LEVANTE-ALAVÉS

Alberto García y su fórmula tras cuatro ascensos a Primera: "No recomiendo vídeos emocionales"

Disfrutó de cuatro momentos de los que "te cambian la vida". Ahora los analiza como comentarista. Sabe bien de lo que habla.

Alberto García charla con Relevo./RELEVO
Alberto García charla con Relevo. RELEVO
Sergio Sánchez

Sergio Sánchez

"¿Papá, cuándo ascendemos otra vez?", le preguntó el pequeño Ander a Alberto García (Barcelona, 1985) tras subir con Getafe y Rayo. "En el cuarto ascenso, antes de que me hablase, le dije: 'Ander, no me lo pidas más porque esto se acaba aquí'", confiesa emocionado su padre. Esa última escena se vivió sobre el césped de Montilivi, donde el cancerbero del Rayo se despidió del balompié con uno de los éxitos más grandes que puede lograr un futbolista profesional: llegar a Primera.

"Yo no he tenido la oportunidad de ganar un título, pero cuando vas por la calle en el autobús es como si hubieras ganado uno muy importante", así recuerda su primer salto a la élite Alberto. Fue en Gijón y constituyó un gran aprendizaje que le llevó a llegar otras tres veces más, dos con el Rayo Vallecano, a la máxima categoría.

"He visto muy poquitas veces que en un equipo de final de playoff o que ascienda, sus jugadores no tengan mínimo un par de años de buen recorrido en el fútbol"

Alberto García Comentarista y ex guardameta

"Ese verano lo asimilé", confiesa. "Cuando pasas por ese proceso, te cambia la vida. Lo vi reflejado en el primer ascenso, con el Sporting. Pero no solo le cambia la vida al que juega, sino a todos los que van en el barco", añade antes de enumerar los beneficiarios: "Los clubes, por lo que representa a nivel económico o institucional; la afición, porque es posiblemente lo más cercano a ganar un título; el futbolista, porque ese verano te das cuenta de que eres jugador de Primera División".

Alberto García charla con Relevo.RELEVO

Ese cambio de categoría abre al futbolista un nuevo camino en su carrera: "Sales al mercado el año siguiente como jugador de Primera". ¿Y en qué se traduce eso? "He visto muy poquitas veces, te diría que prácticamente ninguna, que en un equipo de final de playoff o que consiga ascender, sus jugadores no tengan mínimo un par de años más de buen recorrido en el fútbol. Sin embargo, sí he visto jugadores que no han subido y han tenido al año siguiente dificultades para encontrar equipo. Fíjate lo que te puede llegar a cambiar".

En este punto, Alberto incide en cómo ese beneficio colectivo implica ir aprendiendo la importancia del grupo. "He vivido ascensos teniendo la posibilidad de disputar muchos minutos, otros formando parte del proceso, y también de vivirlo sin jugar un partido prácticamente, por lesión. Todos, han contribuido a ayudarme en mi carrera deportiva y profesional", asevera.

De forma natural, la unión del colectivo alcanza su punto álgido en los partidos decisivos por el ascenso. Aunque pueda resultar paradójico, si las convocatorias o alineaciones pueden mermar la confianza entre plantilla y entrenador a lo largo de la temporada, en el momento más complicado esas emociones harán piña. "Cuando llega el final, el playoff, todo el mundo se siente parte del proyecto y para el entrenador es más fácil gestionar las emociones del colectivo. Todo el mundo ve que hay una recompensa: un salario que se doble, una prima colectiva o individual, un año con una ciudad recordándote detrás que eres parte del proyecto… El premio es muy grande".

Si se asciende, entre los que jueguen o no, "no se ve una mala cara en ese día". Después, llegará el momento de valorar hacia dentro si cada uno ha podido hacer algo más a lo largo de la temporada. Una autocrítica necesaria después de comprobar que el premio es colectivo y que "un ascenso cambia vidas".

