Volver a llenar Mestalla cuando se roza el descenso
Ayer 42.000 almas llenaron Mestalla, un jueves laborable a las 19:30h, uno de ellos era mi tío, protagonista de esta historia.
![Mestalla ayer contó con 42.000 aficionados. /Valencia C.F](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202304/28/media/cortadas/aficion-valencia-mestalla-RBPDkT368wVptnnbN0e6DGO-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
Ayer 42.000 almas llenaron Mestalla, un jueves laborable a las 19:30h, uno de ellos era mi tío, protagonista de esta historia.
Lo reconozco, no soy un periodista al que le guste opinar en exceso. Primero porque ni me considero ni quiero ser líder de opinión, segundo porque rara vez creo que mis opiniones puedan aportar algo novedoso. Pero debo reconocer que la imagen de Mestalla ayer con 42.000 personas, un jueves laborable a las 19:30 con el equipo arrancando el partido en puestos de descenso, me emocionó.
Llevándolo a lo personal, me he criado en una familia valencianista. Tanto por el lado de mi madre como por el de mi padre me han inculcado esta maldita bendición que he convertido en mi oficio. Por ello, pese a llevar 5 años yendo acreditado a Mestalla, mantengo mi abono de temporada. Un abono que ayer sí fue utilizado.
Mi tío, protagonista de esta historia y una de las personas que más me ha inculcado ese 'sentiment', ha sido aficionado y abonado toda su vida, renunció al pase de temporada cuando se fue a vivir a fuera y aquellos años en los que entre la afición se expandió una sensación general de que quedar tercero sabía a poco (¡qué tiempos!). Desde entonces, son pocas las veces que ha acudido al estadio, si bien el año del centenario bajo el mando de Marcelino García Toral no falló en sus visitas al 'templo' para vivir aquel año mágico. En cualquier caso, este tío mío nunca falla a la cita con el Valencia, pero ahora lo hace desde el bar o desde su casa. Entre la distancia y la mala situación del equipo, lógicamente ha dejado de condicionar su tiempo libre a lo que ocurre en la Avenida de Suecia, pero, aunque sea desde casa, no se pierde un partido.
Ayer como más de un aficionado de los 41.999 que fueron al estadio dio un paso al frente. "Oye Nacho, ¿Tu abono está libre para el jueves? Que aunque sea entre semana creo que voy a ir", me preguntó un par de días antes. Yo, como es lógico, no tuve reparos en cedérselo, pero me inquietaba algo que le pude preguntar en la puerta del estadio antes de que él entrara por la puerta S4 y yo por la zona de prensa. "¿Oye, tío, cómo es que has venido hoy si es laborable y vienes desde fuera?" le pregunté. "Nacho, lo de hoy es una final para el club y había que estar, tenemos que estar", me dijo. "Pero tío, les está costando mucho eh, estás acostumbrado a otro fútbol en directo", le respondí. "Mira, solo con la ilusión que me genera ver a El Pipo en la banda me vale. Tenía que venir", concluyó.
Así de sencillo, podría poner mil adjetivos a la afición del Valencia por llenar Mestalla pese a ser la peor temporada en más de 30 años, pero mi tío definió muy sencillamente las razones por las que el templo ayer se llenó: había que estar. Da igual Peter Lim, la mala gestión, los no fichajes... Ayer la afición tenía que estar y estuvo. "He sufrido 90 minutos, me he abrazado a 4 personas que ni conocía, pero al final me ha valido la pena venir", me dijo al finalizar el partido. Y qué final. Qué Guerra.