REAL SOCIEDAD-CÁDIZ

El uruguayo que guió los primeros pasos de Griezmann: "¿Están cagados? Tranquilos, hoy marco y ganamos"

Carlos Bueno (Artigas, Uruguay, 1980) recuerda para Relevo un hat-trick frente al Cádiz que abrió de par en par las puertas del ascenso a la Real Sociedad.

Carlos Bueno y Antoine Griezmann celebran uno de los tres goles que el uruguayo e marcó al Cádiz. /Efe
Carlos Bueno y Antoine Griezmann celebran uno de los tres goles que el uruguayo e marcó al Cádiz. Efe
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

La historia de la Real Sociedad está repleta de héroes. Muchos de ellos forman parte de esa generación legendaria que protagonizó alguno de los capítulos más brillantes en la historia de la institución blanquiazul. Por encima de todos, Jesús Mari Zamora, autor de ese inolvidable gol en El Molinón que sirvió para que la Real ganara su primer título de Liga, sin olvidar, claro está, a Luis Arconada, que con su parada en el penalti lanzado por Quique Ramos, le dio al conjunto txuri urdin la Copa del Rey de La Romareda. Más recientemente aparece la figura de Mikel Oyarzabal que, con su acierto desde los once metros, hizo que la Real volviera a ganar un título casi 40 años después.

También tiene un hueco en la historia de la entidad que ahora preside Jokin Aperribay un uruguayo que llegó en el verano de 2009 de aquella manera, porque estuvo dos semanas entrenándose en solitario por un problema burocrático antes de que pudiera ejercitarse junto a sus compañeros. Un futbolista que no dejó indiferente a nadie en el año que vistió la zamarra blanquiazul, pero del que ningún realista se olvidará por ese 'hat-trick que marcó en el Ramón de Carranza, con el Cádiz como rival y que puso el ascenso en bandeja para la Real. Se trata de Carlos Bueno (Artigas, Uruguay, 1980), un delantero con carácter que jugó hasta en un total de 17 equipos a lo largo de su trayectoria, muchos de ellos de renombre mundial como Peñarol, Boca Juniors, París Saint Germain, Sporting de Lisboa, Universidad de Chile, Universidad Católica o San Lorenzo entre otros. En todos dejó su huella, en Donostia también.

Prolongó su carrera casi hasta casi los 40 años, jugando en Cerro Largo. Y a sus 43 -cumplirá 44 el próximo 10 de mayo- lo sigue echando de menos. "Costó al principio, pero nos acostumbramos. Sigo jugando a veces en el fútbol local. Nos movemos un poco y nos divertimos. Lo hago para pasar el rato. No se va a ir nunca porque seguimos detrás de una pelota. Cuando nos invitan a jugar, no decimos que no. Va a costar que se vaya ese gusanito de estar al lado de la pelota. Hasta que el cuerpo me aguante y me dé, jugaré. Luego me dedicaré a ser entrenador", asegura el uruguayo para quien el fútbol se lo dio "todo". Es más, "fue parte de mi historia, fue lo que me hizo. Lo a ser hasta el día que me muera", puntualiza.

Es lo que tiene ser uruguayo y haber jugado en Peñarol. "Es como jugar en la selección uruguaya, lo mismo. Es un club muy grande en el que perdemos y lloramos, ganamos y nos emocionamos. Sufrimos mucho", confirma el ex de la Real Sociedad. "Amo a Peñarol como esa gente que lo sigue a todos los lados y llena los estadios. Lo mejor que me pasó en la vida fue criarme, jugar y salir de ahí. Es un club que amo con todo. Incluso fue del único club del que besé la camiseta. Esa y de la de Uruguay. Fue la única que besé fue porque amo a ese club y me lo dio todo", significa Carlos Bueno, que no olvida esos clásicos jugados ante Nacional: "Eran antológicos, muy duros. Recuerdo la noche anterior a algunos tomar una pastilla para dormir por los nervios, la ansiedad….". Precisamente, antes de su fichaje por la Real, Carlos Bueno protagonizó un incidente con Martín del Campo en uno de esos derbis por una entrada brutal. "Íbamos perdiendo. Es el rival clásico, lo odias…. Antes no pensábamos. Ahora somos más grandes. No me gustaría que mis jugadores lo hicieran, pero el corazón a veces era demasiado caliente y la cabeza no enfriaba nunca. Se produjo un cortocircuito y…", rememoraba el exfutbolista.

