FC BARCELONA

Visita a las piedras del Camp Nou: de ratas, pájaros y la Virgen de Montserrat

Acudimos invitados por el Barça a las obras del estadio, por las que caminas creyendo que andas por Egipto. "Estaremos en 104.000 espectadores en 2026, cuando acabe todo".

Imagen del exterior de un Camp Nou en obras./REUTERS
Imagen del exterior de un Camp Nou en obras. REUTERS
Lu Martin

Lu Martin

El FC Barcelona nos cita a una visita a las ruinas del Spotify Camp Nou. Acudimos agradecidos a la cita a las 09:30 de la mañana con un calor ya considerable. Hay que acicalarse acorde con la ocasión: zapatos con puntera reforzada, chaleco amarillo y casco de obra, básicamente. Previamente te obligan a firmar un documento aceptando unas normas básicas de seguridad y todos a una, en marcha, camino de las ruinas del estadio. Al grupo de periodistas le acompañan algunos miembros del departamento de prensa cual pastores del encierro de Pamplona, pero sin vara ni camiseta verde: "¡Vamos, vamos!", dicen. Junto a ellos están Joan Sentelles, responsable de construcción del Espai Barça, y Lluis Moya, director técnico de las obras del nuevo Camp Nou.

Así van las obras del Camp Nou.Efe

 

Mientras el 'Estadi' desaparece, los medios casi hacen lo propio ante el caos de piedras y un sol de justicia. "No, no es un caos, todo está absolutamente controlado o sería un desastre. Las demoliciones son así", dice Moya a Relevo, mientras apreciamos un inmenso agujero donde un día aparcaban sus coches las familias con los más nobles apellidos de Barcelona y de Catalunya entera antes de coger el ascensor y subir a la tribuna. Mires donde mires a los pies de la tribuna hay grúas. Al parecer, según nos cuentan, casi cuatrocientas personas han ayudado a que el templo de Kubala, Cruyff, Maradona, Christanval y Messi desaparezca. Hasta nueva orden, los trabajos de demolición durarán de nueve de la mañana a ocho de la tarde. De lunes a sábado al mediodía. El domingo fiesta. La ley. Cuando empiecen a construir será otra cosa. Cambiará el horario.

Habrá un momento que todo se solapará. "Mientras estemos tirando una zona, empezaremos a construir otra, esto es lo normal. En tu casa pasa lo mismo, el lavabo se construye mientras tiras la cocina", nos ilustran. "Lo mas complicado es tirar el voladizo de tribuna, hay que andar con ojo", nos avisan. Un mal paso y se va al carajo. Por eso es muy importante tener cuidado al vaciar el parquin. O eso entiendo. No sea que se derrumbe la vieja marquesina de la tribuna. "Ahora también sabemos de arquitectura", bromea un colega. Pues va a ser que sí. Seguimos caminando. Vamos adentro.

"Esto parece la película de …", sostiene Pallas, jefazo de La Vanguardia. No le escucho bien. Debe ser una de esas pelis guays, de barbudos del barrio de Sant Antoni. Ni idea. Yo tengo la sensación de estar en el apocalipsis, en el inicio del Mecanoscrito del Segundo Origen, del Pedrolo. Cosas de la edad nos separan, supongo. Da igual, supongo que me asusto como el al pisar el Camp Nou y entrar por el túnel al césped.

"Estaremos sobre los 104.000 espectadores cuando se acaben del todo las obras, en junio de 2026"

Joan Sentelles Responsable de construcción del Espai Barça

"Según los planos, estaremos sobre 104.000 espectadores cuando esto vuelva a crecer cuando acabemos las obras" nos dice el que sabe. ¿Y eso cuando será? Salta el avispado periodista: "En noviembre del 24 estará hecha toda la primera y segunda gradería, y eso garantiza casi 70.000 aficionados al regreso al Camp Nou. Y para la temporada 2025-2026, para entonces, faltarán cuatro cosas. En junio del 2026, todo hecho", resume Sentellas.

