Yeremy Pino catapulta al Villarreal hacia la Champions

Llegó el día en que se jugó aquel encuentro aplazado del 3 de marzo por la alerta meteorológica de la AEMET. Todo lo sucedido aquel día fue un despropósito, no por la suspensión sino por las formas. Pasaron casi dos meses y el estado anímico de ambos cambió por completo. El Espanyol llegó desacomplejado y el Villarreal jugó sin Baena, pero Yeremy se encargó de iluminar la sombra del de Roquetas y devolver a los de Marcelino a la quinta plaza.

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El Espanyol saltó al césped de la Cerámica con sensaciones opuestas a las que tenía cuando debió jugarse el encuentro, a inicios de marzo. En aquel entonces los pericos estaban apenas tres puntos por encima del descenso y aunque las sensaciones habían mejorado el abismo seguía cerca. Esta vez lo hizo con la moral de quien se ve salvado y se permite ser protagonista en un campo tan difícil como La Cerámica.

Aún así el primer susto se lo llevaron los de Manolo González cuando Munuera Montero, pasado el minuto diez, pitó penalti por falta de Joan García sobre Foyth. El portero ni se inmutó, a sabiendas de que no había nada, y tras el llamado de Iglesias Villanueva desde el VAR el árbitro de campo se vio obligado a anular la pena máxima. Aquello no cambió el escenario de un partido gobernado por el centro del campo del Espanyol, con Kral, Urko y Edu Expósito borrando a Parejo y Comesaña.

El dominio blanquiazul no cesaba, pero tampoco se transformaba en peligro sobre la portería de Luiz Junior. El repliegue típico de Marcelino mojaba la pólvora de Puado y Roberto y permitía transiciones como la que se dio a la media hora de encuentro. Una buena entrega de Barry hacia Comesaña y un mal rebote de Joan García al disparo del mediocentro permitían al propio Barry adelantar a los groguets, pero el VAR volvió a frustrar al submarino amarillo con un fuera de juego milimétrico del delantero.

Apenas una ocasión de Puado en el ocaso del primer acto asustó a los aficionados locales cuando Luiz Junior salió del área para despejar un balón que se llevaba Roberto y permitió un disparo lejano del capitán perico a puerta vacía. La puntería no acompañó al máximo goleador blanquiazul y la primera parte se cerró sin goles en el marcador.

La charla en el vestuario cambió la cara a un Villarreal que salió a morder en la segunda mitad. Marcelino ordenó subir las líneas en la presión y cuando habían pasado poco más de cinco minutos apareció Yeremy para abrir las aguas. Pepe regateó a Carlos Romero hasta en tres ocasiones, en la tercera encontró al extremo en el corazón del área y Yeremy castigó la desatención de Omar con un disparo raso que dejó anclado a Joan García.

Las sinergias cambiaron porque la presión groguet entorpecía la salida perica y permitía a los de Marcelino vivir en los alrededores del área de del Espanyol. Así llegaba también el segundo tanto, de Ayoze, tras un robo de Barry sobre Kumbulla, pero una vez el balón cruzó la portería Munuera Montero señaló falta del delantero sobre el central. Respiraba Joan García, que volvía a ser héroe poniendo las manoplas a un misil de Comesaña.

A partir de la hora se rompió el partido con un ida y vuelta en el que las ocasiones volaron de un área a la otra. Apariciones de Luiz Junior, cabezazos fallidos de Puado, ocasiones falladas por Buchanan, destellos de magia de Pepe y paradones de Joan García que mantuvieron con vida al Espanyol. Los de Manolo González tuvieron las ocasiones que necesitaban para un empate que habría sabido a gloria en La Cerámica, pero esta vez ni con Puado, Roberto y Alejo Véliz en el campo fue suficiente.

El cuadro perico compitió a las mil maravillas, pero se topó con un equipo que quiere llenar de estrellas su camiseta. El Villarreal recuperó la quinta plaza, las sensaciones tras caer goleado en Balaídos y la convicción de que ya no sólo es un equipo con mucha pólvora arriba, sino capaz de poner el cerrojo atrás y catapultarse hacia la Champions.