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En el Sevilla creen haber apagado el incendio En Nesyri-Quique

Tras la intervención de víctor Orta y las charlas posteriores, dan por apagado el incendio. Saben que el marroquí es fundamental. Es la segunda vez que pasa esta temporada tras el rifirrafe entre Mendilibar y Fernando.

Alonso Rivero

Alonso Rivero

Cuando las cosas van mal, te puede pasar de todo. Es la ley de Murphy que se traslada también al fútbol. Cuando parece que ya no se puede caer más, sucede algo y lo complica todo. Pasó ante el Celta. Los andaluces pasaron de ir ganando y pensar que el sufrimiento del descenso estaba aparcado, a perder y aparecer de nuevo las Meigas. Si a eso le unes un enfrentamiento entre su mejor goleador y tu entrenador, pues domingo redondo. En lo negativo.

El famoso cambio del técnico madrileño sigue coleando. Quizás porque a lo largo de su carrera, Quique ha mostrado poca mano izquierda. Algunos jugadores consultados por Relevo en un reportaje sobre su trayectoria, criticaban de su personalidad ese fuerte carácter que le ha llevado a liquidar a más de uno de sus jugadores. "Si tenías un enfrentamiento con él, te mataba. No había posibilidades de recuperar su confianza, te tenías que marchar porque con él no ibas a jugar más", revelaban.

A la conclusión del partido y tras las distintas entrevistas preceptivas, Víctor Orta quiso buscarlo en los interiores del Ramón Sánchez-Pizjuán para ejercer de apagafuegos. Tras una breve charla con su entrenador, se fraguó un mínimo intercambio de impresiones entre los dos protagonistas, reconociendo el marroquí su error. Internamente, aunque no están en la mente del técnico sevillista, en el club aseguran que todo está zanjado. Todos saben de la importancia de En-Nesyri para lograr el objetivo común, eludir los puestos de descenso. Ni tan siquiera ha existido multa o castigo.

Segundo enfrentamiento entrenador-jugador de la temporada

En este curso de desdichas, esta situación vivida ante el Celta, no es desconocida para ninguno de los que conforman la familia sevillistas. El pasado mes de octubre, ante el Rayo, con 0-2 en el marcador y un nivel preocupante de los locales, Mendilibar decidió mover el avispero y tratar de evitar que los tres puntos se le escaparan definitivamente. Entonces, en el minuto 38, decidió sustituir a Fernando para dar entrada a Iván Rakitic.

El jugador hizo gestos de negación a su entrenador y levantó la mano para hacer la señal del "no" con su dedo índice. Tampoco saludó a Mendilibar en el momento en el que estaba retirándose del terreno de juego. Y, para colmo, se marchó directamente al vestuario, mientras insistía, una y otra vez, en su gesto.

Aunque el vasco lo explicó, acabó propiciando que le costara el puesto: "Sé que el jugador cambiado está dolido, pero yo veo que el equipo está muy mal. No cambio al que peor está, podría haber cambiado a cuatro o cinco. No es el que peor ha estado, pero el equipo necesitaba un cambio. He hablado con él al descanso y al final. Es normal que esté dolido. Igual es la primera vez en su vida. Le he explicado a todos que teníamos que hacer algo y si se puede hacer diez minutos antes del descanso, pues se hace".

Sólo unos días después y con Diego Alonso como entrenador, el brasileño dio su versión en Relevo. "Al final yo no tengo sangre de cucaracha. En un momento así, a veces reaccionas. Claro que después, cuando paras 10 o 15 minutos y lo piensas, dices 'no'. Si yo estoy bien, tranquilo, claro que no hubiera reaccionado así. Pero en un momento de calentón uno reacciona de esa manera. Fue un gesto que no tendría que haber hecho, pero también pienso que no fue un gesto tan feo. Le dije que no hiciera ese cambio, pero sé que él tiene autoridad para decidir y ya está, no hay mucho más que decir. Él es el entrenador y es el que decide", dijo. Cosas de este Sevilla y los que lo conforman, empeñados en complicarse aún más la temporada.