"Guti montó un Cristo...": Zoran Vekic lo cuenta todo sobre un incendio que el fichaje de Beckham provocó en el Real Madrid
El agente del '14' revela detalles de una reunión con Florentino para calmar las aguas por el fichaje del inglés. También cuenta qué pasó en las salidas de Del Bosque y Fernando Hierro.

"Esto no sé si lo puedo contar". La duda de Zoran Vekic (Belgrado, 71 años) muda en cebo para el periodista, que siente el mismo cosquilleo que un niño ante la prohibición de meter los dedos en un enchufe. El silencio media casi como un ruego. Al cabo, el serbio se pliega: "Bueno, ya ha pasado tanto que no importa". Si en la primera parte de la entrevista el que fue rey de los representantes repasó su carrera y desveló varios secretos de sus mercados, para este segundo acto quedaron algunos episodios que marcaron un verano, el de 2003. Uno de los periodos más intensos para el agente y dos futbolistas de su cartera como Guti y Fernando Hierro. Fueron meses de incertidumbre en el caso del genio de Torrejón y de despedida para el que fuera primer capitán del Real Madrid.
Para entender lo que sucedió con el mítico '14' debemos mirar primero hacia Mánchester y Barcelona. Esto ofrecerá el contexto suficiente para un lío que acabó en una renovación de contrato. David Beckham, jugador del United y el más mediático del momento, se convirtió en la baza de Joan Laporta para ganar las elecciones al Barça. El entonces abogado y aspirante anunció un acuerdo con el club británico para firmar, en caso de salir elegido presidente, a una estrella que anhelaba el Madrid. También lo hizo el Manchester, con un comunicado el 10 de junio. "Si el Madrid quiere a Beckham tendrá que pasar por nosotros", llegó a decir el candidato Laporta dos días después. Nada era tan real como se pintó. La agencia de Beckham negó el pacto y cinco días después fue el club blanco el que presumió de haberse llevado al agua al inglés, que siempre quiso desembarcar en Chamartín.
El fichaje, que venía a completar la galaxia que había proyectado Florentino Pérez, fue una revolución para la entidad a nivel de imagen, con la apertura de una ruta de la seda hacia los mercados asiáticos, pero tuvo efectos secundarios en el vestuario. En primer lugar, por el momento en el que se comunicó la llegada, con el Madrid jugándose la Liga. Aquello no sentó bien a los pesos pesados, a los que Jorge Valdano, director general deportivo, explicó que la contratación no se podía demorar más. Y en segundo término, su entrada en el equipo titular implicaba un obstáculo de enorme tamaño para jugadores como Guti. "Cuando el Madrid fichó a Beckham, el nene (Guti) montó un Cristo...", confiesa a Relevo Zoran Vekic, que era su agente.
El enfado fue público. Incluso Valdano habló abiertamente de ello con la Prensa. "No está feliz con esta situación", reconoció el directivo, que anunció un encuentro con el jugador para aplacar los ánimos y transmitirle el calor del club. Lo que pasó en esa reunión lo cuenta ahora el representante del '14'. "Un día, en junio, me llaman del Madrid y me dicen: 'Comida con Florentino y Valdano'. Uf. Voy al entrenamiento a por Guti y le digo: 'Te voy a decir una cosa: no te líes. Porque es una comida. Deja al menos una hora, no te despaches en cinco minutos porque estás muerto. Déjalo, repósalo...'. El año anterior el Milan vino a por él y no se quiso marchar. Pero ahora con Beckham... El caso es que Florentino empezó a hablar y a decirle muchas cosas: 'Tú eres de la cantera, tranquilo que todo el mundo va a jugar, tú siempre al principio no juegas pero luego sí... Tu representante Zoran luego quiere meterte en una operación, pero el club...'. Yo le respondo: 'Presi, es todo lo contrario. Yo siempre digo que lo más difícil es entrar en el Madrid y lo más fácil es salir'. Yo no quería sacarle del Madrid y Guti se lo confirmó", narra Vekic.
Fue cuando el serbio, que ya se había convertido en un metrónomo perfecto para salir con tajada de los cónclaves, depositó sobre la mesa una sugerencia, algo así como la prueba definitiva para comprobar si Florentino era franco o, en cambio, sus argumentos pretendían únicamente apagar un incendio y salir del paso: "Entonces yo le propongo a Florentino: 'Presi, si dices todo esto sobre el nene, es fácil. Nos quedan dos años de contrato, ¿por qué no le renuevas?'. Valdano, callado. Florentino mira a un lado y de repente le dice: 'Jorge, mañana te pones con Zoran y le renuevas'. Y así sacamos dos años más. Fue un poco pique", sonríe Vekic al recordar la escena. Esa temporada 2003/04, Beckham jugó 4.033 minutos y Guti acabo siendo importante (2.865'). Lo continuó siendo hasta su salida del Real Madrid, en 2010.

