Arrigo Sacchi: "Guardiola tiene razón; De Zerbi es perfecto para el Barça"
Relevo charla con el gurú italiano para seguir desglosando el repertorio futbolístico del técnico italiano, uno de los presuntos elegidos por Laporta y Deco para el post Xavi.

Italia es pagana, pero no lo sabe. No se entrega a un solo dios, sino que reparte juego según el argumento. Si en política la eminencia en la sombra es Mario Draghi, la cartera de cultura corre a cargo del archistar Renzo Piano. Esto se extrapola al deporte, donde viejos sabios siguen ejerciendo de oráculo dependiendo la especialidad: están Bertolucci o Pietrangeli en el tenis, Dino Meneghin en el baloncesto o Arrigo Sacchi en el fútbol. Es pretencioso hablar de calcio en Italia sin pasar por su consulta. También si el tema es actual o hipotético, como un posible arribo de Roberto De Zerbi a Barcelona la próxima temporada.
"Le conozco desde que era juvenil en el Milán. Es ideal para el Liverpool, pero sobre todo para el Barça, y te explicaré el motivo", adelanta. "Todo comenzó hace años. Cuando él estaba en el Foggia (Serie C) vino a mi casa y hablamos. Creo que era el curso 2015-16. Tras esa charla quedamos en que me mandaría vídeos de su fútbol, cuatro o cinco partidos, no más. Cuando los vi llamé a un club de Serie A para que lo fichara. Era un revolucionario". Un par de años después, tras hacer escala en Palermo y Benevento, Roberto De Zerbi iniciaba su andadura en el Sassuolo, donde comenzó a tejer terciopelo.
En tres años (2018-21) pocos clubes jugaron mejor en Italia que ese equipo. Su fútbol era idealismo puro, y en él no había cabida para la táctica made in Italy. No hablamos de un visionario como Sacchi, sino de un míster capaz de construir la posesión del balón mediante la experimentación de los futbolistas, no sujetos a cadenas cuadrangulares sino más bien englobados en un rectángulo flexible -progresivo y coordinado- que podía engrandarse y achicarse como un acordeón. Era un monstruo de mil cabezas con una sola idea innegociable: agredir con balón. De hecho, ese Sassuolo -además de fabricar fantásticos futbolistas (Berardi, Locatelli o Sensi)- tenía de media un 60% de posesión, superado solo por el Inter.
"De Zerbi es un estratega y no un táctico a la italiana. Es importante subrayar esto, porque el estratega parte con ventaja siempre", advierte Sacchi. Efectivamente, el entrenador neroverde trataba de crear constantemente situaciones de superioridad desde atrás. Para ello, defensas y centrocampistas intercambiaban posiciones para desmontar el adversario. En esa búsqueda exasperada de salir con balón no cabían regímenes militares. Podía atacar con la defensa a tres o defender con un 4-2-3-1. Además, estaba obsesionado con la búsqueda del tercer hombre, de alargar el campo, de involucrar a Djuric, de marcar goles: su delantero de entonces (el moderno Caputo) era quien más tiraba a puerta por partido en toda la Serie A (casi cuatro veces). "El Sassuolo me hizo caso fichándole. Soy amigo de Giovanni Carnevali -director deportivo- y del patrón Giorgio Squinzi. Lamentablemente, De Zerbi se quiso marchar", y ya nada fue como antes. Hoy camina desnortado hacia el cadalso de la Serie B.
El arte de Sun Tzu
Hay una cierta nostalgia, pero sobre todo mal sabor de boca, cuando Arrigo Sacchi habla del técnico del Brighton, quizás no del todo valorado aún en Italia. "Los ingleses inventaron esto en 1863. La idea era un fútbol ofensivo, de escuadra. Nosotros los modificamos", aclara. "Nuestra historia acabó con la caída del Imperio romano. El arte hizo lo propio tras el Renacimiento. Tenemos miedo, por eso somos tácticos. Esperamos el error adversario para castigarlo. Somos un país de pícaros, de tontos, y no nos damos cuenta que todos los clubes están endeudados. ¿Sabes por qué? Porque repudiamos la partitura de la música, las ideas. Ya no emocionamos, ni queremos hacerlo. Cuando llegué a Milán, en un año, pasamos de treinta a setenta mil abonados. Ahora queremos ganar sin merecerlo, y nos sentimos orgullosos así porque creemos haber engañado al mundo". Las palabras del dios fútbol brindan la posibilidad de una dura reflexión. La crítica, con prosa nerviosa, es feroz aunque también se atisba una dificultad lacerante para adaptarse a los nuevos tiempos. Su verbo prosaico se siente un intruso, un impostor hoy.

"Sun Tzu decía que cuando se veían un táctico y un estratega el olor de la derrota lo respiraba el táctico, porque no era valiente ni tenía ideas. En este sentido no quiero decir que no haya un mínimo de táctica… De hecho, recuerdo a De Zerbi que antes no cuidaba mucho su defensa, pero ha mejorado en esto", remarca. Lo ha hecho, en óptica Premier, gracias a la ductilidad de Dunk y su magnetismo atrás con el pragmático Van Hecke. "Conoce el juego, y esto va más allá que saber de fútbol. Guardiola no exagera cuando ensalza a De Zerbi, un tipo que ama lo que hace, sin más". Lo sabe también De Rossi, quien le espera en Europa League con la Roma la próxima semana. "Es un genio. Dormiré poco pensando en su equipo".
Los tácticos proscritos
Hablar de abanderados de la táctica a ultranza, para Sacchi, despierta emociones extrañas. Es anacrónico. Inversamente proporcional a lo que sucedió con los primeros emperadores ante el inevitable crecimiento de la comunidad cristiana, un fuego enemigo que le obligaba a cerrar el pasado y confrontarse con el devenir. "Te hablaré de la Juventus, siempre con un potencial económico, político y organizativo. Casi todos sus entrenadores fueron tácticos. Allegri, por ejemplo. Muy bueno, pero táctico. Solo así saben demostrar su hegemonía, pero para mí una victoria sin mérito no es una victoria. Recuerdo cuando Maurizio Sarri -un gran estratega- me llamó para decirme que se marchaba allí… Le dije que era una locura, un suicidio".
La última parte de la charla con uno de los creadores del fútbol moderno fue sobre mafia y corrupción. Sobre analogías, metáforas y consejos subliminales. Mientras cerraba el discurso mencionando un Thiago Motta estratega que espera contagiar de alguna manera el campeonato italiano, el profeta de Fusignano se despidió con una frase lacónica que bien podría haber sido el inicio de esta conversación atemporal, utópica, sesgada, verídica, pero también mentirosa.
Al final, su juego jamás tuvo un principio o un final. Lo deconstruyó tanto, y además adulteró y saboteó tanto el catenaccio que casi terminó por convertirlo en polvo de estrellas. "No es casual que el 50% de la corrupción que transita por la Unión Europea venga de aquí, de Italia". El fútbol de Sacchi colecciona también una importante caterva de enemigos que lo miran con recelo y sospecha. Además, ya no existe. Por eso está más vivo que nunca. Lo dice Pep Guardiola, quien sigue insistiendo por De Zerbi en el Barça en el nuevo escenario post Xavi.