Olé. Pero de momento la subcontrata Erry Berry sigue pegando palos con grúas diseminadas por el campo para que lo que sobra desaparezca.

No lo van a tirar todo. El estadio es en sí mismo reserva patrimonial. De hecho, las ampliaciones fueron un anexo estructural a lo que se diseñó en los años 50, que es intocable, así que ahora se trata de desenganchar lo malo y proteger lo bueno. "Pondremos en valor ese legado arquitectónico" dice Moya. La estructura del estadio que se construyó para ver jugar a Kubala y se inauguró el 24 de septiembre de 1957 se respetará, por sentido común y porque firmada por Francesc Mitjants es una genialidad intocable. 60.000 asientos que asentarán -y nunca mejor dicho - el nuevo campo nuevo. Pero el resto está en fase de desaparecer bajo la pileta. Y mientras caminas no es que te despidas, es que ya no está lo que viste. Y pisas las piedras bajo el sol, a ratos creyéndote que estás en Egipto, y cobras conciencia de que vives en un pasado que ya no existe.

Pero Sentelles te ilusiona. "En la temporada 24-25 tendremos el 90% construido". A final de la 25-26 el estadio será jauja porque poco a poco mas de mil trabajadores se dejarán la piel dentro del estadio y otros tantos fuera. "Se construirán cosas que se traerán prefabricadas, así que llegará un momento que más de mil personas participarán en el proceso de reconstrucción. Será como un puzzle. Por ejemplo, la cubierta la iremos haciendo desde noviembre del2024 y la acabaremos en el 25". Y tiran de órdago: "cumpliremos los plazos seguro", aseguran los responsables de obra del Barça.

"Llegará un momento en el que más de mil personas participen en la reconstrucción. Será como un puzzle"

Joan Sentelles Responsable de construcción del Espai Barça

Incrédulos y sedientos, la pregunta cae sola:

- "Oiga y…¿esta es la única obra que se va a entregar on time? Ya me perdonará pero no conozco a nadie que haya hecho obras en su casa y el paleta le haya entregado la obra el día que le dijo que se la iba a entregar". Y Moya se ríe pero no se inmuta: "En Barcelona'92 pasó. Antes de los juegos pasó"

Sabe de qué habla. Él dejó cerradas obras en la Villa Olímpica, en el anillo del básquet, en las piscinas de saltos, las zonas de tiro y de bastantes más áreas. Es arquitecto especialista en estructuras y catedrático por la UAB.

En esas, el jefe que nos ha convocado, nos apremia. "Vamos que nos vamos". Hace un calor inaudito. Alguien le ha dicho que no podemos estar más de no sé cuánto tiempo bajo ese solazo. Entonces reaparece en mi vida Francisco, un tipo con el que hay que tomarse un vermú pero ya, currante old school.

El bar, los pájaros y la capilla

-"Oiga, ¿y no hay bar?", le pregunto en cuanto escucha que le insinúa a su jefazo que ya hemos quemado dos puntos de agua. Llegados al tercero, segunda gradería, tribuna, donde estaba la vieja sala Roma, donde un día presentaron a los hermanos De Boer y Nuñez me llamó "cosa oscura", echamos al fin agua al gaznate, cerca de una vieja barra abandonada. "¿No querías un bar? Pues toma bar", me vacila. Ya no me separo de él.

Hace un calor que flipas. Menos mal que la explicación de los profesionales que nos acompañan es muy amena. "Oye Francisco, ¿y las ratas?" le pregunto cuando oigo que un colega cuestiona al jefe de la expedición dónde estaremos ubicados en su día los periodistas. "¿Qué ratas?. Con este calor duermen, saldrán por la noche, pero por la noche dormimos nosotros. Cuando empecemos a construir ya será otra cosa", me dice Francisco. "¿Y los gatos?", le pregunto. "¿Qué gatos? No hay gatos", me contesta. "¿Y los pájaros?", prosigo. "¿Los pájaros?", tercia Sentellas. "Controlados", concluye.

