FÚTBOL

El tabú del dolor invisibilizado y el sentido de la responsabilidad en los futbolistas: "Te decían 'estás tieso'... y yo tenía la rodilla fundida"

Ángel Martínez llevó en secreto sus problemas físicos hasta que se vio obligado a retirarse.

Angel Martínez con la camiseta y el brazalete del Sabadell. /CE SABADELL
Angel Martínez con la camiseta y el brazalete del Sabadell. CE SABADELL
Marc Mosull

Marc Mosull

Una entrada de Keita en el Camp Nou y su "orgullo" apartaron al canterano perico Ángel Martínez (Girona, 1986) del Espanyol en 2009, tras haber disputado medio centenar de partidos en LaLiga. Ya nunca más volvió a jugar en Primera, aunque tuvo una larga carrera en España e Inglaterra que estuvo irremediablemente marcada por otra lesión, según cuenta él mismo a Relevo: "En 2015, en mi tercer partido con el Chesterfield, me hice una tríada, me lo rompí todo. La recuperación fue bastante mala porque recaí, pasé dos veces por el quirófano… fueron casi dos temporadas enteras de baja. En 2017 fiché por el Sabadell, con muchas dudas con mi rodilla".

Pese a sus temores, Ángel Martínez se volvió a sentir bien en un terreno de juego y se hizo indiscutible en un Sabadell que en 2020 ascendió a Segunda División con el centrocampista de Girona como capitán general. Pero el año en la categoría de plata para él fue un auténtico calvario: "Tenía la rodilla deshecha; iba con la pierna torcida, tenía bloqueos, no podía caminar… me quedaba clavado por la calle. Un drama. Y no quería hacerme pruebas porque intuía que no saldrían bien. Y cuando me las hice, el doctor me cogió y me dijo 'tú no vuelves a pisar un campo de fútbol, necesitas una prótesis'".

Con todo, el futbolista catalán aguantó como pudo: "El equipo estaba luchando por la permanencia, y consciente de que mi rodilla tenía los días contados, le dije 'haced lo que queráis conmigo; infiltraciones, pinchazos… lo que sea para estar en el campo y ayudar al equipo de alguna manera'. Cada cosa que probaba era peor".

La palabra que mejor define el sufrimiento de Martínez es "impotencia": "Jugaba contra Espanyol o Girona estando cojo. Pero yo era el capitán y era uno de los más veteranos, tenía una responsabilidad en una situación muy complicada porque estábamos peleando por no bajar".

"Había partidos que estaba calentando y le decía al preparador físico 'dile al míster que no me saque, que no puedo correr'. Y esto la gente no lo sabe… y a veces te decían 'estás tieso'... y es que yo tenía la rodilla fundida. Pero quise dar la cara para ayudar al equipo, aunque sabía que eso me podría provocar problemas físicos de cara al futuro. En los dos últimos meses, cuando ya no pude jugar, sobre todo sentía impotencia por estar allí y no ayudar al equipo, porque yo en ese momento me consideraba un líder activo, de estar en primera línea de fuego", prosigue Angel Martínez, que invisibilizó todo ese dolor. Lo llevaba prácticamente en secreto: "Fueron meses de mucho estrés, mucha tensión… me afectó en todo. Lo llevé bastante mal".

El tabú del dolor silenciado

"Yo no se lo dije a casi nadie, solo lo sabía algún compañero muy cercano. Seguí como pude hasta que un día que en casa me caí cuando iba a darle un beso a una de mis hijas. Mi mujer y mis hijas llorando. Y ahí sí que dije 'ya está, hasta aquí hemos llegado'. La mayoría de mis compañeros se enteraron de mis problemas después del último partido en Miranda de Ebro, que ganamos pero que no nos valió para salvarnos. Y tras la vuelta, se lo dije a todos en el vestuario. También mucha gente estuvo llorando… y así fue mi final. Decidí hacerlo de este modo. Tampoco hice rueda de prensa ni nada. Me fui sin hacer demasiado ruido, es mi forma de ser. Y después del verano me pusieron una prótesis total en la rodilla", relata el exjugador del Sabadell.

"La operación de prótesis fue traumática porque fue mal; era época de Covid, tuve un trombo, estuve diez días en cama… al año me tuvieron que volver a operarme porque no estaba del todo bien. Por suerte, ahora para el día a día me vale, aunque tengo cierta limitación de movimientos, porque no dejo de tener una rodilla de titanio", explica el exfutbolista de Espanyol y Girona que actualmente es concejal en el Ayuntamiento, coach, comentarista deportivo y entrenador en ciernes. "No puedo hacer una maratón, pero puedo ir al gimnasio. Me limita en algunas cosas, pero tengo una vida normal. Es funcional", lo cierra Angel Martínez, que se vio obligado a retirarse con 34 años, en 2021, tras un vía crucis con su rodilla que padeció en silencio.