A vueltas con el futuro de Quique
Sin novedades en otras parcelas del club, sigue sin existir comunión plena entre el entrenador y el resto de estamentos del club, parte fundamental para hacer un proyecto nuevo. El madrileño tampoco lo tiene claro.

La derrota ante el Celta no sólo supuso un duro revés a los ánimos de una plantilla que había enderezado algo el rumbo, sino otra pausa más en la parcela deportiva, que tendrá que tomar importantes decisiones que permitan al Sevilla volver a ser un club competitivo en los próximos meses. La cabeza vuelve a estar 100% centrada en evitar un descenso que vuelve a ser una amenaza real. Se aplazan conversaciones sobre renovaciones, salida de jugadores, traspasos o fichajes, que serán una constante como cada verano. Pero hay una decisión más importante que todas estas y que los últimos años, desde la salida de Julen Lopetegui, ha supuesto un calvario a la entidad: quién ocupará el banquillo.
Hay hechos que avalan y otros que condenan a un Quique Sánchez Flores que sabe de las dudas de sus jefes. El madrileño ha logrado encauzar la nave, pero sin un regularidad que garantice que junto a él, el proyecto venidero tenga visos de ser potable. Desde su llegada, el entrenador sevillista se ha mostrado como es porque en cada decisión, nunca ha buscado nunca el consenso de los dirigentes, sino lo que pensaba mejor para el equipo. Hablando en plata, Quique no ha mostrado ser un entrenador de club, algo que muchos critican y otros precisamente alaban, por los fallos cometidos por los gestores, pero que dificulta un trabajo común.
Si nada cambia en otras parcelas, ¿se puede crear un nuevo proyecto con un entrenador de este perfil? Esa es la pregunta que muchos se hacen y que, de momento, no tiene una respuesta definitiva. El último encontronazo no ha sido el de En-Nesyri y su bronca pública, sino la ausencia de otro fichaje más, el de Alejo Véliz, en la convocatoria previa al partido ante los gallegos.
Decisiones que se le achacan
Ante la opinión de los sevillistas, seguramente el madrileño saldría vencedor en una hipotética encuesta. La desastrosa temporada ha marcado negativamente a la dirigencia. Lógico. Sin Europa en diciembre, sin opciones de volver a disfrutarlo el próximo curso y luchando por la permanencia tras tres entrenadores que han pasado por el banquillo, el sevillismo en su mayoría apunta al palco.
A pesar de todo y salvo sorpresa, todo indica que el actual consejo encabezado por José María Del Nido Carrasco y la dirección deportiva liderada por Víctor Orta serán los encargados de construir el Sevilla del futuro. ¿Se puede unir Quique a ese triángulo? Parece evidente que tendrían que cambiar algunas cosas. Por ejemplo, la gestión del grupo. Nadie del club se ha entrometido en la toma de decisiones de su técnico pero sí se han producido hechos que han sorprendido a algunos. A pesar de la confianza mostrada en sus comparecencias públicas el pasado mes de enero, desde la llegada de los refuerzos al club, la mayoría de ellos han gozado de minutos residuales y se han quedado incluso fuera de la convocatoria en algunos partidos. Apuestas deportivas que vinieron con el esfuerzo económico que conllevaba, que no han tenido el respaldo desde el banquillo.
El último de ellos ha sido Alejo Véliz. El argentino, por decisión técnica, se ausentó del duelo ante el Celta sin que internamente encontrarán una respuesta para ello.Antes le tocó el turno a Hannibal. El centrocampista, a pesar del empeño que puso para cerrar su cesión, no ha encontrado la confianza necesaria de su entrenador, que tras alinearlo ante la Real Sociedad como titular, lo ha vuelto a relegar al ostracismo, fruto de sus malos minutos, algo que no ha sucedido con otros jugadores que tras no hacerlo bien, han seguido teniendo oportunidades. Muchos de ellos incluso, sabiendo que los sevillanos quieren deshacerse de ellos el próximo verano. Ni algunas ruedas de prensa, en las que claramente han quedado mal los que lo trajeron, sirven de apoyo para declinar la balanza a su favor.
Malos planteamientos
El empate ante el Almería y la última derrota liguera han impedido cerrar la permanencia. En ellas hay un denominador común: el mal planteamiento inicial de Quique y la mala lectura del partido con los cambios. Hechos que hacen dudar de un liderazgo que será vital para el devenir del club. Con recortes y reestructuraciones económicas el próximo año, se necesita que todas las partes del triángulo antes mencionado estén perfectamente conectadas, algo que hasta el día de hoy no ha sucedido.
Recordemos que Quique tendrá un año más de contrato si logra meter a su equipo entre los 10 primeros aunque el club, como adelantamos en Relevo, se reserva la posibilidad de rescindirlo pagándole una parte del año firmado. Tendrán que certificar su estancia en primera y el futuro del inquilino del banquillo nervionense estará más claro. A día de hoy, Quique va perdiendo la batalla para ser el entrenador del Sevilla el próximo año.