El día que Vallecas conoció la mística de Raúl Tamudo... que salvó al Rayo del abismo: "Casi no recuerdo el gol porque estaba rezando"
El ídolo perico marcó uno de los tantos más importantes de la historia del club madrileño.

En Barcelona, cuando uno habla del Tamudazo todo el mundo entiende que hace alusión al gol del perico Raúl Tamudo en el Camp Nou que le entregó al Real Madrid LaLiga 2007-08 en los 17 segundos más vibrantes de la historia de la competición. En el barrio capitalino de Vallecas, significa otra cosa muy distinta, aunque con el mismo protagonista, en este caso vistiendo la camiseta de la franja: el tanto del delantero catalán en el 91' de la última jornada ante el Granada que salvó al Rayo de bajar a Segunda… y del abismo.
Todo comenzó a finales de agosto del año 2011, cuando el club madrileño anunció la contratación de uno de los mejores delanteros nacionales del siglo XXI y el máximo goleador histórico en LaLiga del Espanyol, donde fue y sigue siendo ídolo absoluto. "El Rayo no disponía de muchos recursos económicos y trataba de firmar a jugadores libres, y Tamudo había terminado contrato con la Real Sociedad. Pero, claro, fue un poco sorprendente para nosotros que un atacante de eso nivel llegara a nuestro equipo", dice Javi Fuego, que había aterrizado en Vallecas un año antes.
"Lo había visto siempre por la tele… y con todos los goles que marcó y la gran carrera que tuvo, para mí significó mucho jugar al lado de Tamudo", relata Piti, leyenda rayista. Para el central Jordi Figueras, también fue muy especial compartir vestuario con el histórico dorsal 23 blanquiazul: "Yo soy de Lleida y muy del Lleida, y me acuerdo que en los 90, antes de explotar, estuvo cedido medio año por el Espanyol en el club y que formó una pareja atacante letal con Josemi, del Mallorca. Fue un año increíble".
Tamudo cayó de pie en Vallecas, y su adaptación fue sencilla y más rápida de lo que cabría esperar. Tanto es así que, pese a tratarse de un futbolista ya veterano, de 33 años, que no había realizado la pretemporada con el equipo, tardó pocos días en debutar con el míster José Ramón Sandoval. Y en su tercera aparición, habiendo disputado menos de 100 minutos con el Rayo, vio puerta por primera vez. A ninguno de sus compañeros les sorprendió. "De él enseguida nos llamó la atención la calidad y la facilidad que tenía para definir. Tenía infinidad de recursos en el remate y muchísimo gol. Fue un aprendizaje tenerlo al lado", recuerda el centrocampista asturiano.
Tamudo & Josemi 1998/99.
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UE Lleida. pic.twitter.com/x6NiXZhweN
Los trucos de Tamudo
"La velocidad nunca fue mi virtud, pero yo veía a Tamudo y en los entrenamientos pensaba 'ya no es tan rápido como antes, es imposible que te pueda ganar por velocidad', pero es que se desmarcaba tan bien que no le hacía falta ser veloz. Te amagaba con ir al segundo palo, y como intuía donde iría el centro, te ganaba la posición. Y, luego claro, definía al primer toque como nadie. Todos los trucos del delantero los dominaba a la perfección. Era una pasada, tenía un don", ratifica Figueras, que hizo muy buenas migas con el de Santa Coloma de Gramanet.
"Llegada un segundo antes que el resto", sentencia Piti, que también intimó mucho con Tamudo, hasta tal punto que compartieron incluso modelo de automóvil: "Quedamos para ir a ver coches. Hubo uno que nos gustó mucho a los dos… y ambos nos compramos el mismo". En lo deportivo, las cosas también iban de maravilla. "Estuvimos casi siempre lejos del descenso, a mucha distancia, y jugando bien", comenta Fuego, que era indiscutible en el centro del campo de un Rayo que tenía un equipazo: Michu, Figueras, Trashorras, Movilla, Diego Costa, Míchel Sánchez, Cobeño… y Tamudo, que sin ser un fijo marcó 10 goles, algunos muy importantes.