"¿Del campo? Íbamos perdiendo. Es el rival clásico y lo odias…. Antes no pensábamos. El corazón era demasiado caliente y la cabeza no enfriaba nunca. Se produjo un cortocircuito"

Carlos Bueno Exfutbolista de la Real Sociedad

Echa la vista atrás, a su estancia en Donostia y en la Real Sociedad, y los "buenos recuerdos" se le amontonan en la cabeza. "Pasamos un año excelente. Me fue muy bien. A mí y a todo el equipo. Es una época que se extraña bastante. En algún momento volveremos y podré saludar a los amigos que dejé allí", afirma con algo de nostalgia en sus palabras. "Conseguimos el ascenso, salimos campeones que también es importante. Fue un torneo muy complicado, largo, difícil, cansado, pero había un buen grupo y buenos jugadores. Todo fue positivo. Nunca tuvimos un problema con el plantel ni con el cuerpo técnico. Yo me quería haber quedado un año más para jugar en Primera, pero no pudo ser, me tuve que volver, pero fui muy feliz el año que viví allí", asegura.

Hubo que esperar a la penúltima jornada de Liga para que Carlos Bueno viviera su momento de gloria. Fue en el anteriormente conocido como Ramón de Carranza y con el Cádiz, rival de mañana de la Real Sociedad, como oponente. "Había un ambiente muy bueno y nuestra ilusión era ascender. Jugaron muchas cosas a nuestro favor. Lo único en contra era la necesidad de ganar del rival, que descendía, pero ahí se vio que un equipo venía mejor que el otro. Supimos ganarle muy bien porque le hicimos tres goles de visitante. Nos trajimos medio billete para Primera. Ese día será inolvidable para mí y para mucha gente. Dejamos algo importante en el club, hicimos algo lindo y algo que no se va a borrar nunca", valora Carlos Bueno, que recuerda a la perfección cómo fueron esos tres goles que llevaron su firma. "Los tres llegaron tras centros de Antoine. Dos fueron de cabeza, muy parecidos, y el otro me aproveché de un mal despeje del portero local. Fue alegría, pasión, felicidad por ver a toda esa gente de la Real que había viajado, ver a los familiares de los compañeros que habían viajado también. Fue una felicidad enorme", ensalza el uruguayo que guarda el balón de aquel partido porque "es un recuerdo inolvidable".

Carlos Bueno recuerda la anécdota en el autobús antes de llegar al Ramón de Carranza. Relevo

Bueno fue protagonista en el verde, pero también lo fue unas horas antes de que comenzara el partido, en concreto en el trayecto desde el hotel hasta el campo. "Salimos del hotel y había un silencio en el bus... Siempre viajábamos con música. Martín Lasarte miró hacia atrás, me llamó y me preguntó: '¿Qué pasa que están todos callados?' Y lo le respondí: 'Nada, están concentrados'. Y me dice él,: 'Que va, van cagados'. Me levanté y les dije: '¿Qué pasa? Están cagados. Vamos a poner la música y se quedan tranquilos que hoy vino Charly, hoy Charly va a marcar y vamos a ganar' Se cagaron de risa. Entonces empezaron las bromas. La música. Y se dio. Fue divertido el momento porque pusieron música y empezaron a hablar. Es como que se descongestionó todo aquello. Me tocó hacer tres goles y la vuelta fue con una alegría inmensa. Fue algo impresionante", rememora entre risas el protagonista de esta historia, que una semana después, en Anoeta y con el Celta como rival, también se encargó de certificar el ascenso con un nuevo gol.

