de gol para el Madrid.

Modric, amigo íntimo del de Camas, se fue a por él cuando acabó el partido. Se fundieron en un abrazo y hablaron durante un rato. Acabaron intercambiando camisetas. De leyenda a leyenda. "Qué decir de él, es mi amigo, mi hermano, un jugadorazo y sigue demostrándolo. Todos nos quieren meter edades a nosotros, pero sigue a un nivel altísimo. Ha hecho un partidazo y está muy contento. Hablaba con él ayer y hoy y estaba emocionado por volver al Bernabéu. Los aficionados también se ha alegrado de verlo. Es una leyenda del fútbol mundial", comentó Luka a los micrófonos de Real Madrid TV tras el partido.