"Quedé con Tamudo para ir a ver coches. Hubo uno que nos gustó mucho a los dos... y ambos nos compramos el mismo modelo"
Exjugador del Rayo Vallecano"En la retina tengo un golazo que metió en Vallecas al Sevilla; controló y se la cruzó el portero, en una acción de mucho nivel, y nos dio una victoria muy importante", evoca Piti, otro de los talentos de aquel Rayo que poco a poco fue perdiendo fuelle y algún que otro jugador. Es el caso de Jordi Figueras, que en enero se marchó al Brujas para jugar competición europea tras recibir una oferta irrechazable del conjunto belga.
La imprevista caída del Rayo
El 7 de abril de 2012 el Rayo goleó 6-0 a Osasuna y Vallecas fue una fiesta, pues los de Sandoval alcanzaron los 40 puntos, ubicándose a tres de las posiciones europeas y con el descenso en 28. "Veníamos de un año muy complicado con los Ruiz Mateos, de impagos y una situación delicada… y pese a ello ascendimos a Primera. Y en nuestro regreso a LaLiga, a falta de siete jornadas ya estábamos prácticamente salvados. Ni se planteaba un posible descenso", rememora Piti. Pero insospechadamente el asunto dio un vuelco de 360 grados: "Llegaron las lesiones, partidos malos. Es que no había manera de que ganáramos y los equipos de abajo sí que lo hacían".
El Rayo perdió los siguientes seis partidos, encajando algunas goleadas importantes, como el 0-7 ante el FC Barcelona. "Hasta tal punto se complicó la cosa que llegamos a la última jornada sin estar salvados. Eso sí, dependiendo de nosotros mismos", contextualiza Piti. Sporting de Gijón, Villarreal, Granada, Zaragoza y Rayo. Había cinco candidatos para dos plazas y las cuentas eran claras: los de Sandoval se salvaban si ganaban en casa al Granada. A los nazarís les valía el empate.
El entrenador madrileño cerró los entrenamientos de la última semana para aislar a sus jugadores de la tensión que se respiraba en el club y el barrio, abriendo al público la última sesión para que sus futbolistas sintieran el apoyo de una afición que, el domingo 13 de mayo de 2012, los recibió como pocas veces lo había hecho. Confeti, rollos de papel y más de 5.000 globos en la previa de una noche de transistores en Vallecas, a cara o cruz para un entidad sumada en un concurso de acreedores que amenazaba su futuro si no permanecía en LaLiga. En el vestuario, un vídeo motivacional y 88 mensajes de apoyo, como los años que tenía el club, colgados de las paredes.
La noche del Tamudazo
"Fue un partido de muchas emociones. Comenzamos bien y en la primera parte tuvimos opciones, pero no logramos marcar. Al descanso, llegamos 0-0. En la segunda, estuvimos muy espesos, con muchísimos nervios. Incluso el Granada estuvo cerca de marcarnos. Continuamente preguntábamos al banquillo los resultados de otros campos", evoca Javi Fuego, que jugó pese a tener molestias. A falta de media hora, el Zaragoza se puso por delante en campo del Getafe y heló Vallecas: el Rayo necesitaba ganar. Por primera vez en toda la temporada el conjunto de la franja se metía en descenso.
"Fue un partido de muchas emociones. Llegamos al descanso con 0-0. En la segunda había muchos nervios, y continuamente preguntábamos al banquillo los resultados en los otros campos"
Exjugador Rayo VallecanoA falta de 15 minutos, Sandoval llamó a un Tamudo, suplente, que no marcaba desde hacía dos meses y medio, acumulando sobre el césped toda la artillería que tenía: Piti, Michu, Diego Costa, Lass Bangoura y el propio delantero catalán. "Los últimos minutos fueron a la desesperada. Sabíamos que con esa gente en el área podían pasar cosas. El resto nos dedicábamos a correr y a poner balones al área", expone Fuego. Y en esas se llegó al 90, con 0-0.
