Los surcoreanos finalistas de LaLiga Promises que han seguido el ejemplo de Kang-in Lee
Daehan Lee y Minguk juegan en el Espanyol y tienen claro su objetivo.

Kang-in Lee provocó que en Corea del Sur se siga fervientemente el fútbol español. El todavía jugador del Mallorca lo dejó todo en Corea y voló a España con su familia cuando era un niño para perseguir su sueño: jugar al fútbol. Hoy esa inspiración es ejemplo para dos hermanos que militan en el RCD Espanyol de Barcelona.
Daehan Lee y Minguk están disputado LaLiga Promises y desde allí charlan con Relevo sobre su curiosa historia: "Nuestro hermano mayor vino a España a jugar al fútbol y nosotros también lo hicimos porque ese era nuestro sueño. Vinimos con seis años y a mí (Minguk), me fichó el Espanyol como prebenjamin, a mi hermano le fichó el año pasado", cuentan.
"Nuestro ídolo es Son y nuestro ejemplo a seguir Kang-in Lee porque desde pequeño ha jugado en el Valencia y él tenia el mismo sueño que nosotros y no renunció a él", comentan mientras se les iluminan los ojos. "Hemos visto a Kang-in una vez y nos hemos hecho fotos con él. Además, hace unos años nos felicitó el cumpleaños cuando jugaba en el Valencia", insisten los dos jóvenes jugadores de un Espanyol que ha alcanzado las semifinales del torneo.
¿Y como fue su adaptación al club? Los propios niños reconocen que al principio "íbamos los dos juntos porque no sabíamos hablar con nadie ni escribir", sin embargo con el paso de los años se adaptaron. "Ahora ya nos llevamos bien con todos, nos picamos a veces entre nosotros...", concluyen.
El Espanyol elimina al Real Madrid en semifinales de #LaLigaPromises y se mete en la final.
— Nacho Sanchis (@sanchis14) June 24, 2023
Muchas historias sobre estos chavales que puedes leer en @relevo pic.twitter.com/jumv3wlMk6
La sensación de la Promises
Precisamente ambos hermanos han sido clave para que los periquitos se cuelen en la final de LaLiga Promises eliminando nada más y nada menos que al Real Madrid. Daehan Lee anotó el primer tanto de los suyos y finalmente en los penaltis los catalanes se llevaron el gato al agua.