El restaurante donde se cocinó la historia del Barça: "Cruyff y Guardiola movían los vasos como si fueran jugadores"
El reservado del restaurante de Fermí Puig se ha convertido en un santuario culé.

Todo comenzó con una comida entre amigos, con Johan Cruyff y Pep Guardiola al frente, y terminó convirtiéndose en un pequeño santuario culé. En el corazón del restaurante de Fermí Puig, un reservado guarda detalles, recuerdos, de la historia del FC Barcelona. Si los platos de Fermí hablaran contarían que ante ellos Guardiola firmó como entrenador del primer equipo del Barça. También revelaría el fútbol de sobremesa de algunos de los personajes más importantes de la historia del club.
Es una habitación pequeña, con una mesa en el centro y una tele grande donde se emiten los partidos del Barça. Las paredes hablan más que en cualquier otra parte. Vigilan el cuarto fotografías, camisetas, balones de finales de la Champions y hasta un ladrillo del extinto Wembley donde los blaugrana levantaron su primera Copa de Europa. La sala la preside una baranda del palco del campo de Les Corts, casa culé previa al Camp Nou. Es la joya de la corona del restaurante de cocina tradicional catalana. Detrás, una foto del presidente Josep Sunyol y de Lluís Companys.
"Quisimos llamar al reservado Les Corts, por ser el antiguo estadio del club y ser un espacio en el que pudieras comer casi con los dedos", explica Fermí. Por su mesa han pasado leyendas del Barça y cualquiera puede reservarlo. Sergi Pàmies le presentó al chef un galerista de arte que le ofreció la baranda de la antigua casa blaugrana antes de la quema. Sólo han pagado por ella y por una litografía original que Joan Miró dibujó por el 75 aniversario del club.
La prueba de que «Di Stefano estaba fichado por el Barça»
La sala la inauguraron Cruyff y Guardiola. De aquella velada tomaron una foto que acabó colgada. El destino era ya algo inevitable. El propio Pep trajo una camiseta de la final de Roma firmada por toda la plantilla blaugrana. El periodista Jordi Basté, la camiseta que Guardiola llevó en la final de Wembley. El ex directivo Evarist Murtra, el trofeo de Pichichi de César. Jaume Roures, el balón de la final de la Champions de 2011 firmada por la plantilla barcelonista. Frederic Palou, una foto de él con su padre en el palco de la Guardia Civil en Les Corts. A su lado, Samitier y Di Stéfano. "Quiere decir que Di Stefano estaba fichado por el Barça. ¡Es algo incontestable! Hasta que nos lo impidieron", lamenta Fermí.

"Poco a poco fue creciendo una colección que no tiene ningún valor museístico. Quiero que esto esté claro. Tampoco tiene ningún valor económico. Únicamente un valor sentimental muy transversal desde el punto de vista generacional. Son recuerdos que la gente ha ido trayendo. Gente de todas las edades que siente que el Barça le ha significado más o menos en función de la generación que le ha tocado", explica Fermí.
La primera comida, presidida por Cruyff y Guardiola
Todo empezó con Johan. Como tantas otras cosas. Con Johan y con Pep. Durante el año sabático de Guardiola en Nueva York, justo antes de empezar su andadura en Múnich, ambos inauguraron el reservado. "Aquí no dejaremos comer a nadie si la primera comida no la hacen Johan y Pep", remarcó Fermí. "La comida fue portada en algunos periódicos y la directiva de Sandro Rosell se puso nerviosa, pensaban que había una conjura en marcha. Demasiados sospechosos implicados. Lo que nos costó la madera [la baranda] se amortizó con las portadas", cuenta.
"Era cojonudo, nos lo pasábamos bien comiendo, explicándonos historias… Y a la hora del café se hacía el silencio. Johan, Pep y Txiki comenzaban a hablar de fútbol, a mover los vasos como si fueran jugadores. Para nosotros era una clase de fútbol, éramos unos privilegiados", recuerda Fermí. En esa misma sala, Guardiola siguió el 1-7 de Alemania a Brasil del Mundial 2014. "Fue un partido histórico. Además, Pep ve el partido y te lo explica. Contaba cosas que yo no había visto", expone.

¿Y de qué se hablaba? "Romario dijo una vez que el fútbol se ve con los ojos de Cruyff. Si esto lo dicen los más grandes de la historia, ¿qué no tenemos que decir los pardillos que somos aficionados y ya? Tú, si has visto fútbol, puedes tener una cierta intuición. Pero es que ellos han visto la jugada antes de que suceda", responde el cocinero.
Guardiola firmó con el Barça en su restaurante
La relación de Fermí con Guardiola y Cruyff se remonta a años atrás. A Johan le conoció a través de Joan Patsy, a día de hoy uno de los hombres fuertes del Manchester City. Fermí le ofreció probar al neerlandés algunos platos antes de ponerlos en la carta del Drolma, el extinto restaurante del lujoso Hotel Majèstic del que fue director y jefe de cocina. Ante esos platos pactó Guardiola con Laporta convertirse en entrenador del primer equipo del Barça. "El trato lo cerraron en el Drolma. Ahí se dieron la mano", cuenta Fermí.
"Laporta tiene muchas virtudes, pero tiene un defecto: casi nunca es puntual. Entonces Evarist Murtra -presente en la comida- me introdujo a Pep. Cuando vinieron, ya se hablaba de la posibilidad de que firmara. Además antes de la comida les dije que estaba seguro de que llegarían a un acuerdo. Vi a Jan muy determinado ya una semana antes. En la directiva había gente que había insinuado la posibilidad de una opción más resultadista [Mourinho]", recuerda Fermí. "Si hubiera dependido del presidente que vino después [Sandro Rosell], nunca hubiéramos tenido a Pep como entrenador", resalta el chef.
Una de las zonas más especiales del reservado del restaurante es "la zona para hacer penitencia, la silla de los pecadores". Una silla para arrodillarse presenta en la pared una foto de "los tres más grandes", en palabras de Fermí: Messi, Guardiola y Cruyff.

Una mala crítica en TripAdvisor, 'culpa' de Munir en el 0-4 del Bernabéu
Una de las anécdotas del Clásico que conserva es del de 2015. El Barça goleó por 0-4 y Munir le robó el quinto gol a Piqué. No había un final más redondo. Unos días después, repasando TripAdvisor, Fermí encontró una sorprendente valoración negativa.
"Decían que habían comido muy bien, que habían estado fenomenal, pero que no sabían por qué un grupo de bobos estaban gritando en la sala de al lado mientras veían el fútbol. ¡Y eso que la sala está muy bien aislada!", expone sin querer mencionar los conocidos comensales de aquel día. "Uno pilló un vaso y lo estampó contra la tele, no sé cómo no se rompió", recuerda riéndose.
Este sábado, el reservado también estará ocupado. Pero no estará Fermí. "Lo veré en casa. Ver un partido conmigo no es fácil. Ya me gustaría verlo con amigos, pero son ellos quienes no quieren verlo conmigo. Hablo demasiado, me pongo muy nervioso…", cuenta. Seguro que estaría dispuesto a recibir otra crítica negativa a cambio de que el Clásico se lo llevara el Barça.