En los saques de esquina y las faltas laterales, también se incorporaba el portero Cobeño, que en la vida había hecho tantos kilómetros como ese día para tratar de conectar los centros de Piti, encargado del balón parado: "El Rayo es un sentimiento muy grande y me acuerdo de que camino a tirar ese córner veía a la gente llorando, con las manos en la cara y la cabeza. Era muy duro".
Cogió carrerilla. Lanzó el córner y el rival lo rechazó. "El balón me volvió a mí, driblé a dos jugadores y le pegué. Rebotó en un rival y remató Michu al larguero. Y entonces le cayó la pelota a Tamudo en la línea de gol… y la metió con la cabeza", expone todavía con emoción Piti, génesis de la acción que cambió la vida al Rayo: "Es que tenía que ser Tamudo. Tenía un don y ahí estuvo. No sabes lo que me alegré por él. Era muy especial". De un plumazo, el delantero de Santa Coloma de Gramanet expulsó de Vallecas el fantasma del descenso y el runrún de la desaparición.
"Uff… casi no recuerdo la jugada ni el gol porque estaba rezando. Estaba jugando, ¿eh? pero creo que estaba rezando porque con todo lo que me había costado volver a Primera no quería otro descenso. Son momentos que tengo un poco nublados en mi cabeza en lo futbolístico, pero sí que recuerdo la liberación que supuso aquel gol. Fue una emoción máxima; veías al estadio caerse, a la gente saltando al campo", recapitula con sentimiento Javi Fuego.
"¿Si fue casualidad el que el balón le cayera a Tamudo? ¡Para nada! Ni casualidad ni fortuna. La intuición que tenía era brutal, se la he visto a muy pocos delanteros"
Exjugador Rayo VallecanoEl desahogo de Jordi Figueras... a 1.500 kilómetros
"¿Si fue casualidad que le cayera el balón justamente a Tamudo? ¡Para nada! Ni casualidad ni fortuna. La intuición que tenía era brutal, se la he visto a muy pocos delanteros", resuelve Jordi Figueras, que vivió el desenlace del encuentro a través del móvil mientras cenaba con el resto de compañeros del Brujas. "Cuando marcó Tamudo… ¡Pegué un salto en la mesa que no veas! La gente me decía, ¡¿pero qué haces?! Se lo tuve que explicar", comenta entre risas el exjugador catalán.
"En el Rayo, que era el equipo que me dio la oportunidad de jugar en Primera, dejé grandes amigos como Michu, Cobeño, Míchel o el propio Tamudo. Y cuando el Brujas paga mi traspaso en invierno íbamos séptimos u octavos, con un equipo muy marcado que casi jugaba de memoria. Al cambiar algunas piezas, y no quiero decir ni mucho menos que el bajón fuera porque yo me fuera, pues el equipo no mantuvo la línea… y a mí me afectó un poco, digamos, porque, en cierto modo me sentía un poco culpable por el mal momento del equipo y el sufrimiento final. Y es por todo ello que para mí ese gol de Tamudo también fue muy especial", lo cierra el defensor lleidatà, actualmente en la secretaria técnica del Algeciras.
«Fue como ganar una Champions»
"Un minuto antes la gente lloraba de pena y de golpe lo hicieron de alegría. Ahí salieron todas las emociones que llevábamos acumuladas. De tanta gente que había sobre el campo parecía que no iba a continuar el partido. Por suerte, tuvo un final feliz", narra Piti, a sabiendas de la importancia de ese gol: "Para nosotros fue como ganar una Champions. Habría sido muy duro un descenso, pero yo creo que no tanto como para que el club desapareciese. Pero sí, habríamos pasado momentos duros. Por suerte no sucedió gracias a Tamudo, que está siempre presente para todos los rayistas".
"Yo creo que el Tamudazo es el momento clave en la historia reciente del Rayo. Permitió consolidarnos en Primera y al club le ayudó a tener un colchón económico importante. Y a partir de ahí, ya fue para arriba. El Rayo actual no se entiende sin el ascenso que habíamos logrado pese a los problemas con los Ruiz Mateos ni, sobre todo, sin el Tamudazo", concluye Javi Fuego sobre una de las noches más mágicas del estadio de Vallecas y todo su barrio.