"En partidos así, jugadores con esa madurez o experiencia, que saben pasar momentos complicados sin que te consuma la emoción, son básicos"

Alberto García Comentarista y ex guardameta

Alcanzar esa gigantesca recompensa pasa por los pies, pero en gran parte también por la cabeza. Por eso, tener jugadores que sobre el césped y en el vestuario manejen con frialdad la situación es clave. "Recuerdo, a bote pronto, a Jorge Molina, Dani Pacheco, Cata Díaz o Portillo. El once titular al completo de esa final entre Getafe y Tenerife tenía ese don. Yo no la jugué y antes de salir por el túnel de vestuarios, pasé por delante de ellos. Vi que estaban deseando jugar, afrontar el reto. Me senté y lo tuve claro: 'Nos van a subir'". De entre todos, ya durante el partido se queda con "la entereza del Cata Díaz cuando había que proteger el resultado, llamaba la atención. Jugadores con esa madurez o experiencia, que saben pasar momentos complicados sin que te consuma la emoción, son básicos".

En referencia a la actual final entre Levante y Alavés, resalta a dos jugadores que pueden tener un papel fundamental sobre el césped o desde el vestuario: "Vicente Iborra y Salva Sevilla han demostrado lo que son en esos momentos. Veremos si Salva está o no en el campo, pero en cualquier caso aportará. En cuanto a Iborra, se le ve desde fuera. Son jugadores que están por encima de la parte emocional, compiten sin mirar el partido desde las consecuencias que puede suponer asumir esa responsabilidad. Saben llevarlo donde quieren, sin que se les note esa mochila de decir: 'nos estamos jugando todo un año y la ilusión de un club'.

"No recomiendo esos vídeos emocionales tan intensos antes de un partido así. He visto derrumbarse a compañeros muy fríos. Ya bastante tienes como para encontrarte más presión"

Alberto García Comentarista y ex guardameta

La extra motivación, advierte Alberto, puede volverse en contra. Debe ser en la medida justa, porque puede tener efecto boomerang. "No recomiendo esos vídeos emocionales tan intensos antes de jugar algo tan importante", afirma tajante. Y prosigue: "Yo recuerdo que los dos últimos vídeos emocionales a tope no nos fueron bien ni a mí ni al grupo. Se pueden poner en otro momento, pero yo no los pondría previamente a un partido en el que te juegas mucho. Recuerdo los dos episodios. En uno, salimos al campo llorando; en el otro, no salimos llorando porque nos lo pusieron en el hotel. El resultado prefiero no recordarlo", apostilla con un toque de humor.

"Éramos jugadores con algo de inexperiencia en ese momento y ya bastantes emociones tienes para que encima te encuentres a los seres queridos de cada jugador contándote sus dificultades o mensajes de superación de cada uno", relata, para concluir con una afirmación que hace reflexionar sobre el uso de esta técnica: "Me emociono al hablar de esto porque he visto derrumbarse a compañeros muy fríos".

Alberto García charlando con Relevo.RELEVO

Las palabras de Alberto no significan desdeñar ese recurso como forma de motivación, "pero hay que elegir bien el lugar y el momento". Bien usados, fomentan "la empatía y forjan ese vínculo personal. Así aprendes a entender por qué tiene tal o cual esos comportamientos. Muchas veces he escuchado eso de 'este jugador no se adapta'. A lo mejor hay una guerra civil en su país o pasa una situación personal difícil. Por eso, creo que es bueno acercarte emocionalmente, pero hay que elegir bien cuándo. No es el momento de descubrir lo que siente y cómo es la familia o el entorno del compañero el último día, y más jugándote lo que te estás jugando. Antes, sí puede ayudar".