De aquel partido frente al conjunto vigués también guarda una anécdota, por decirlo de alguna manera, llamativa. "Ellos estaban en problemas de mantener la categoría y habíamos hablado de que un empate nos podría valer a los dos. Pero yo quería salir campeón, no quería arreglar nada. A pesar de todo, se habló para empatar, pero empezó el partido y nos tiraron alguna pelota al larguero. Y dije, no. Le dije a Xabi: 'Vamos a ganar, que se vayan a cagar'. Y listo. Marcó Xabi de penalti y luego me la dio Antoine y marqué. Salimos campeones".

Críticas, relación tirante con la prensa, Agirretxe...

Sin embargo, no todo fueron buenos momentos en su estancia en Donostia. Su relación con la prensa no fue la mejor, sobre todo al principio. De hecho, se negaba a conceder entrevistas, algo que finalmente sí hizo, ya cuando el ascenso comenzaba a ser una posibilidad real. "Yo no hablaba mucho con nadie. Nunca me gustó hablar y ustedes siempre estaban buscando cosas raras", se defiende. La competencia con Imanol Agirretxe fue un punto de desencuentro entre el uruguayo y algunos periodistas: "Agirretxe era de la cantera, un hijo de ustedes y yo respetaba eso, pero a él le creaba cosas en la cabeza como que pensaba que él tenía que jugar. Eso podía llevar a una discusión y era lo que no queríamos. Hablábamos mucho, lo apreciaba muchísimo. Era un jugador bárbaro. Yo entendía que quisieran que jugara la gente de aquí y es cierto que yo no había empezado bien, aunque el día de mi debut marqué y ganamos ese partido", analiza.

Carlos Bueno habla de su relación con la prensa en su estancia en la Real Sociedad. Relevo

La situación, con el paso de los partidos, "fue mejorando", asegura. "Me tenían otro aprecio, otro cariño. Ya me conocían más dentro de la cancha. Tuve la suerte de demostrar que la cosas no eran así, que por algo me habían llevado". El punto de desencuentro era evidente: "Más que nada me molestaba el que ustedes preferían a los locales que los extranjeros. Luego fui conociendo la idiosincrasia de allí, del vasco, de cómo era. Me molestó al principio porque si traes a un jugador, lo que tratas es de brindarle lo mejor, que se sienta en casa para que dé lo mejor de él. Era algo que no entendía. La Real llevaba en Segunda unos años, venia uno de fuera a ayudar y me hicieron la guerra. No me parecía normal", reitera.

Tampoco se libró Carlos Bueno de las críticas por su manera de comportarse fuera del campo, algo que también le molestó. "Cada uno sabe lo que hace. Cuando a mí me tienen que juzgar es dentro de la cancha. Fuera de la misma, nadie tiene que ver con el otro y puede hacer lo que le parezca. El que tiene que ver conmigo a nivel deportivo es el entrenador y si él decide que no tengo que jugar o me tiene que dejar afuera, es al único al que le voy a hacer caso. Después, aunque no hice goles en todos los partidos, rendí, así que nadie me podía criticar ni decir nada", se defiende Bueno, que solo recibió broncas de Martín Lasarte porque se quedaba entrenando más tiempo de lo normal junto a un jovencísimo Antoine Griezmann: "Salía en su coche, se paraba y me puteaba todo: 'La concha de tu madre, que ya entrenaron, que están cansados, que se van a lastimar' Todos los días era lo mismo, nos quedábamos para enseñarle a cabecear. Ese era el regaño", quiere dejar claro.

