REAL MADRID

El verano que cambió la carrera de Tchouameni: tres días de vacaciones, sesiones de vídeo y el antiguo coach de los Yankees

El francés se preparó en Los Angeles para una temporada clave en su carrera. En Girona marcó su primer gol con el Real Madrid.

Aurelien Tchouameni, tras el Girona 0- Real Madrid 3./Reuters
Aurelien Tchouameni, tras el Girona 0- Real Madrid 3. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Aurelien Tchouameni oposita a indiscutible para Carlo Ancelotti. El francés salió reforzado de Girona después de un partidazo, en el que marcó su primer gol de blanco con un cabezazo a pase de Kroos y robó una pelota que, a la postre, se convertiría en el definitivo 0-3. Además, siete recuperaciones y un 92% de acierto en el pase en 90 minutos de juego. Su comienzo de temporada, en el que ha demostrado ser un futbolista capital para las aspiraciones blancas, promete. De hecho, el primer y único tropiezo del Real Madrid coincidió con su primera suplencia, contra el Atlético.

Pero su implacable comienzo no es casualidad. Tchouameni dedicó su verano a trabajar, con la idea de llegar al mejor nivel posible. Por ello, tras volver del parón de selección de junio, apenas disfrutó de tres días de vacaciones junto a su familia en el sur de Francia. Después, junto con un séquito de máxima confianza, viajó a Los Ángeles, donde alquiló una mansión y se dedicó a trabajar, con sesiones de entrenamiento por la mañana y por la tarde. Utilizó las instalaciones de UCLA en un principio, aunque después pidió permiso para entrenar en las de LA FC.

Contrató a un preparador físico y dos entrenadores de fútbol. Por norma general, se dedicaba a prepararse con balón por la mañana y su cuerpo por las tardes, además de sesiones de masaje, recuperación o vídeo. Echó muchas horas viendo sus partidos de la temporada pasada y analizando puntos a mejorar. A partir de los mismos, preparaban las sesiones de entrenamiento, a las que acudían otros jugadores cuando era necesario. Un punto en el que trabajó con especial atención fue la orientación de su cuerpo en la recepción de los pases. Lo entrenó a menudo, con y sin oposición, para perfeccionarlo.

Tchouameni entrenando durante el verano en Los Angeles.Relevo

Tan importante era para él la parte física como la mental. Desde el pasado verano, ha empezado a trabajar con Chad Bohling, un coach estadounidense con una larga carrera en el deporte, asesorando a jugadores de los New York Yankees de la MLB y de los Dallas Cowboys de la NFL, dos de las franquicias más importantes del país. Aurelien se comunica con el a menudo, a través de videollamadas o mensajes de texto. La idea es que mantenga su cabeza concentrada y pueda resetear cuando las cosas van mal y no salirse del camino cuando marchan bien. Un hombre que está resultando clave en su desarrollo.

«Quiere ser el mejor centrocampista del mundo»

Tchouameni no quedó contento con cómo acabó la temporada pasada. Por ello, apenas quiso descansar este verano, para recuperar sensaciones y alcanzar su mejor nivel. Lo primero era hacerse un hueco en el equipo. Jugar cada fin de semana. Pocos dudan ahora que deba ser así. Pero no se conforma. "Quiere ser el mejor centrocampista del mundo y quiere conseguirlo en el Real Madrid", afirman quienes mejor lo conocen. De ahí que rechazase todos los acercamientos de los grandes de Europa que le llamaron en julio y agosto. El club, convencido de contar con un proyecto de crack, no pensó en desprenderse de él en ningún momento.

Tchouameni entrenando en Los Angeles. Relevo
Tchouameni entrenando en Los Angeles. Relevo

El trabajo no acabó en verano. El de Rouen es un loco del fútbol y dedica gran parte de su tiempo a su profesión. Cuenta con un gimnasio personal en casa, como otros jugadores de la plantilla, y pasa muchas tardes entre pesas, tiras o combas. Además, le gusta ver los partidos de sus rivales. Analizar a los mediocampistas de otros equipos para anticipar cómo enfrentarse a ellos.

El resultado de todo este esfuerzo es el gran comienzo de temporada que vive de blanco. El primer año fue complicado. La adaptación al Madrid no resultó sencilla y el cambio de posición de Kroos al pivote le dejó en un papel secundario. No bajó los brazos y peleó por recuperar el sitió que sí consiguió cuando llegó del Mónaco. Ahora, ya confirmado como un centrocampista diferencial, quiere más.