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En Vigo aún resuenan las excentricidades de Pione Sisto: "No era la misma persona la que llegó y la que se fue"

El jugador intenta relanzar su carrera en Turquía tras múltiples episodios controvertidos. "Vaya personaje", llegó a bromear sobre él Iago Aspas.

Pione Sisto, descalzo, antes de un partido con el Celta. /Getty
Pione Sisto, descalzo, antes de un partido con el Celta. Getty
Óscar Méndez

Óscar Méndez

"Hostia, Pione, ¿qué será de él? Vaya personaje". La respuesta es la de un trabajador del Celta cuando se le pregunta por los recuerdos que tiene de Pione Sisto, un jugador tan genial como peculiar, sobre todo fuera de los terrenos de juego. En Vigo estuvo cuatro temporadas y nunca llegó a demostrar todo el fútbol que parecía que tenía en el Midtjylland danés. En la ciudad olívica, sin embargo, no le han olvidado y todo aquel que habla del extremo de origen sursudanés lo hace con cariño.

La carrera deportiva de Sisto se dio a conocer en una sala de prensa en diciembre de 2014, cuando sus padres irrumpieron en la estancia y realizaron un ritual de su país de origen para celebrar su primera convocatoria con la selección Sub-21, un carácter excéntrico que también trasladó al Celta. "La verdad es que siempre traía una sonrisa y aunque era de los más callados de la plantilla, creaba buen ambiente", recuerda uno de sus compañeros en el club.

Su fichaje por el conjunto gallego no fue sencillo, tal y como recuerda el que por aquel entonces era director deportivo de la entidad, Felipe Miñambres. "Fue muy complicado y nos llevó bastante tiempo. Llegó cuando estábamos de pretemporada en Italia y fue laborioso, no tanto con su club de origen como con él, que nos costó más y fue duro", rememora el actual director deportivo del Levante.

Y sus dos primeras campañas en el Celta fueron más o menos normales dentro de lo que se podía esperar, pero todo comenzó a cambiar en 2019. Por aquel entonces, los futbolistas de la primera plantilla recogían en la vieja ciudad deportiva de A Madroa unas bolsas con menús específicos diseñados por un nutricionista para comérselos en su casa ya que las instalaciones no contaban con las comodidades que sí tienen ahora en Afouteza. Pione también la recogía, pero dejó de comerla.

Él mismo reconoció que durante tres semanas se estuvo alimentando de fruta exclusivamente, algo que preocupó en el club. "Nosotros recomendamos cosas pero no podemos vivir con los jugadores en sus casas. Estamos pendientes de si cumplen las recomendaciones cuando están con nosotros. La gran mayoría, prácticamente todos, nos hace caso", reconocía por aquel entonces Juan José García Cota, jefe de unos servicios médicos del Celta.

"A nosotros nos contaba que estaba mejor que nunca y cuando lo veías entrenar, no notabas que bajase su rendimiento", explica otro de sus compañeros en Vigo en aquella etapa. Sin embargo, él mismo reconoció el error de alimentarse solo con fruta durante tres semanas. "Tengo que ser honesto conmigo mismo y con vosotros. Era muy intenso y lo rompí. Perdí el control de los pensamientos y las emociones y, francamente, me volví un poco loco", se sinceró en sus redes sociales.

Otra de las particulares que compañeros y aficionados veían día a día era su relación con el entorno. Era habitual verlo pasear de madrugada por la zona de playas de la ciudad, incluso adentrándose en las rocas cercanas al mar. También solía pasearse descalzo por los distintos estadios para mimetizarse con el terreno. "Va al revés del mundo", apuntaba Iago Aspas durante la etapa que ambos coincidieron en Vigo.

Sisto pugna con Valencia durante un partido de Europa League.  EFE
Sisto pugna con Valencia durante un partido de Europa League. EFE

Caminar descalzo, pasear por la noche de madrugada o comer solo fruta durante tres semanas no fue la mayor excentricidad que cometió Sisto durante su etapa en el Celta. A mediados de marzo estalló en todo el mundo la pandemia del COVID y la población se vio obligada a recluirse en sus casas. El jugador danés no fue una excepción y en su caso, el hecho de vivir únicamente con su hermana se le hizo demasiado duro. Y de un día para otro cogió su coche y condujo durante 24 horas para llegar hasta Dinamarca.

"No nos lo podíamos creer y eso que con Pione no nos sorprendía nada", apunta uno de sus compañeros en el Celta. No tenía permiso del club, pero no le importó. Fue la gota que colmó la paciencia de los dirigentes, que ese mismo verano lo traspasaron por poco más de dos millones de euros al Midtjylland, donde su presencia ha ido decayendo meses a mes hasta salir gratis este septiembre hacia el Alanyaspor turco.

Su última excentricidad, este mismo verano, fue la de comprar unos terrenos en Portugal para dar cobijo a una secta liderada por un filósofo espiritual que pretendía formar un territorio independiente en el país luso. Prácticamente nadie en el Celta mantiene contacto con él, aunque todos le recuerdan con buenas palabras. "Es un personaje muy característico. No fue el mismo Pione el que llegó que el que se marchó después. Para mí, no era la misma persona, no digo que mejor o peor, pero sí alguien diferente", apunta Felipe Miñambres. Pese a ello, a numerosos vigueses se les dibuja una sonrisa cuando recuerdan a Sisto.