REAL MADRID 3 - CD LEGANÉS 2

El sufrimiento del Real Madrid dibuja un problema profundo que el club reconoce antes del momento más decisivo de la temporada

El conjunto blanco atraviesa una mala racha de rendimiento en un momento clave.

Ancelotti, con los brazos cruzados, en la banda del Bernabéu./EFE
Ancelotti, con los brazos cruzados, en la banda del Bernabéu. EFE
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

El Real Madrid volvió a ganar con sufrimiento. Mbappé llevó a los de Ancelotti a la victoria contra el Leganés, pero sólo el francés y una mano de González Fuertes maquillaron todos los problemas de un equipo que ha convertido el sufrimiento en una preocupante rutina. De los últimos 14 partidos ha ganado nueve y sólo dos de ellos por más de un gol de diferencia. Un síntoma de las dudas que siembra cuando ya ha comenzado el tramo más importante de la temporada.

"No recuerdo un partido en el que no hayamos sufrido. Hay que hacerlo y lo importante... es que sea juntos. Los partidos de fútbol son así. No hay encuentros sencillos. Pero no es un problema sufrir", dijo Ancelotti en rueda de prensa, que volvió a hablar de falta de equilibrio para explicar los problemas de su equipo contra el Lega.

Lo cierto es que tanto dentro del vestuario como en el club saben que el rendimiento del equipo deja más dudas que certezas. Que el nivel colectivo no está donde se esperaba a estas alturas. No es una cosa de ahora, pues los altibajos han sido protagonistas a lo largo de la temporada. Especialmente, en una defensa que se rompe con facilidad y que trae loco a Carletto y su cuerpo técnico.

«No recuerdo un partido en el que no hayamos sufrido».

Algunas voces autorizadas de la planta noble piensan que con esta plantilla se podía dar más. Ancelotti sabe que existe runrún, pero el italiano, por otro lado, manejaba desde los primeros meses que tenía una cuesta arriba por delante. No sólo se trataba de encajar las piezas, sino también de convencerlos de poner su esfuerzo en favor del equipo. Y de manejarse en un calendario más que apretado. De momento, ha jugado todos los partidos posibles, 49, y podría llegar a 72 contando el Mundial de Clubes.

Los jugadores tampoco están brillando, otro punto que no invita al optimismo. Sólo Mbappé, con cifras de crack, y Rodrygo, acompañante de lujo, están demostrando su mejor nivel en ataque. Los otros dos cracks, Vinicius y Bellingham, no acaban de enchufarse y el resto de futbolistas, aunque algunos han brillado como Modric, Tchouameni o Asencio, no son suficiente para no pasar apuros.

El Real Madrid se agarra a lo que mejor se le da: ganar títulos. El mal rendimiento no empaña una temporada más que correcta, muy vivo en Liga -segundo empatado a puntos con el Barcelona-, en cuartos de la Champions League tras eliminar a Manchester City y Atlético, y en semifinales de Copa con un pie y medio en la final. También dos títulos bajo el brazo, la Supercopa de Europa y la Intercontinental.

Porque, ante las situaciones más críticas, este Real Madrid saca las cosas adelante. Ancelotti se agarra a esto en un final de temporada clave para él. No conseguir títulos supondría su cese, y así se lo toma. Lo hace con naturalidad, pues sabe la exigencia del club y vive cómodo con ella. Esto no quita que esté siendo uno de sus años más difíciles y que necesite cambiar la dinámica para poder ganar los tres títulos que le quedan por delante.