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El trabajo de artesano de Manolo González en el Espanyol le llevará a decidir su futuro más allá de lo firmado: "No quiero estar por estar"

El técnico perico acaricia la salvación tras una temporada en la que el rendimiento ha aumentado en la segunda vuelta.

Manolo González y Fran Garagarza, saliendo del autocar antes de jugar en Vallecas. /RCD ESPANYOL
Manolo González y Fran Garagarza, saliendo del autocar antes de jugar en Vallecas. RCD ESPANYOL
Alberto Martínez

Alberto Martínez

En el primer gol ni se inmutó, pero en el vestuario tras el 0-4 ante el Rayo Vallecano, fue uno más de la marabunta de futbolistas del Espanyol que cantaban y bailaban tras un triunfo inesperado fuera de casa y vital para dar un salto en la clasificación: la salvación está más cerca tras una segunda vuelta en la que han logrado los mismos puntos (16) que en toda la primera. Manolo González es uno de los técnicos más genuinos de Primera División, en el que ha sido su estreno en la máxima categoría tras años y años de experiencia en divisiones modestas, y está inmerso en un trabajo artesanal con el que ha logrado que el Espanyol crezca y permanezca unido pese a las vicisitudes de los últimos años.

"He dormido bien, estaba cansado", se arrancó el técnico en una entrevista en el Tot Gira de Catalunya Ràdio, donde reconoce que duerme mejor cuando se gana y que en el AVE de vuelta ya empezó a visualizar de nuevo el partido. La rueda no se detiene para el lucense afincado en Mataró que cuando no entrena mira partidos, en una vida que cuyo diccionario es el fútbol. "Nos ha costado, pero hemos adaptado al equipo. Creen mucho en lo que hacen, el jugador va a muerte con lo que trabaja", argumentó.

El futuro de Manolo González estará ligado al Espanyol una temporada más en caso de salvar la categoría. Así se estipula en el contrato que firmó el pasado verano cuando fue el escogido de Fran Garagarza tras el éxito del ascenso en el playoff ante el Oviedo, y pese a las dudas que tenía el director deportivo vasco, que se planteó seriamente contratar a Sergio González aunque el de L'Hospitalet no podía fichar por una operación que le mantendría meses sin ejercer. Finalmente, los caminos condujeron a Manolo González, por quien ya apostó para dirigir al filial en lugar de un Ferran Costa que estaba apalabrado. Y ahora será el técnico el que decida si seguir o no en caso de permanencia.

"Eso dice el contrato, tengo claro que es lo que hoy en día está firmado, pero quiero estar donde me quiera, no quiero estar por estar, quiero que confíen, que la gente esté de acuerdo, si no no tiene sentido", reflexionó en voz alta el entrenador en su entrevista; su futuro no será una hoja en blanco, sino que quiere sentir que su continuidad es una apuesta en voz alta del club, con un alto respaldo de todas los estamentos.

Un portavoz que no se desgasta... y que lanza mensajes

Manolo González, entrenador emocional y claro en la sala de prensa, ha salido con lágrimas de algunos partidos, los aficionados corean su nombre y ha devuelto la confianza tras años de altibajos en los que el Espanyol estaba abonado a las desgracias. Su personalidad abrumadora le ayuda a no desgastarse en la sala de prensa porque es un portavoz que no se muerde la lengua, como ya ha hecho este curso al hablar de los árbitros, de los servicios médicos o a lanzar mensajes a los jugadores, a quien siempre ha protegido con algún peaje, como la eliminación copera en Barbastro.

El entrenador, que hasta hace 13 meses nunca había dirigido en Primera ni Segunda, se ha hecho un hueco y es apreciado por el resto de entrenadores de su gremio. Y sus jugadores destacan su "proximidad" y "franqueza" en las entrevistas que concende. Más allá de su carácter, el Espanyol ha sido capaz de adaptarse a nuevos sistemas con una idea de juego sin retóricas que se adapta a sus jugadores. "Al comienzo íbamos a presionar alto y no salía, con balón nos costaba, no éramos verticales", reconoció, aunque ahora tiene claro que "hemos evolucionado, hemos ganado seguridad".

"La victoria ante el Madrid fue un cambio de chip. Cuando volvimos de vacaciones vimos una energía diferente, estaba más convencido. El nivel general de la plantilla ha subido", explica. El caché de Manolo González ha subido desde que es entrenador del Espanyol. Cogió al equipo el curso pasado en zona de playoff y logró el ascenso a Primera, mientras que ahora, y pese ser muy cuestionado tras la derrota en Girona de la primera vuelta, ha sido capaz de convertir en rendimiento una plantilla confeccionada sin apenas recursos y mejorado en enero con las llegadas de Urko González y Roberto Fernández. "Cuando estás en descenso se piensa que ni jugadores ni entrenador valen. Solo me preocupaba dar con la tecla", resume. Y ahora, lejos de él y cerca de salvarse, el vaso ya no se ve medio vacío.