Me cuenta que de acuerdo con el ayuntamiento se llevaron del estadio nidos de especies protegidas. O sea, palomas y tórtolas, según hemos podido saber, aunque él me lo negara por la mañana. Y me cuenta que después de terminar el estadio, los bichos voladores volverán a anidar sus nidos en el 'Nou' Camp Nou. Como si fueran golondrinas en verano. ¡Qué bonito! Los pájaros están controlados.

Llegados a ese punto el tour, que sinceramente debería comercializarse, so pena de matar a alguien de una insolación, ya estaba llegando a su fin, cuando al transitar por encima de donde está la sala de prensa Ricard Maxenchs, uno se acordó de que en el camino de los vestuarios al césped había una capilla y pensó en aquella imagen de la Virgen de Montserrat. Y ahí que trato de averiguar dónde anda aquella esfinge, la icónica Moreneta que acompañó durante años las salida del equipo rival al Camp Nou, porque, ¡vaya por Dios!, estaba en el camino del equipo visitante al césped.

"Guardada", se me comunica. "¿Dónde?", insisto angustiado. "A buen recaudo", me responden, como si me fuera a preocupar a estas alturas por la Virgen. Pero sí, interesado estoy, no sea que haya acabado en casa de Negreira . No se me dan más datos a estas alturas de la mañana.

Bien es cierto que no insistí demasiado porque tenía más ganas de una cerveza que de otra cosa, y tal vez, algo aturdido por el sol, justo cuando caminaba por las piedras que cubrían el cemento donde un miércoles me apalizó un segurata antes de una semifinal de la Copa de Europa, camino de lo que fue el campo de entrenamiento de La Masia, me pregunté qué pensaban hacer con tanta ruina. "Todo reciclable. Todo. Hierros, piedras, plástico… Todo. 100.000 toneladas de acero, como un portaviones Nimitz". Un portaviones Nimitz. Como si supiera qué es un portaviones Nimitz.

Entonces nos explican que el Camp Nou se engordará 27 metros de ancho, 228.000 metros cuadrados. Una concesión del ayuntamiento, algo que afectará, básicamente, a la calle que baja del tanatorio. Supongo que es un cambio de cartas por los nidos de los pájaros.

Ya camino de vuelta a la casilla de salida, me encuentro a Francisco, que me señala a uno de los cuatro operarios que controla el nivel de intoxicación del aire. Los hay que controlan los decibelios. "Los vecinos no se han quejado para nada y menos en este lado del campo", me dice señalando al cementerio de Les Corts. "Buena gente", me dice.

Por un momento pienso en ellos, en los muertos, pienso en el calor que tengo, en el Camp Nou que se muere cada día un poco más y pienso en la suerte que he tenido de darme un paseo por esas ruinas. Y en esas salgo de lo que fue del Estadi, donde ya no hay pájaros, no hay gatos, no hay ratas y no se dónde ha ido a parar la virgen. Y donde hace hace un calor que te mueres.

Y llamo a mi amiga Lara, que vive a dos minutos. Entonces compruebo que no hay nada que no pueda arreglar una cerveza con una colega de Vallekas. Por mucho que desaparezca el Camp Nou.

Postdata

Horas después de terminada la visita, un mensaje de Alex Santos, director de comunicación del FC Barcelona, soluciona la inquietud por el lugar donde se ubica a día de hoy la Virgen de Montserrat que estaba ubicada en la capilla del túnel de vestuarios del estadio. Estamos pues en condiciones de asegurar, según la versión oficial del club, que la imagen de la Virgen de Montserrat, la Moreneta, la piedra que la soportaba, piedra de la montaña de Montserrat, y el altar, construido con mármol italiano, conjunto religiosos que en su día fue un regalo de la Penya Solera, están actualmente custodiados en un almacén propiedad del club, a la espera de devolverlos al 'Nou' Camp Nou.