No habrá un Xavi ni un Iniesta, pero Pedri los une para que la nostalgia nos golpee

En unos años se hablará del fenómeno Pedrizontalque un día acuñó Twitter, uno en el que se hablaba del canario en términos imaginarios, inducidos por la prensa y la famosa propaganda. A Pedri durante tiempo se le negó su nivel porque, aún siendo un adolescente, su juego ya apuntaba que sería lo que es ahora. Solo había que esperar y disfrutar. Hay quienes prefieren vivir de espaldas a la realidad y morir con un discurso mientras Pedri cada día es mejor y su juego se expande de forma imparable. No es una hipérbole escribir que no hay nada que no domine y que su fútbol abraza todo lo que es exigible a un gran centrocampista. No habrá un Xavi y un Iniesta, pero Pedri une ambos mundos para que la nostalgia nos golpee.
Ansu Fati y Lamine Yamal fueron titulares por primera vez en sus carreras, un reverso oscuro y maligno de lo que el fútbol depara en forma de mazazos y goles que no serán. En 2020 el culer veía en Ansu una promesa por cumplirse, desconociendo quién era todavía Lamine Yamal, al que ahora ven como aquello que se les negó, aunque a decir verdad Yamal es mucho más que aquel Fati. Sea como fuere, el pasado y el futuro se mezclaron en el imaginario culer, y durante un rato fingimos que nada había sucedido en 2020, que Ansu seguía siendo el mismo. El fútbol acepta el engaño mientras todos compramos ese juego de naipes.
Para Flick la mejor noticia es el nivel mostrado por sus dos mejores futbolistas: Pedri y Lamine. Con descansos recientes ambos mostraron un juego fresco y agresivo, condicionando cada palmo del verde salvo el dominado por un Leo Román que recordó a Julio César en 2010.El partido ante el Mallorca sirve de ejemplo para ver cómo el Barça, de tener en dinámica a sus estrellas, es un conjunto que no juega, aplasta por oleadas. Inserta fases del juego huracanadas en las que las ocasiones se suceden y el rival solo puede mirar hacia aquello que le cae en forma de castigo divino. Lamine falló goles para ser justo con el resto. De marcar lo que genera uno se preguntaría qué le queda por mejorar con 17 años. Que tarde para que mientras disfrutemos de aquello que lo hace alucinante; nadie se mueve y lee el juego como él.
El culer puede estar tranquilo. El Barça ganará o perderá, pero el espíritu y el fútbol comparecen. Mientras la afición sufre con partidos como el de Dortmund o Celta pensando que marcan el nivel actual del equipo, el Barça les recuerda que es esto a lo que aspira, y que con esto morirá. Real Madrid e Inter aguardan y Pedri le dice al mundo que no hay línea que no pueda abrir.