Hugo Duro revienta a un Real Madrid que se descuelga más del Barça

En el descanso del partido del Real Madrid contra el Valencia, varios aficionados blancos se daban cita entre los pasillos y comentaban: "Nos van a matar de aburrimiento. Estamos aburridos ya". El equipo perdía 0-1 y la gente no hablaba de remontar, querían escapar de esto. "¿A qué juega el Madrid?". El Madrid siempre ha jugado con nuestros sentimientos. Por eso el gol de Vini lo explicó todo al momento. Pero ni por esas. Los de Ancelotti, con el italiano a la cabeza de las culpas, se están aburriendo hasta de remontar, con una idea en la que ya no hay un hueco más para la improvisación. La derrota en el Bernabéu llegó cargada de argumentos, con un Valencia redondo y espléndido, que enterró la Liga para los blancos con el gol final de Hugo Duro, 'a lo Madrid', pero que el Betis, horas más tarde, la resucitó con el 1-1 ante el Barça.

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El equipo de Corberán, ya de autor, conquistó el templo blanco con un manual de buenos gestos. Gran defensa, temple en el centro del campo, y colmillo cuando tocó. Todos cuajaron un choque fantástico, y ahí quedó el premio: tres puntos en su visita al Real Madrid, y poder mirar más a Europa que al descenso. En el bando local, demasiados señalados.

Corberán ha construido un equipo que compite y se quedará en Primera. No hay ninguna duda. Es lo que transmiten, un conjunto unido, armado, con la sensación de ir todos juntos. Justo lo contrario al Real Madrid, que sigue a vueltas con el juego. Estamos en el mes de abril y no hay automatismos, ni entre los de arriba ni entre los de abajo. Tampoco por el medio.

Mbappé empezó siendo el mejor y terminó el duelo sólo siendo el que más veces lo intentó. Bellingham se está reduciendo y en la parte de atrás se reproducen los problemas. El día del debut de Fran González el Madrid terminó con derrota.

Ocurrió otra vez. El público del Bernabéu pitó a Vinicius. "Es que a muchos no les cae bien", decían desde la grada. Ya van dos escenas en la misma semana, primero contra la Real Sociedad, ahora con el Valencia. Vinicius falló un penalti y estaba errático hasta la bula. Pero sólo fue un día más en la vida del brasileño, cuya manera de jugar es levantarse y levantarse otra vez.

Como en Copa, se repuso de las grietas y apareció para igualar la contienda metiendo la punta de la bota en un córner. A él le da igual que todo vaya en contra, aunque lo sufra y lo exteriorice como el que más. Vinicius siempre vuelve, y ese es su sello de identidad. Pese al fallo en su pena máxima, fue el único que pudo batir a Mamardashvili.

Fue emocionante ver a Diakhaby, además en este gran partido, en el que contuvo al ataque blanco y se destapó con un gol inolvidable en el Bernabéu. Tras tantos meses en la lona. El central francés del Valencia vivió uno de sus momentos más dolorosos también en un choque contra el Real Madrid, en el año 2024, cuando en una acción fortuita con Tchouameni se rompió la triada en el verde de Mestalla. Casi dijo adiós al fútbol. Pero no.

Ha vuelto en una forma fantástica, y esta tarde primaveral sujetó a los suyos en el templo merengue de las embestidas de Vinicius, Bellingham y Kylian Mbappé. En el minuto 15 adelantó al cuadro che de testa, a la salida de un saque de esquina, y seis minutos después se marcó otro en propia, esta vez con la suerte de cara. Se anuló por fuera de juego. Después, una defensa de Champions ante los de Ancelotti. Siempre con la ayuda de Mamardashvili y sus siete paradas salvadoras, con valor de MVP.