Tres meses después, el Barça no ha aprendido nada
Los errores individuales siguen castigando al equipo, algo que ya 'denunció' Xavi tras la eliminación virtual en Champions.

Xavi Hernández aún tiene tiempo de modificar su carta a los Reyes Magos. En ella, el egarense debería incluir una caja rotuladores para escribir en grande en la pizarra del vestuario: "No más errores individuales". Tras caer en Champions, el técnico ya realizó dicho diagnóstico. El problema reside en que, tres meses después, los azulgranas se encuentran encallados en el mismo punto. Y los próximos envites pueden agravar una herida muy latente.
"El fútbol es un juego de errores y hay que minimizarlos. Lo hemos tenido en nuestra mano pero los errores individuales han decidido". Con esta contundencia se expresaba Xavi a mediados de octubre al término del empate a tres contra el Inter en el Camp Nou, resultado que dejaba a los azulgranas virtualmente fuera de octavos de final.
Solo cuatro días más tarde, cuando se suponía que el equipo tenía la lección aprendida, el Barça tardó solo 12 minutos en exhibir una nueva falta de concentración defensiva. Kroos campó a sus anchas sin recibir falta táctica y una galopada de Vinicius al espacio -no se podía saber- originó el 1-0 del Real Madrid. "Lo habíamos hablado e igualmente nos han pillado", se quejaba Xavi, enfadado.
Tres meses después, el elenco del excapitán culé sigue padeciendo de la misma enfermedad. El Barça intenta ser protagonista en los encuentros pero su voluntad se ve arrollada por su fragilidad defensiva. Ser frágil no significa ser una calamidad atrás, pues los regresos de Araujo y Kounde impulsan el poderío culé en la zaga. Ser frágil significa mostrarse incapaz de completar 95 minutos sin algún error de bulto. En el primer partido de este 2023, en el derbi contra el Espanyol, volvió a quedar claro que a este Barça tarde o temprano se le cruzan los cables.
El cuerpo técnico, preocupado con unos errores que se repiten
En Alicante, Kounde midió mal en el 1-1. En el 2-2, Bellerín dejó centrar a Romero y Jordi Alba vio como Soldevila le comía la tostada. Por último, Marcos Alonso se durmió en el 3-3. Cuando no es uno, es otro. Pero este Barça muy pocas veces ha alcanzado una sobresaliente actuación coral de principio a fin. En el Clásico del Bernabéu el curso pasado sí sucedió y el resultante fue un triunfo culé por 0-4.
El cuerpo técnico no oculta su preocupación con una dinámica que viene repitiéndose. Con balón, el equipo trabaja para crecer y en el staff valoran positivamente algunos avances, la mayoría de ellos relacionados con atacar con pausa y tomando en cada momento la decisión más idónea. Sin embargo, este punto no mejora. Cuando parece que el equipo gana en solidez atrás, de repente vuelve a dar dos pasos atrás. Si no se frena la herida, en Can Barça saben que será muy difícil aspirar a títulos.
Ahora, el duelo en el Wanda Metropolitano y la Supercopa de España suponen una seria amenaza a la temporada azulgrana. El conjunto catalán deberá recuperar de inmediato la solidez defensiva si quiere de una vez por todas levantar el vuelo. Años atrás, Messi podía tapar la concesiones atrás. Hoy, el Barça no puede verse obligado a marcar más de dos goles por partido para ganar.