El Sevilla le araña un punto al Real Madrid en la guerra del Pizjuán

Se fue el verano. El Sevilla lo supo antes que nadie en el Pizjuán, esperando al Madrid ya en las calles oscuras y con un rostro conocido en el centro de su defensa. Sergio Ramos jugó el partido que esperaba desde hace tiempo, y su equipo empató contra un cuadro blanco perjudicado por el colegiado en la primera parte, y por los cambios de su entrenador en la segunda mitad.

El duelo, trepidante, un caos a partes iguales. En el que De Burgos Bengoetxea no hizo más que despistar y pudieron ganar los dos conjuntos. Ramos, Ocampos y Rakitic, los mejores del Sevilla. Carvajal, el goleador y jugador más destacado del Real Madrid, sin el tanto de Bellingham y el brillo de Vinicius.

Sergio Ramos se reencontró con el Real Madrid, el equipo de su vida pero sólo a ratos, cogiéndole por las mejillas. La escena la representó con Rüdiger, que ahora ocupa su posición, unos segundos después de sacar el codo delante de Bellingham. Ambos se encararon, y mientras el alemán sonreía Ramos le agarró la cara.

Después, marcaje continuo a Bellingham, con amarilla incluida, una salvada en la línea de gol y casi un tanto de cabeza, evitado por un paradón de Kepa. El meta vasco salvó su mala acción en el primer gol. Sergio Ramos, junto a Ocampos, fue el mejor futbolista del Sevilla contra el Real Madrid.

Diego Alonso vino a Sevilla porque Mendilibar no convencía. No lo hizo ni al salvar al equipo del descenso, ganar la Europa League, clasificar a su equipo para la Champions. Diego Alonso vino porque es muy distinto a Mendilibar. En su primer partido en Europa lo demostró. Se atrevió a jugarle al Real Madrid de tú a tú.

El encuentro lo agradeció. Fue divertidísimo. Una primera mitad trepidante, en la que ambos conjuntos salieron al ataque y descuidaron la defensa, sobre todo los locales. En la segunda, más interrupciones. Pero un Sevilla que fue consistente y aprovechó con un soberbio Ocampos el rato de Modric y Kroos juntos.

Otro partido en el que Rodrygo jugó bien. Otro en el que no hizo gol. Al brasileño le persiguen los errores de cara a puerta desde hace tiempo. En Sevilla tuvo una ocasión clarísima a pase de Fede Valverde, y tras una notable maniobra, el meta local desbarató lo que ya se cantaba como gol.

Sumó, apoyó a Bellingham y Vinicius, pero a Rodrygo se le pide más. Era el futbolista en el que el club tenía más esperanzas depositadas para este año, y sólo acumula un tanto en lo que llevamos de curso.

En el mayor clima de sospechas sobre el arbitraje español, el colegiado vasco fue al Pizjuán cargado de combustible. Encadenó un partido caótico, con decisiones desacertadas, donde reinó el desorden. Ni locales ni visitantes, ni aficionados de ningún equipo de la Liga, se sienten protegidos por el rigor de los árbitros y el VAR.

De Burgos Bengoetxea anuló un gol muy dudoso por fuera de juego de Bellingham. Las imágenes no atajan ninguna polémica. Después, invalidó otro tanto del Real Madrid al parar el juego por una acción de Rüdiger sobre Ocampos. El árbitro, en primera instancia, le pidió a Ocampos que se levantara, y luego, creando una gran confusión, paró el juego sin que los atacantes blancos se diesen cuenta. El Madrid también protestó un penalti de Navas sobre Vinicius, al empujarle claramente.