Controlar el aspecto mental debe ser el paso previo a centrarse en el eje principal: el partido. "Andoni Iraola era un entrenador que buscaba centrarse en el juego frío y escapar de lo emocional", señala destacando el aprendizaje de su último entrenador. "He tenido compañeros que se abstraen de toda esa presión y responsabilidad porque se centran en jugar el partido. Cuando la mente y la cabeza se alejan mucho de la realidad, lo aprendí de varios coach, complican el momento. Los jugadores que saben centrarse en el juego y abstraerse del entorno consiguen volcar todo en ese punto necesario de intensidad y entrega, lo convierten en positivo". Un proceso que requiere de aprendizaje y experiencia para ver "jugar al fútbol también desde lo racional, desde un plan de partido que te marca el entrenador". La conclusión, la tiene clara: "Si nos vamos a la emoción y a las típicas frases de entusiasmo, 'huevos' y otras que no quiero decir, nos perdemos… en el fútbol hay más, mucho más".

En esa organización del juego, el propio Alberto descubrió cómo ir creciendo con sus diferentes entrenadores. Lucas Alcaraz le otorgó en el momento más necesario una confianza a la que siempre estará agradecido, mientras que posteriormente Paco Jémez y Míchel consiguieron que "disfrutara de atacar". Una nueva tarea que tiene la siguiente base: "Que te hagan entender que eres el primero para meter gol en la portería contraria, que te necesitan, me hizo tener una nueva perspectiva. Míchel y Jémez son entrenadores 'creyentes' y a mí me hicieron creer". Esa nueva dimensión de su labor, le llevó incluso a cambiar su preparación en Vallecas: "Yo planteaba los partidos previamente con el equipo técnico del Rayo fijándome no en cómo me podían hacer daño en la portería, en perfiles de jugadores, penaltis, cómo atacan… sino que me desgastaba mucho en ver qué jugadores me podían saltar a la presión. Míchel me hacía ser el primer jugador en ataque y el encargado de buscar al hombre libre. Lo disfruté una barbaridad".

Por sus ojos, van pasando las retransmisiones de esos ascensos, de los cuales ahora disfruta al otro lado de la pantalla. "Ascendí en Montilivi y a los cuatro días estábamos haciendo juntos un partido precisamente en Montilivi", comenta entre mutuo aprecio. "En dos años que llevo me ha sorprendido la cantidad de tiempo que le dedican muchos profesionales, mucho más del que te piensas cuando estás en el verde", resalta sobre su papel como comentarista televisivo en Movistar+ y LaLiga. La forma de entender su nuevo rol pasa por "convertir esta responsabilidad y confianza en horas de preparación, para intentar hacerlo lo mejor posible. No se trata de jugar a qué va a pasar, no intento hacer de entrenador, sino a qué está pasando. Yo sé lo que representa todo lo que puedas comentar y el impacto en los profesionales. La forma de mostrar respeto es prepararlo al máximo. Hay muchas plataformas y herramientas para poder deducir hacia dónde va a ir". Tras colgar las botas hace un par de años, "esta es la profesión que más se acerca a jugar o entrenar".

El próximo partido al que le tocará poner voz será el duelo decisivo entre Levante y Alavés en Orriols, "posiblemente una de las finales más parejas que se han disputado", y donde "un gol puede hacer mucho daño, porque ambos saben sufrir y gestionar un marcador a favor". Quien consiga el ascenso, vivirá un momento inolvidable: "cuando asciendes en playoff, el hecho de que el camino sea tan duro, con tanta emoción y en tan poco tiempo, te da la sensación de que has conseguido un extra. Muchas veces parece que quien asciende por playoff consigue un triunfo mayor que el primero o segundo".

Alberto García charla con Relevo.RELEVO

La guinda serán esos instantes que Alberto García ya vivió con su hijo Ander como protagonista. "Se fue hacia el fondo en Getafe, iba vestido con la ropa del equipo y se puso a hacer gestos a la grada. Le jaleaban y se sentía un jugador más", rememora orgulloso. Era junio de 2017 y papá acababa de conseguir otro ascenso.