La 'vangaalización' de Xavi

En cada conferencia de prensa de Xavi sube el pan, sumido el Barça en una situación delicada económicamente y tensa sobre el césped, con un entrenador que mezcla la realidad con la irrealidad y que apunta a enemigos externos para justificar que su equipo no arranca por mucho que se haya clasificado como primero de grupo de la Champions con dos derrotas ante Shakhtar y Amberes. El entorno ni remata de cabeza ni gana un duelo defensivo. Las respuestas del técnico de Terrassa contrastan con su dominio con el balón en los pies, tan desafortunado en las explicaciones como brillante lo era cuando tenía que organizar el juego de un equipo.
Si guardamos en un cajón las excusas y la insistencia en el mensaje del entorno dañino que ha cuajado en el vestuario (Ferran dijo tras perder el miércoles que "intentan destruirnos desde fuera"), la realidad del Barça esta temporada está lejos de lo esperado aunque Xavi tenga razón en que el equipo sigue vivo en cuatro competiciones... En diciembre, claro. El Barça ha ido solventando partidos en los últimos minutos, sin el brillo que se le presupone y que espera alcanzar el técnico, como proclamó cuando llegó al banquillo, porque "el Barça es el equipo más exigente del mundo: hay que ganar y jugar bien". Y este Barça no gana lo que debe y no juega bien.
Aunque la economía impide traer los fichajes deseados por el entrenador (Zubimendi como ejemplo), la plantilla se ha reforzado con Gundogan, João Cancelo y João Félix, tres elementos que potencia al vigente campeón de Liga, que ha perdido los valores que le hicieron triunfar el curso pasado y que se ha vulgarizado, que ha dado varios pasos atrás como los de Lewandowski o Koundé. Las lesiones son un capítulo aparte, mitad del infortunio, mitad de la preparación física y la prevención, como en cada casa.
Xavi va a volverse "loco".
— Relevo (@relevo) December 15, 2023
💬 "Si hace un mes que me decías que era el Ferguson del Barça". pic.twitter.com/xvjs6X25XK
La gestión de la plantilla, del caso Lewandowski en Amberes, el proyecto "en construcción", la "prensa crítica", negar los silbidos en la grada, el espejo del Girona tan reciente… Hay muchos capítulos que han ido erosionando el camino del Barcelona esta temporada, especialmente agravado por la falta de autocrítica concreta en sala de prensa y por los mensajes apuntando al ruido y el runrún exterior, estrategias equivocadas que recuerdan al "siempre negativo y nunca positivo" de un Van Gaal que en su despedida del Barça en 2003 comentó lo siguiente: "Pido al entorno, a los medios de comunicación, que el próximo entrenador necesita el apoyo de este entorno. Y cuando este apoyo no se puede dar, el próximo entrenador tiene las mismas y los mismos problemas. Y yo pido otra vez, en humildad, apoyar a este entrenador".
Ese entorno recurrente utilizado para justificar otros males. Si Xavi Hernández se llamara Ernesto Valverde (y otro técnico sin ese arraigo en la entidad), seguramente la crítica sería el doble y se estaría hablando en Valencia de una final… pero de verdad. Apuntar al mensajero es el clásico truco que ya no cuela. La solución la tiene Xavi en la mano: ganar y jugar bien. Y eso se labra en el día a día sobre el césped, no en lo que se dice en las tertulias. No hay más secretos.