Así fue el regreso de Vinicius a Mestalla: carteles requisados, gritos de "qué tonto eres" y goles con mensaje
El brasileño se reivindicó con un doblete en su vuelta a Valencia. Su partido tuvo de todo: piques continuos con el público, un gesto contra los racistas, cambio en el acceso del Madrid al estadio...
El esperado regreso de Vinicius a Mestalla tuvo, sin insultos de gravedad, todo el picante que se preveía. El brasileño vivió un día relativamente tranquilo (no hubo ningún incidente en su llegada al estadio) hasta que saltó al campo a calentar, cuando se llevó una sonora pitada del público que se repitió cuando se anunció su nombre al recitar las alineaciones... y en múltiples ocasiones durante el partido. Antes, la noticia estuvo en el acceso de los aficionados: la seguridad requisó decenas de carteles que trataban de ridiculizar la figura del brasileño.
Algunos aficionados intentaron entrar al recinto con las habituales pancartas dirigidas hacia Peter Lim, con el mensaje 'Lim go home' (Lim, vete a casa), pero a las que esta vez añadieron un par de detalles para el crack blanco: dos imágenes de Vini con la característica máscara de Pinocho y el apodo 'Pinochius'. La afición blanquinegra le acusa de haber mentido al señalar la temporada pasada que la totalidad de Mestalla profirió insultos racistas hacia su persona. La iniciativa fue promovida por la asociación Libertad VCF, que también impulsó la multitudinaria manifestación contra Lim que recorrió las calles de la capital del Turia durante la tarde.
Por el resto, no existieron problemas en el ingreso del Real Madrid en su hotel de concentración, el lujoso The Westin (a apenas 300 metros del estadio), y tampoco en el acceso del autobús blanco al campo. La Policía Nacional, en coordinación con ambos clubes y con LaLiga, decidió modificar el acceso habitual de los equipos visitantes para despejar cualquier conato de incendio: mientras que el Valencia entró por la avenida de Suecia, donde está la grada de Tribuna, el Madrid lo hizo por la calle del Doctor Juan Reglà, pegada al fondo que ocupa la grada de animación valencianista.
Los efectivos de seguridad cortaron la vía unos 45 minutos antes de que llegase el autocar y colocaron a los aficionados, que esperaban a los futbolistas de Ancelotti detrás de las vallas, a más de 60 metros de distancia. Cuando el Madrid se bajó, más allá de algún aislado "Vini, baila", muchos seguidores que esperaban con pancartas para Brahim, Bellingham o el propio Vinicius ni siquiera pudieron distinguir a sus ídolos. Todo estaba medido para evitar posibles incidentes.
📍 Estadio de Mestalla, Valencia.
— Relevo (@relevo) March 2, 2024
Tranquila llegada del Real Madrid.
📌 El autobús ha accedido por una entrada diferente a la habitual y con los aficionados a más de 50 metros.
🎥 @ManuAmor1 pic.twitter.com/ZCA4agvZfu
Tampoco hubo insultos para el de São Gonçalo en el recibimiento al Valencia, con la avenida de Suecia plagada de aficionados que, en su mayor parte, se centraron en animar a su equipo y en no alimentar la polémica con el crack del Real Madrid.
Después, durante el encuentro, sucedió lo previsto: pitos atronadores a Vinicius cada vez que tocó la pelota y un ambiente hostil hacia el 20, que sufrió el marcaje pegajoso de Foulquier y varios gritos de "qué tonto eres" entonados por buena parte de los hinchas che, especialmente después de que le recriminase algo a Gayà sobrepasado el minuto 20. Bellingham y Camavinga le retiraron del lugar. Después, una pérdida de balón suya derivó en el 1-0 de Hugo Duro... y terminó marcando el 2-1 que dio esperanzas a los suyos antes del descanso.
El gesto de Vinicius tras marcar. #LALIGAEASPORTS #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/EYEmmFQA9p
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Después de anotar, el atacante se dirigió a recoger la pelota al fondo de la red (en la portería donde se ubican los aficionados más ruidosos del Valencia) y mantuvo la mirada a los seguidores durante unos segundos. Después, reivindicándose, se dirigió al fondo con el que se enfrentó la campaña pasada con el puño en alto, un gesto que suele utilizarse para combatir el racismo.
El fuego se incrementó cuando consiguió el 2-2 al rematar un centro lateral. Hubo tantos gestos propios como reclamaciones ajenas: se llevó las manos a las orejas con la mirada puesta en la grada, no paró de gesticular ("más, más", pareció decir) y Mestalla pidió la segunda tarjeta para él por provocar al público. Mientras Hugo Duro se lo recriminaba, Brahim se acercó de inmediato a pedirle cabeza, Modric le cogió del brazo y Rüdiger acudió a ahuyentar a los futbolistas locales que solicitaban a Gil Manzano la expulsión. Al término del partido, con el polémico pitido final, el delantero también se enzarzó con varios rivales.