No solo son las manos, ahora también hay lío con los agarrones: no se pitó el de Uche a Koundé pero sí el de Ciss a Iñigo Martínez
Lewandowski abrió la lata tras un penalti sobre Iñigo Martínez.
En el minuto 28 un agarrón de Pathé Ciss sobre Iñigo Martínez tras un saque de esquina acabó en penalti. Una acción que el colegiado del partido, Mario Melero López, no pitó. Tuvieron que avisarle desde la sala VOR para que acudiera al monitor a ver repetida la acción. Tras tres tomas laterales, Melero decidió señalar el punto de penalti. Lewandowski no falló y adelantó al Barça para anotar su vigésimo tanto en Liga y el trigésimo segundo de la temporada en 34 partidos, en unas cifras que recuerdan al mejor Lewandowski.
Los futbolistas del Rayo Vallecano se quejaron del agarrón y le reclamaron otro que hubo en el área del FC Barcelona por una acción similar aunque con menos fuerza de Héctor Fort sobre Abdul Mumin. El ghanés acabó rematando de cabeza el balón, que salió desviado sobre la portería de Szczesny. El propio Mumim reclamó penalti, aunque de manera tímida.
El penalti de Pathé Ciss señalado tras consultar el VAR. #LALIGAEASPORTS #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/QaVzh2R8xT
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) February 17, 2025
El lío de las manos y sus interpretaciones se están trasladando ahora a los agarrones. En el penalti señalado al Rayo, algunos futbolistas visitantes protestaron que el balón no iba sobre esa zona, aunque la acción fue clara. El penalti recuerda, por ejemplo, al que no señalaron al Barça en Getafe por un agarrón de Uche sobre Jules Koundé. Al igual que en las manos, los agarrones se están convirtiendo en las nuevas jugadas polémicas que se resuelven en función de la interpretación del colegiado.
Esta noche, Melero López ha decidido pitar el de Ciss sobre Iñigo Martínez, pero no el de Fort sobre Mumin. En Getafe, González Fuertes no señaló el de Uche sobre Koundé. Y sin ir más lejos, este pasado sábado en el Atlético de Madrid - Celta, un agarrón sobre Marcos Alonso de Giuliano Simeone no se consideró como infracción y además, el ex del Barça acabó viendo la tarjeta amarilla por protestar. La polémica sobre la interpretación de los agarrones está servida.