Valverde resucita al Madrid y la Liga

Fede Valverde hizo dos cosas seguidas que seguramente no olvide Carlo Ancelotti. Marcó un gol de otro partido cuando sólo faltaban 120 segundos para el final y justo después se fue a abrazar a su entrenador. En ocasiones, también en el fútbol, importa más el abrazo que el gol. El doble gesto del uruguayo, que nunca separó la bota del corazón, le devuelve la vida por momentos a 'Carletto' y a la vez al Real Madrid. Herido, moribundo, pero siempre con una vida extra. Como el técnico de Reggiolo.

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Enfrente compitió un meritorio Athletic Club, que demostró lo que significa un buen equipo: da igual quién juegue, que siempre lo hacen bien. Amasaron un empate casi inevitable, si no fuera por Vinicius, que se empecinó en que esto lo ganaba el Real Madrid. Se impuso hasta a los árbitros, que cada año que pasa ayudan menos y estorban más, con uno de los peores inventos que se recuerdan, llamado VAR.

Vinicius y Valverde fueron el zafarrancho de combate del conjunto blanco. En un día delicadísimo, tras el estrépito de la remontada festivalera del pasado miércoles, y con un Bernabéu más complaciente de lo habitual, que sólo pitó a Mbappé (en la grada). Los dos levantaron el triunfo porque son los que más lo sienten.

El futbolista charrúa, hoy lateral diestro (y todo lo demás), encañonó la victoria con un zapatazo marca de la casa. En la ida falló en la derrota de los suyos en San Mamés, y esta noche se desquitó. Vini lo hace en cada jugada, porque jamás dejará de intentarlo. Él solito fue capaz de perforar una defensa en la que no se apreciaba ningún hueco.

Eran días convulsos. En Valdebebas, en las oficinas del club y en las laderas de la montaña más escarpada para el nuevo Florentino: Twitter Madrid. El cese de Ancelotti ya era una realidad, con la selección brasileña asomando de fondo y Xabi Alonso a la vez. Pero a 'Carletto' le quedaba alguna vida en el cartucho, y decidió probarla con una alineación novedosa. Este año a su equipo le faltaron mediocentros, así que contra el Athletic sacó a seis.

Los ajustes fueron Camavinga y Valverde en los carriles, con Modric, Ceballos y Tchouameni en la sala de máquinas, una prueba que se intuye clarísima para la final de Copa. Y el Real Madrid jugó mucho mejor al fútbol, pero se olvidó del jalapeño. Del jalapeño. Que al final llegó. Porque la buena vida llega sin aviso.

El Athletic se presentó en el Santiago Bernabéu con la cara B de una plantilla fantástica que ya lo demuestra también por Europa. Por eso justo salieron los suplentes, porque los titulares lograron el pase a las semifinales de Europa League el pasado jueves, con el añadido de la baja de Nico Williams.

Con todo y con eso se vieron cerca de los puntos hasta el final. Sobre todo, cuando Valverde dio entrada triple a Sancet, Iñaki y Maroan Sannadi. Este último pareció de los pocos delanteros que vencía a Asencio en el cuerpo a cuerpo. Dieron miedo, y por poco no lo concretaron.