Cuando Santi Cazorla 'impidió' que Marcelino fuera verdiblanco: "Sabía qué Betis quería"
El entrenador asturiano negoció con Lopera en 2007, pero acabó firmando por el Racing. Estuvo en las quinielas béticas antes de Pellegrini.

Marcelino García Toral se cruza de nuevo en el camino del Betis. La pelea por un puesto en la Champions tiene al Villarreal y al equipo verdiblanco como dos de sus candidatos y este Domingo de Ramos se medirán en el Benito Villamarín. La exitosa trayectoria del técnico asturiano ha transcurrido en paralelo al club verdiblanco, por más que sus caminos hayan estado a punto de cruzarse en más de una ocasión. Si el nombre de Marcelino estuvo sobre la mesa del Betis antes de la llegada de Manuel Pellegrini, la posibilidad más cercana se produjo en 2007, cuando existió una negociación abierta y reconocida públicamente entre Marcelino y Manuel Ruiz de Lopera, entonces el máximo dirigente heliopolitano.
Todavía en la primera línea del Betis, pero ya sin aparecer por el palco del Benito Villamarín, Lopera no quedó convencido de otorgarle a Marcelino gran parte de sus exigencias, entre las que se encontraba el fichaje de Santi Cazorla. "Después de las experiencias con Serra Ferrer y Luis Fernández, Lopera no quiso ceder. Él llevaba el club a su manera y le chocaron algunas de las cuestiones que solicitó Marcelino", cuenta una persona entonces vinculada al club verdiblanco que vivió aquella negociación desde muy cerca.
Marcelino, entonces un entrenador incipiente tras pasar por el Sporting y el Recreativo, sí había mostrado su ilusión por dirigir al Betis, pero, como luego ha ido demostrando a lo largo de su carrera, no a cualquier precio. Perfecto conocedor de la realidad verdiblanca tras sus dos años en Huelva, en los que no era raro verlo visitar los estadios de los equipos sevillanos, el asturiano quería un proyecto a su manera. "Él sabía qué Betis quería. Lo tenía en su cabeza, lo había estudiado con detenimiento y por eso le insistió de esa manera a Lopera", relata otra fuente que prefiere el anonimato, pero que conoció aquel proceso de primera mano.
Un Betis en caída
Todo había comenzado semanas atrás. Tras la salida de Jabo Irureta en diciembre, Lopera apostó por el tarifeño Luis Fernández. El racial técnico le cambió la cara al equipo verdiblanco en sus inicios, pero todo empezó a torcerse en la eliminatoria copera ante el Sevilla que acabó terminándose en Getafe y a puerta cerrada. La caída del Betis acabó en un nuevo cambio de banquillo tras una ominosa derrota ante Osasuna en Heliópolis (0-5) y con Paco Chaparro asumiendo la misión de salvar al equipo en la última jornada en Santander con el inolvidable doblete de Edu.
"Económicamente, ya tengo un acuerdo con el Betis, pero no todo es el dinero; valoraré un proyecto deportivo motivante"
Entrenador del VillarrealSi el trianero tenía algunos adeptos para continuar en el banquillo, Lopera prefería mover otras fichas. Ahí comenzaron los contactos con Marcelino García Toral, que puso sus condiciones. Un amplio cuerpo técnico y, sobre todo, una reestructuración de la plantilla, con rescisiones de jugadores y el fichaje de Santi Cazorla fueron las principales exigencias del asturiano, quien también había propuesto otros cambios en áreas del club donde vislumbraba una posibilidad de mejora.
La negociación con Marcelino
Con Lopera gestionando el Betis como había hecho en los 15 años anteriores, en un modelo que ya ofrecía síntomas evidentes de caducidad, la apuesta por Cazorla tampoco lo convenció. Aunque el centrocampista había brillado en el Recreativo, el dirigente bético debía negociar con el Villarreal, que tenía una opción para repescar a Cazorla tras haberlo traspasado al Decano el año anterior. "Entre cinco y seis millones de euros le hubiera costado ficharlo", revela un intermediario que entonces colaboraba habitualmente con Lopera en sus oficinas de la calle Jabugo. La historia se escribió después, con Cazorla triunfando en el Villarreal, que lo acabó traspasando al Málaga en 2011 por más de 20 millones de euros.
El tira y afloja entre Lopera y Marcelino se mantuvo durante días. Si el técnico quería una rápida solución antes de marcharse de vacaciones en aquel mes de junio de 2007, las conversaciones se fueron dilatando. "No lo veo ni difícil ni no difícil, pero lo que está claro es que vamos a decidir en dos o tres días", expuso entonces Eugenio Botas, representante del entrenador. "No sólo iré por el dinero, no es únicamente esa la cuestión. Valoraré un proyecto deportivo motivante e ilusionante. Económicamente, ya tengo un acuerdo con el Betis, por eso digo que no todo es el dinero. En contra del Racing está precisamente eso, ser honesto y ver que he iniciado conversaciones con el Betis. Si éste acepta las condiciones que marqué, iré allí", indicó Marcelino el 22 junio, hablando abiertamente de esa negociación con Lopera.
Apenas cuatro días después, el propio Marcelino se autodescartaba. Tras una jornada frenética en las oficinas de Lopera, el asturiano dejaba claro que no aceptaba el planteamiento del Betis. "Si sólo hubiese querido llevarme un dinero, ya habría fichado por el Betis. No quiero estar en un proyecto viciado y sin posibilidad de éxito, según mi criterio. Hay muchos técnicos y creo que debe venir uno que se vea capaz. He pedido lo que creía necesario para iniciar un proyecto juntos. Sólo estamos hablando de altas y bajas. No estoy dispuesto a entrenar una plantilla así y creo que no sería conveniente, porque no sé entrenar a tanta gente", expresó el asturiano, que también confirmó que le abría la puerta al Racing, el otro club que estaba interesado en su contratación.
El Racing, a Europa; el Betis, en problemas
Francisco Pernía, entonces máximo dirigente del equipo cántabro, no lo dudó y en apenas unas horas cerró la incorporación de Marcelino. El resultado fue espectacular, con el Racing acabando como sexto clasificado y accediendo a la Copa de la UEFA, aunque el asturiano abandonaría el club al verano siguiente con destino al Real Zaragoza. Todo lo contrario sucedió en el Betis. Lopera se acabaría sacando de la manga el fichaje de Héctor Cúper, pero el argentino no terminó de arrancar y, finalmente, de nuevo Paco Chaparro tendría que hacerse cargo del equipo para sellar la permanencia.
El último sondeo
Más de una década después, el nombre de Marcelino García Toral volvió a aparecer en las quinielas del Betis. Con los actuales dirigentes, Ángel Haro y José Miguel López Catalán, el club heliopolitano buscaba un entrenador de prestigio tras el fracaso con Rubi como recambio de Quique Setién. El perfil del asturiano gustaba e incluso se produjo alguna conversación para conocer su opinión sobre el equipo —también se habló con Unai Emery—, aunque finalmente el elegido fue Manuel Pellegrini. Ahora, años después, los caminos de Marcelino y el Betis vuelven a cruzarse, pero como rivales en busca de un lugar en la Champions.