El de Torrejón era un jugador extraordinario y un tipo singular. Uno de esos genios que sólo obedecen a sus musas y que ven los márgenes como líneas líquidas. Tan artista como impredecible. "¿Cuántos quebraderos de cabeza te dio Guti?", se le pregunta al que fue su mano derecha. "Te voy a decir una cosa. Yo era muy crítico con él. Yo le decía: 'Nene, ¿qué quieres hacer? Eres un jugador con un talento que no tiene nadie y el talento no se aprende, naces con él. A ver, un jugador físico no vas a ser. Makelele no vas a ser. Pero tienes que ser listo, en situaciones complicadas dar un pase más fácil'. Me decía: 'Zoran, no puedo. Yo soy Jose y si tengo tres soluciones tengo que buscar la mejor y si fallo, fallo'. Esto al final provocaba que a veces que el ambiente del Bernabéu se enrareciera con él", dice Vekic antes de intentar maquillar la fama de animal nocturno que tenía el madrileño mientras otros cardaban la lana: "Él no era muy de salir ni muy golfo. Bueno, como todos. Te puedo decir jugadores que eran... Pero no voy a nombrar a nadie. Guti se casó con 21 años. A ver, él salía como salían todos. Si le hubiera pillado hoy como jugador no se le vería. Hoy no salen por la cantidad de medios, de redes sociales. Es complicado".
El terremoto con Hierro y el dedo hacia abajo con Del Bosque
Aquella comida a cuatro bandas (Florentino-Valdano-Guti-Vekic) sirvió para reconducir a ese río desbordado que solía ser el de Torrejón. Sin embargo, el club se encontró pocos días después con otro arrebato que no acabó del mismo modo. En medio de la fiesta por la conquista de la Liga, Fernando Hierro explotó y ahí acabó su carrera en el Real Madrid. En su momento, pocos entendieron qué pasó para llegar a ese extremo y han sido muchas las versiones de aquella noche de cuchillos largos en el restaurante Txistu. Zoran Vekic, entonces representante del capitán, enciende la luz y llama a los taquígrafos. "Uf, muy duro, no hubo manera de convencerle. No hubo forma. ¡Ya habíamos renovado con el Real Madrid! Pero no habíamos firmado. Yo le dije dos o tres meses antes de que sucediera lo que sucedió: 'Fernando, hay que firmar'. Y él me decía: 'Yo me fío'. Y al final...", dice como entremés.

Día 23 de junio de 2003. El Madrid ganó al Athletic en el Bernabéu (3-1) y se proclamó campeón de Liga. En plena fiesta comenzaron a caer las fichas de dominó. "Cuando terminó el partido entró Florentino al vestuario con un periodista. Y Fernando no quería que estuviera ahí. No es que le echara, pero... Le dijo algo así como: 'Por favor, presidente, sal, este momento es nuestro, y más con otra persona aquí'. Luego todo comenzó a tensarse. 'No lo vamos a permitir, yo soy capitán...'. ¡Y se lo decía a Florentino! Se lio muy gorda. Luego fuimos al Txistu. Era imposible convencer a Fernando de que fuera al día siguiente, como capitán, al recorrido por las instituciones. 'Florentino te va a cortar la cabeza', le decía. Estuvimos hasta las seis o las siete de la mañana convenciéndole". Aunque el serbio hizo de gota malaya, el gran responsable de que la afición viera a Hierro con la Liga por las calles de la capital fue otro: "Pedro Chueca, el mítico fisioterapeuta, que era muy amigo suyo. Y mío. Al final, Fernando fue a la celebración pero no hubo arreglo y se marchó". Tras 14 temporadas protegiendo el área del Real Madrid se fue al Al-Rayyan de Catar. Allí permaneció un año. Acabó su carrera como jugador en el Bolton, en 2005.
Esa misma noche de festejos, la plantilla no sólo se llevó el disgusto de ver cómo su capitán, probablemente, dejaría de serlo. Sino que supo que el entrenador que les había llevado a cantar otro alirón, el mismo que había ganado la Octava Copa de Europa y la Novena, saldría también del club. Una situación incomprensible para la mayoría de jugadores, prensa y aficionados. Vicente del Bosque, el hombre que tenía las llaves de La Fábrica, que moldeó el carácter de tantos chavales, que sirvió de apagafuegos hasta convertirse en el mejor entrenador para ese equipo, salía por la puerta que le abrió Florentino.
Su caso no tuvo nada que ver con el de Hierro. Fueron dos carpetas independientes que se cerraron casi al mismo tiempo. Vekic ofrece una versión hasta ahora poco conocida: "¿Sabes qué pasó con Del Bosque? Pues que semanas antes el Madrid le dijo que fuese a renovar el contrato. Por primera vez, él había cogido un representante. Vicente contestó: 'Vale, llamad a mi representante y lo arregláis'. Y ya no tuvo respuesta, no le renovaron. Por ese gesto". Pocos meses después de aquella marcha dolorosa, el salmantino manifestó: "Desde un tiempo antes de que ocurriera, yo ya me la veía venir. Sentía que mis días estaban contados en el Real Madrid. No tengo que pensar en otras cuestiones que no tengan que ver con el deporte. Yo me fui con la conciencia de haber hecho las cosas bien. Tal vez algunos pensaron que había algún síntoma de agotamiento, cosa que para mí no fue así". Los caminos se separaron y hoy, más de 20 años después, cada uno camina por su lado.