Carlos Bueno habla de las críticas por su vida fuera de los terrenos de juego. Relevo

Bueno y Griezmann se convirtieron en inseparables

Se dijo de él que no era una buena influencia para Antoine Griezmann. "Quien pensarfa eso no me conocía o no sabía lo que había ahí dentro", se defiende. Bueno y el de Macon se convirtieron en inseparables desde el minuto uno. "Era un niño extrovertido, que estaba todo el día haciendo bromas y payasadas con uno con otro, se llevaba muy bien con todos. Eso era muy bueno", sostiene el uruguayo. "Nos sentábamos al lado. Yo le pedía que me hablara en francés y yo le enseñaba el español, pero el mío, no es el de ustedes, el uruguayo. Hablaba como yo. Ahí empezamos a hacer la amistad, empezó a tomar mate. Merendábamos, comíamos juntos, íbamos de aquí para allá. Salíamos juntos. Lo levantaba para ir a entrenar. Vivimos un año de una amistad espectacular", recuerda el exfutbolista.

Bueno habla de su relación con Antoine Griezmann.Relevo

"Se le veían cosas, pero no te imaginabas que iba a llegar al nivel al que llegó", analiza. "Yo, con los años, me di cuenta de que la Real se le quedaba pequeña. Necesitaba otro equipo para poder lograr otros logros. La Real venía de ascender y le costaba alcanzar grandes cotas, no como ahora, que es un equipazo. Un jugador importante tiene que tener logros, algún título y él lo buscó y lo logró", se alegra Carlos Bueno, que se queda "con el cariño que se profesaban mutuamente". Las charlas eran constantes: "Él me consultaba todo, me preguntaba todo a mí. Era súper lindo. Martín le decía: 'Hacerle caso a Carlos que te va a cuidar' Me llegó a llamar 'papi', así que imagínate la relación que teníamos. Después, verlo campeón del Mundo, ganar con el Atlético de Madrid, ¿qué te puedo decir' Estoy súper orgulloso de haber estado con él", confirma Bueno, para quien Griezmann no ha tenido el suficiente reconocimiento.

"Antoine me consultaba todo, me preguntaba todo a mí. Era súper lindo. Martín le decía: 'Hacerle caso a Carlos que te va a cuidar' Me llegó a llamar 'papi', así que imagínate la relación que teníamos"

Carlos Bueno Exfutbolista de la Real Sociedad

Para Carlos Bueno, el crecimiento de Griezmann fue "algo impresionante". Lamenta que en el Barcelona no le salieran las cosas y que el entrenador no confiara en él. "Tenía por delante jugadores que para mí no eran mejor que él. Hoy es uno de los cinco mejores del mundo. Lo ha demostrado y lo demuestra año tras año. La injusticia es que no ha ganado un Balón de Oro. Me parece que es una injusticia. Lo ganó Benzema cuando se fueron los fenómenos y creo que hubo temporadas en las que estuvo a su mismo nivel. Hablo de Ronaldo y Messi", sentencia.

No fue Griezmann el único futbolista con el que estableció una gran amistad en todos sus años como futbolista. Se acuerda de los Pauleta, Rothen, Gallardo, Dhorasoo, Kalou o Mario Yepes de su época en el PSG. "Tuve mucha suerte de estar en lugares muy lindos, espectaculares y de conocer gente. En tu cumpleaños, cuando recibes mensajes de excompañeros de otros países, emociona mucho. Y eso a uno le hace pensar que algo bueno hizo, no solo en lo deportivo, y eso es lo más importante. Más allá de tener logros, campeonatos, gloria, la amistad es lo que te queda", valora Carlos Bueno, que no se queja de la carrera que protagonizó: "Conseguí logros importantes, todos los objetivos cumplidos. La verdad es que no me quejo, pero me quedo con la gente que conocí. La vida es eso. Hay que caminar bien, más allá que te juzguen por lo que uno es o no es, por lo que sales o no. Eso le tiene que importar a la gente a la que le abres el corazón. A los demás, oídos sordos".