LEGANÉS - BARÇA

Yvan Neyou, el centrocampista con cara de enfadado que a veces oculta su profesión: "He mentido, no quería que la gente supiera que soy futbolista"

El jugador camerunés del Leganés atiende a Relevo a las puertas de recibir este sábado al Barcelona.

Yvan Neyou, en la Ciudad Deportiva del Leganés. /Salvador Fenoll
Yvan Neyou, en la Ciudad Deportiva del Leganés. Salvador Fenoll
Isabel Pacheco

Isabel Pacheco

Yvan Neyou (Douala, Camerún, 28 años) estaba desencantado con el fútbol cuando una llamada del director deportivo del Leganés, Txema Indias, lo cambió todo. "Estaba en una etapa de mi vida donde buscaba un sitio donde volver a disfrutar del fútbol. Había perdido esa competitividad y esa esencia que te hace levantarte todos los días para ir a entrenar. Estaba en ese mood y fue ahí cuando apareció el Leganés. El venir aquí me ayudó mucho y por eso voy a darlo todo para salvar a este club. No me voy a dejar nada dentro", confiesa el centrocampista camerunés en un encuentro con Relevo. Procedente del Saint-Étienne, el mediocentro llegó a Butarque en calidad de cedido el curso 22-23. Traspasado definitivamente solo una campaña después, Neyou tendrá que trabajar duro este sábado para frenar las embestidas del Barça en la primera de las ocho finales que el equipo de Borja Jiménez disputará para mantenerse en Primera.

Neyou, sobre su carácter dentro del campo. Salvador Fenoll

Para ello se enfundará el traje de tipo duro y pondrá una cara que nada tiene que ver con la que luce cuando no hay un balón de por medio. "Cuando estoy en el campo parece que siempre estoy enfadado, pero fuera no soy así. Me pongo así porque necesito estar concentrado para activarme. Es mi forma de ser y siempre tengo esa apariencia cuando tengo que competir a muerte. De pequeño eso me trajo muchos problemas con compañeros. Ellos jugaban al fútbol por placer y para mí no era tanto así. Me ponía a gritar mucho y ellos no entendían el porqué. En el campo es mejor no hablar conmigo porque a veces he dicho cosas que no pensaba o he tenido comportamientos que no era yo", cuenta. Eso sí, cuando el árbitro pita el final, la sonrisa le ilumina de nuevo el semblante. Porque las cosas que pasan en el campo se quedan en el campo. "Si luego fuera me encuentro a un rival con el que he tenido algún problemilla, le doy la mano y le digo: ''¿Te acuerdas de ese día?".

Nacido en Camerún pero criado en Francia, -toda su familia sigue viviendo en París-, su carácter guerrillero nada tiene que ver con la personalidad de su ídolo y que casualmente vistió los colores azulgranas: Andrés Iniesta. "Veía muchos partidos suyos por Internet y vídeos en Youtube. Cuando daban partidos del Barça por la televisión los veía también con mi padre", recuerda. Aunque... un segundo. Neyou hace que nos detengamos porque hay que matizar. El de Fuentealbilla fue un grandísimo referente, pero de ahí a llamarle ídolo hay un paso. "No quiero emplear ese término porque es una palabra que no me gusta. Iniesta no era el único jugador que me gustaba. Luego él es una persona como tú y como yo, ¿no? Tiene dos brazos, dos piernas... Me gusta su forma de ser, de jugar, pero nada más".

Neyou y por qué no dice que es futbolista. Salvador Fenoll

Esa mentalidad de pensar que nadie es más que nadie también se la aplica para sí mismo. En un mundo en el que algunos presumen de ser futbolistas, él prefiere mantener su profesión en el anonimato. "La mayoría de veces no digo que soy futbolista. Hay gente a la que conozco desde que llegué a Madrid y muchos no saben a qué me dedico. Se han dado cuenta porque me han visto en la tele cuando hemos jugado contra el Madrid, el Barça, el Atlético. Pero antes no sabían nada. Si alguien me pregunta, sí que le digo que juego al fútbol, pero si no, ¿por qué se lo voy a decir? También es verdad que hay veces que he mentido porque no quería que la gente supiera que soy futbolista".

Fanático de la NFL y dueño de dos aplicaciones

Cuarto jugador con más minutos disputados de la plantilla del Leganés (2.212'), el fútbol no es lo único en la vida de Neyou. "Cuando me lo preguntaron me expresé mal. No es que no vea fútbol, lo que no veo son todos los partidos. Hay momentos en los que necesito desconectar. Hay cosas más allá del fútbol", aclara un jugador que se convirtió en tendencia en redes sociales al no saber quién era Giuliano Simeone. "Ni sabía que era hijo del Cholo ni sabía cómo se llamaba", pronunció hace unos meses en las entrañas del Metropolitano, instantes después de haberse enfrentado a los colchoneros. "Recibí más mensajes positivos que negativos. No le di mucha importancia", aclara.

Neyou, sobre sus negocios. Salvador Fenoll

Aparte del fútbol, otra de sus grandes pasiones es la NFL. Del deporte americano, además de ser un gran fanático, incluso extrae algunos trucos que luego los aplica en el día a día. "Hay ciertos matices relacionados con la presión que los uso para calmarme antes de un partido y para estar centrado y enfocado", dice. La moda y los negocios también están muy presentes en su vida. "Tengo una peluquería, un bar y dos aplicaciones. Una es de lavado de coches y otra es como para poner en contacto a gente. Imagina que organizas una fiesta y necesitas una tarta de cumpleaños, pues en la App puedes encontrar a gente que te haga la tarta y luego tú vas a recogerla". Por el momento, ambas App solo están disponibles en Francia.

Al país galo Neyou viaja poco. Prefiere el estilo de vida de Madrid y son los suyos los que suelen desplazarse hasta aquí. Este sábado sus hermanos estarán en las gradas de Butarque con la ilusión de que el Lega vuelva a dar la campanada. "El día que les ganamos fue espectacular. Pero luego lo piensas y es verdad que solo fueron tres puntos. Si ganamos al Barça y luego bajamos, ¿de qué sirve?".

Además de los suyos, el centrocampista se reencontrará este sábado con uno de los futbolistas más en forma de Europa: Raphinha. Antes de recalar en el Barça, el brasileño jugó dos temporadas en el Stade Rennais y por eso, en el choque de la primera vuelta, al de Porto Alegre le sonaba la cara del camerunés. "Me miró diciendo: 'Joder, a ti te conozco, pero no sé de qué. Cuando le dije que estuve en el Saint Étienne ya le encajó todo".

Terminada la anécdota, Neyou se despide muy educadamente. Le deseamos suerte y él se marcha camino del comedor entonando el ya famoso "Sí, se puede".